COMITAN ES UNA CIUDAD CON UN PASADO histórico hermoso. Cada templo, cada casa y cada calle guardan un recuerdo imperecedero de sus grandes luchas por la soberanía, y atesora dentro de sus páginas los más nobles sentimientos hacia una organización libre y soberana, aunados en los principios de México y Chiapas.

Hasta el año de 1948 Comitán era una ciudad llena de tradiciones, con costumbres religiosas arraigadas, tranquila por las noches. Casi toda la gente se conocía y se visitaba; todos se ayudaban en sus mutuas penas y alegrías, y se puede decir que la población era como una gran familia que gozaba con sus fiestas de cumpleaños, bodas y bautizos; con sus ferias y paseos de campo los domingos; con las vacaciones en las fincas y ranchitos o las temporadas al llegar las cosechas, las tapiscas, las moliendas o las hierras, tiempo de marcar los animales, tan llenas de alegría.

Las calles estaban empedradas y los techos con teja de barro cubrían con sus soleras hasta media banqueta. Éstas se pavimentaban con lajas lustrosas o piedras de río, en forma de bolas. En cada orilla crecía el zacatito, formando bandas de verdor que se mandaban a quitar cada año. Otras calles eran de pura tierra, en las orillas de la ciudad, donde estaban las casas de la gente humilde, todas rodeadas por sus huertos frutales y con flores por doquier.

Por las calles transitaban mulas, caballos y burros cargando carbón, leña, cal, tablas, tejamanil, todo traído e las rancherías vecinas para su venta.

En ese año de 1948 llegaron las compañías constructoras de caminos El Águila, y La Azteca. Venían a construir la carretera, el extremo sur de un camino que debía atravesar México de una frontera a la otra; una carretera, la Panamericana, que algún día llegaría desde alaska hasta la Tierra del Fuego. El cambio fue notorio. Llegó el progreso y llegaron con él nuevas costumbres. Se hizo ya fácil el traslado de materiales y mercancías. En ese mismo año don Rubén Morales Trujillo puso la primera gasolinera, al borde de la carretera.

Los muebles de baño, como los escusados de tipo inglés y los lavabos, suplieron la letrina con hoyos y el aguamanil de fierro o madera, con su vasija y jarra de peltre o porcelana; después llegaron los refrigeradores y las estufas dejaron atrás los fogones de leña o de hornillas; materiales de construcción como la varilla, el cemento y los mosaicos y azulejos sustituyeron a los adobes, los ladrillos y las tejas por rejas de fierro. Poco a poco el tipo de construcción fue cambiando, las casas crecieron a dos, tres, cuatro pisos, con muebles modernos. Se cambiaron las camas de latón o de madera por un box spring, el confidente y las mecedoras de junco fueron desplazados por pullmans, los roperos de luna hicieron sitio a los clósets.

Para fines de 1950 ya estaba terminada la carretera hasta El Ocotal, hoy Ciudad Cuauhtémoc, en la frontera con Guatemala, aun que el tramo hasta San Cristóbal siguió siendo de terracería. El precio de las cosas fue subiendo con la llegada de los camineros, como se les decía. Ya se podía llevar a vender a San Cristóbal y a Tuxtla Gutiérrez, ya se podían traer detergentes, dibras, productos de belleza, telas de plástico.. hasta la forma de exhibir las mercancías cambió.
 


No hay barrio de Comitán que no tenga su propia tradición. El de Santo Domingo está en el centro mismo de la ciudad.

Durante la feria, era costumbre de los indígenas traer sus muletos a bendecir y era costumbre de la gente ir a verlos. Luego de rezar en la iglesia, cargados de velas, compraban un santito que amarraban a la cola de su bestia. la azuzaban para que saliera corriendo por la calle y cuando se quedaba ya quieta y mansa, era señal de que estaba bendita.

COMENTARIOS

 

Tags: , , , , ,