LA LAGUNA VERDE EN COAPILLA
Leyenda

Cuentan los abuelos que cierta vez, ya hace mucho tiempo, existía un pozo el cual servía de sustento a una familia. La familia estaba conformada por tres personas, el papá, la mamá y la hija. El señor al morir su mujer se consiguió otra esposa la cual llevó a vivir con ellos. La niña veía a su madrastra como alguien muy mala, y sí, si era cierto porque la maltrataba mucho. Cierta vez el señor se fue a trabajar muy iejos y tardaría en regresar, fue así que la niña se quedó sola con su madrastra.

A la niña la mandaban siempre a traer agua de pozo con un cántaro de barro el cual llenaba de agua para los quehaceres de hogar, pero la niña siempre rompía el cántaro. Y si la mandaban otra vez, otra vez rompía el cántaro; ya de tanto la señora se cansaba y le pegaba a su hijastra. A la madrastra no le convenía que siempre que se iba a traer agua la niña rompiera un cántaro, por eso ya de tanto hizo un canasto para que trajera el agua.

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

La niña al traer agua con el canasto se le salía toda y cuando llegaba a su casa no tenia nada. La madrastra sabiendo que era imposible traer agua con el canasto le seguía pegando. La niña al no saber qué hacer decidió tapar los agujeros del canasto con lodo, pero todavía se escurría el agua. De tanto, la niña comenzó a llorar y llorar. De repente se le apareció un señor de muy alta estatura y muy bien vestido.

Le preguntó: ¿por qué lloras? Y la niña contestó: es que mi madrastra me regaña porque rompo los cántaros, y ahora ya no me dio cántaros, me dio un canasto lleno de agujeros. Pero eso no es problema, llena de agua el canasto y verás que no se saldrá el agua, dijo el señor. De esa manera, la niña llevó el agua con su madrastra y ya no le pegó, pero le regañó más por llegar tan tarde a su casa.

La niña volvió al día siguiente al pozo y de nuevo se encontró con el señor. El señor le dijo: veo que aun así te regañó. Mejor ven conmigo; en mi casa no te regañaran, ni te maltrataran, allá tu serás la reina. La niña no lo pensó dos veces y acepto ir con el señor. Entonces la niña cerró los ojos y apareció en una finca, vio borregos, caballos, vacas, gallinas y también personas que conocía y ya habían muerto.

Entonces la niña estuvo muy contenta. Luego, el papá de la niña regresó del trabajo y le preguntó a la madrastra dónde estaba su hija, la mujer solo dijo que vio cuando se estaba ahogando en el pozo. El señor regañó mucho a su mujer y luego se fue a llorar al pozo. De pronto el hombre apareció de nuevo y le pregunto: ¿por qué lloras? Y el señor contestó: es que mi hija se ahogó en el pozo y mi mujer no hizo nada.

No te preocupes, dijo el hombre. Tu hija está conmigo en mi rancho, cierra los ojos y verás que estarás con tu hija. Entonces elseñor cerró sus ojos y apareció donde estaba la niña. El padre quizo llevarse a su hija pero el señor alto no se lo permitió, a cambio de ella le dio un cofre lleno de dinero y le advirtió que no lo abrazará antes de tres días y que no lo viera su mujer.

Entonces el señor se fue a su casa y no le dijo nada a su mujer; pero la mujer se llenó de curiosidad y abrió el cofre, fue así que todo se convirtió en un enjambre de avispas. Por lo tanto, la niña se quedó con el hombre para siempre. Se cree que el pozo fue creciendo junto con la niña, hasta convertirse en una inmensa laguna, “la laguna encantada”.

Más misterios de la laguna verde

De la laguna verde empezaron a salir de unos muñecos de madera y unos hombres que se convertían en puercos gigantes a los que llamaron “tzuyoyas”, quienes perseguían a la gente.

Había en la iglesia dos santos crucificados a los lados del santuario: Dimas al lado derecho, representando el bien, y Gestas a la izquierda, representando al mal. Todos los brujos le rezaban y le llevaban ofrendas misteriosas. El anciano don Nicanor rezaba todos los días a Dimas, quien le indicó que para salvar a los niños y mujeres de la amenaza de los “tzuyoyas” deberían tomar una piedra, hacer la señal de la cruz y arrojársela.

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

La gente le obedeció y empezaron a desaparecer los monos de palo y los puercos gigantes; para terminar de una vez con esas fuerzas del mal, mandaron a traer al señor obispo quien bendijo la laguna.

“Cuando era niño –cuenta un anciano– me mandaron por agua a la laguna, pero me sorprendí mucho cuando, al sumergir el cántaro para llenarlo de agua, saltó un pez de oro, de legitimo oro, entrando al recipiente. Le tuve miedo y lo deje ir. Las personas a las que le comenté lo que había hecho con el pez, me dijeron que había soltado mi suerte”.

Hasta la fecha es misterio para muchos, el hecho de que islotes flotantes (hasta de 30 x 10 metros aproximadamente) recorren a lo largo y ancho de la laguna.

Unos atribuyen este fenómeno al “encanto” de la laguna y otros aseguran que anuncian “mal tiempo”. La verdad es que siendo pequeños islotes, están cubiertos en su mayor parte por plantas (carrizos) que alcanzan hasta 4 o 5 metros de altura en cuyas hojas choca el aire procedente de norte o del sur, siendo esta fuerza la que hace que el islote se mueva siempre en la misma dirección del viento.

“Recuerdo que cuando éramos chamacos –cuenta otra persona de esa localidad–quisimos quemar un tapesco de ese zacate (el monte del islote) con la lumbre de orilla de palma que fuimos a traer. Hice una escoba para prenderla y acercarla al tapesco, cuando vimos que el zacate se fue retirando ¡como si hubiera visto que lo íbamos a quemar! como ya no lo alcanzaba le tire la escoba y se incendió el zacate, con una tronazón que daba gusto, huyendo de nosotros”.

El 27 de agosto de 1952, cuando era presidente don Humberto Urbina Camacho, cayó en la laguna verde una avioneta, eran como las nueve de la mañana.

Las personas llegaron, tomaron unas lanchas y se dirigieron a rescatar a los sobrevivientes, entre los que estaba el Dr. Samuel León Brindis, quien años después, al ser gobernador, en agradecimiento al pueblo que lo auxilio, dotó a este municipio de agua potable y mandó a construir la carretera de terracería que actualmente los comunica con Copainalá. Tal vez esa sea la suerte que les ha traído la laguna, dicen.

Información retomada de RODOLFO ESTRADA CRUZ Y JONATHAN LÓPEZ SÁNCHEZ (http://f1-preview.runhosting.com/coapilla.com.mx/6.2%20Leyenda%20de%20la%20laguna.htm)

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