El legado de los mayas continúa aflorando entre la vasta vegetación del sur de México. Un grupo de investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha descubierto un teatro de hace 1.200 años en Ocosingo, en el Estado de Chiapas. El lugar, con espacio para unas 120 personas, probablemente fue usado por las élites de las dinastías mayas para legitimarse a través de obras de tipo político ante minorías de la región.
Luis Alberto Martos López, director del proyecto de investigación en este asentamiento prehispánico conocido como Plan de Ayutla, dio a conocer el hallazgo esta semana, tras años de desescombrar la zona bajo la que se hallaba el edificio. «Era un teatro exclusivo, pues se halla en una acrópolis. El espacio escénico quedó dentro del complejo de un palacio, eso lo hace distintos de otros, que generalmente están en plazas y que estaban pensados para la multitud», explicó Martos.
«Lo más interesante es un edificio que lo cierra por el este, que fue modificado hacia el final del periodo clásico (año 850 de nuestra era). Derribaron la fachada y dentro metieron lo que es un escenario, una plataforma de dos niveles y la bóveda que funciona como concha acústica», contó ayer Martos, en conversación telefónica con este periódico. La función de ese escenario no era solo dramática, sino también política. «La estructura en la zona noroeste del patio era un templo que desmantelaron para dejar un pequeño podio como para un orador», añade el arqueólogo.
Los especialistas encontraron en las inmediaciones del teatro ocarinas, silbatos, y esculturas de estuco con las representaciones de un cautivo y de las deidades del maíz, del sol y el murciélago.
Martos dice que gracias a las esculturas se sabe que en el espacio se desarrollaban ceremonias para someter a los prisioneros. «Consistían en despojar al cautivo de sus ropas, quitarle las orejeras y atavíos, arrancarle las uñas, tomar su sangre. Es decir, doblegarlo públicamente».
La civilización maya, una de las culturas precolombinas más importantes, habitó una vasta región del sureste mexicano y Centroamérica y posee una historia de cerca de 3.000 años. El Plan de Ayutla fue un asentamiento de larga ocupación, de cerca de un milenio. Martos explica que «hacia el año 850 hay un momento de debilidad política». «El edificio que circunda el patio tiene varias estructuras intercomunicadas, lo que apunta a la existencia de un multepal (gobierno compartido). Con la construcción del teatro volvieron a aislarse los cuartos, lo que significa que hubo un intento de volver a un poder único». En uno de esos relevos de poder se desencadenó hacia el año 1.100 d. C. una violenta pugna que acabó con el abandono de la ciudad, de la que 900 años después seguimos descubriendo sus secretos.
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