En el parque, durante los días de la feria del 1 al 5 de agosto había serenatas de gala, con las marimbas de la localidad que tocaban en el kiosco. Globos, cohetes y el último día, toros de petate, juegos de cañas, en los cuatro lados del parque y un vistoso castillo traído de Chiapa de Corzo. Las kermeses con venta de confeti, ramitos de flores que las señoritas prendían en las solapas de los trajes de los caballeros, cárcel, casamientos, etc., éstas se hacían para recabar fondos para fines benéficos como la casa de salud, la cárcel, etc., el parque hermoso con su arboleda de pirules, entre cuyas ramas se veían las estrellas de un espléndido cielo de verano, alrededor del parque; venta de curtidos, puestos de zacatecas, tiro al blanco, loterías, y donde “la Vito”, cenas con riquísimas enchiladas y ponches; en el día, ventas de frutas, en la plaza donde las gradas de los portales servían de asiento a las vendedoras de nanches, que traían los totiques, de San Bartolomé, así como chiles rojos; de Socoltenango, llegaban las cañas blancas, cebollas, manías, maíz de guineo, y en los puestos de San Cristóbal, de las zacatecas, duraznos pasa, confites, corozos, cofrecitos pintados, trepatemicos maromeros, todo elaborado en la ciudad de San Cristóbal, así como bolsitas con semillas medicinales, alucemas, linaza, cebada, rosa de castilla, pumpumflor y aromáticos manojos de tomillo y orégano.

En esta feria, en el patio de toros y después barrio de Yalchivol, se vendían bestias mulares, muletos, machos y mulas que venían de las fincas y los partideños, que así se les llamaba a los que traían a los animales, permanecían por varios días. Los chamulas eran los que más compraban, y cuando después de muchos regateos eran dueños del animal comprado por $35.00 ó $40.00, entre una gran algarabía traían al muleto frente a la iglesia de Santo Domingo. Allí enfrente estaban los puestos de velas de parafina o cebo, y también se vendían santos con marco, así que le amarraban a la cola del animal un santito y lo hacían correr, y claro, asustado por lo que tenía en la cola, daba grandes reparos que celebraban con gritos de júbilo y palabras en su lenguaje, luego los dueños entraban al templo con manojos de velas y rezaban pidiendo que la compra saliera buena, todo esto con cantos llorosos y súplicas y también dialecto, pero mentando siempre el nombre de Tata Domingo. Todo esto era tradicional en esta feria y uno sabía que ir al parque y a la iglesia, gozaría viendo este espectáculo anual.

Con el paso de los años la feria fue cambiando. Se le llamó la Feria Comercial de Agosto y en el año de 1934 la Srita. Ofelia Culebro Ortiz, fue entonces la primera reina de la feria, cambiando año con año a otras muchas. Empezaron los encuentros deportivos, exposiciones, bailes de coronación, el tipo de ventas cambió, así como los juegos; llegaron vendedores de diferentes partes; telas, loza, dulces, todo fue suplantando a lo hecho en Comitán, la venta de animales acabó, porque ya se vendían en las fincas y se trasladaban en camiones; y las calles y el parque ya no eran propias para este tipo de feria, por lo que en el año de 1976, siendo presidente municipal el Profr. Roberto Bonifaz Caballero, la feria se celebró por primera vez en la Colonia Miguel Alemán con exposición agrícola, industrial y ganadera, incluyendo la coronación de la reina de la feria, todo se hizo allí, solamente quedó en el templo la festividad religiosa y los encuentros deportivos en el gimnasio municipal.

El pueblo no se sintió muy satisfecho con este cambio; nuevamente se volvió a celebrar la feria en 1979 en el parque central y en 1984, siendo gobernador del estado el General Absalón Castellanos Domínguez y presidente municipal el Profr. Ernesto Cifuentes López, se estrenaron las instalaciones de la feria, donde se seguirá celebrando y donde todo es funcional y cómodo para que la feria revista la alegría de antaño.

Santo Domingo un poco abandonado, sigue siendo el patrón del pueblo y aunque también las costumbres religiosas han cambiado mucho, algo queda todavía de la tradición que ojalá nunca llegue a perderse por completo