Con una mirada de nostalgia, parado sobre el techo de su propia celda, Fernando observaba aquellas blancas nubes en el horizonte, inspirado, encendió la pequeña cámara digital que le habían prestado, le realizó los ajustes necesarios, buscó el mejor encuadre y capturó esa imagen que para él representa esa libertad que tanto anhela, “puedo entender que puedo estar encerrado en cuatro paredes pero me siento libre tomando fotos”.

Al igual que Fernando, 19 jóvenes más recluidos en el Centro de Internamiento Especializado  para Adolescentes (CIEA) de Berriozábal, mejor conocido simplemente como Villa Crisol, formaron parte de un proyecto realizado por dos alumnos de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH).

Del 5 de febrero de 2012 al 25 de marzo del presente año, Adrián Miranda y Gustavo Vargas, acudieron cada fin de semana a impartir el taller “Fotografiando mi realidad” que les serviría para desarrollar la tesis colectiva denominada “La fotografía como herramienta de comunicación para la inclusión y el desarrollo social de los jóvenes internos de Villa Crisol”.

“Optamos por la fotografía debido a que puede crear puentes entre extraños, ser testimonio de una realidad desconocida y estimulo de la creatividad para que documenten, compartan y reflexionen por medio de lo visual” mencionan los actuales licenciados en Comunicación.

Ucciel, quien fue uno de los alumnos, dice que una de las fotos que más le gusta es donde posan para la cámara con un manto negro de fondo, en esa foto todos están abrazados “para mí eso expresa, quiénes somos, a dónde vamos y qué queremos hacer en la vida”. Entre los objetivos de este taller estaban el fomentar por medio de la fotografía valores universales como la libertad,  justicia, respeto, tolerancia, paz y fraternidad.

Los ahora estudiantes de la maestría en Estudios Culturales de la UNACH, mencionan que aparte de motivar el desarrollo de la creatividad y la expresión en los jóvenes internos, también se enfocaron en enseñar fotografía como una opción de empleo, en referencia a eso Leiver manifiesta que “me puede servir para que allá fuera sea alguien de bien”.

Esta experiencia les permitió a los integrantes del taller demostrar su talento y capacidad de creación, ellos reinterpretaron su realidad y dieron testimonio de su existencia, pero esto no termina ahí, los jóvenes unachenses pretende llevar este proyecto a más centros de readaptación del estado de Chiapas.

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