Este enigmático templo es de estilo colonial, compuesto de una sola nave con techo de dos aguas, cubierta con teja de barro cocido. Con una gran puerta con arcos policromados, que cuando se abre, permite ver el altar principal dedicado a San Juan Bautista. La nave no cuenta con bancas para sentarse puesto que los fieles oran de rodillas y es la única iglesia para toda la comunidad. Su característico estilo prevalece a lo largo de la América Central en las pequeñas poblaciones.

En culto religioso que aquí se profesa es un sincretismo de tradiciones, con una gran intensidad en sus rituales. Los santos están distribuidos a lo largo de la nave y en algunos casos mirando hacia la pared, como castigados. Incienso, pino y el aroma de las velas siempre encendidas aumentan el misticismo.

Este bello y pintoresco templo es uno de los centros ceremoniales más importantes de la comunidad tzotzil. Su fachada es de un ingenuo estilo popular que muestra su entrada con arcos remetidos, decorados con flores cuadripétalas y círculos labrados pintados de vivos colores. La fachada se remata con una espadaña de tres claros y en el interior se pueden apreciar interesantes esculturas de santos y santas católicos, muchos de ellos vestidos a la usanza indígenas y adornados con cintas tejidas y espejos.

Está prohibido tomar fotografías del interior de la iglesia y de las ceremonias religiosas.

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