Coneculta inicia celebración en el CCJS del Día de Muertos

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- Con el propósito de conservar nuestras tradiciones, el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes (Coneculta-Chiapas), mediante el Centro Cultural “Jaime Sabines” y la Dirección de la Red de Bibliotecas Públicas, realizaron la celebración de Día de Muertos, que mezcló costumbres, arte y cultura.

ConcursoDeAltaresEn este marco, Dolores Montoya Galguera, directora del Centro Cultural “Jaime Sabines”, expresó que en estos días en los que se recuerdan a los fieles difuntos, se debe transmitir a las futuras generaciones el mensaje de “fortalecer y sentirnos muy orgullosos de nuestras tradiciones y de lo que somos”.

A esta celebración, considerada una de las más representativas de la cultura popular mexicana, en la que participan además la Unidad Regional de Culturas Populares y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, asistió también Antonio Benitez Antiga, director de la Red de Bibliotecas Públicas quien destacó el rescate de nuestras tradiciones, en este homenaje, dijo, a nuestros muertos.

De esta forma, en el interior del centro cultural se montó una interesante exposición de altares donde se pudieron observar originales y novedosas ofrendas simbólicas y que en estos días se irán sumando más tradicionales altares.

Asimismo, fue presentada la exposición “Que viva la muerte”, realizada por los alumnos del Taller de Artes Plásticas en las técnicas de gis pastel y acrílico sobre papel, además de una exposición de dulces artesanales.

Este martes 21 de octubre a partir de las 10:00 horas se Erick Sánchez Azuara realizará el monólogo “4 cirios para mi cadáver”, a las 10:30 está programada la conferencia “Visión de la muerte y la reencarnación en la cultura zoque”, por Román Díaz Gómez, a las 11:00 horas la conferencia y lectura en atril “Rondando la literatura: entre la creación y la muerte” y “Poemas alusivos a la muerte”.

ConcursoDeAltares3Asimismo, a las 12:00 horas se disertará la conferencia “De cempasúchil, calaveras y rituales”, por el antropólogo José Espinosa Sánchez y de 13:00 a 16:00 horas se impartirá el taller de cartonería “Títeres y calaveritas”, a cargo de María Elena Díaz Hernández, además de la proyección a partir de las 13:00 horas de las películas “Todos santos en Chenalhó, “El día que vienen los muertos” y “Xochimilco”.

Para todas y todos los interesados, el Centro Cultural “Jaime Sabines” se encuentra ubicado en la 12 oriente norte número 2 de Tuxtla Gutiérrez, a un lado del Parque Jardín del Arte (antes 5 de Mayo). Entrada gratuita.

Altar zoque en día de muertos

Un altar zoque se compone de acuerdo a la región a la que pertenezca, no es lo mismo un altar de Tuxtla al de uno en San Fernando, ni a uno de Tapilula, aunque estos sean municipios zoques, pero esencialmente se componen de casi lo mismo, la diferencia es el sincretismo o valor de las cosas que componen el altar. Altar-Zoque-en-la-Iglesia-de-San-Pascualito

Elementos que conforman un Altar Zoque

Los altares dedicados a los muertos, que construyen los tuxtlecos de origen zoque, están constituidos por una mesa de madera adornada con ofrendas, que normalmente es la del altar dedicado a los santos. Esta mesa debe llevar un mantel blanco. El altar zoque lleva un cielo que es una tela que va desde el techo de la casa y baja por la pared donde está la mesa de tal manera que la tela cubra todo el altar, de preferencia debe de ser de color morada (que significa dolor y luto) o de color naranja (que significa el color de paso de la vida a la muerte para los zoques) o bien de color blanco.

En la parte superior del altar se coloca un Cristo, también la imagen de un santo al que los zoques llaman santo de espera, ya que es el que acompaña el alma en el regreso a este mundo, la imagen puede ser de cualquier santo, de preferencia una virgen, y posteriormente se coloca la imagen del difunto, y se acompaña de algún accesorio que en vida usó el difunto por ejemplo un rebozo o un sombrero. En la parte alta de la mesa se coloca el somé y un joyonaqué (flor costurada); en el piso, bellamente adornado con juncia, un brasero con mirra, copal y estoraque; cuatro velas blancas sobre tallos de plátano y muchas veladoras, una por cada difunto llamado a visitar y a comer

Alrededor del altar se le pone la ofrenda mayor que es el somé (somé es una palabra zoque que significa ofrenda o regalo). Éste debe de estar cubierto de ramas de caoba, tempisque, zapote negro, cuy o de cualquier árbol de la región, además está acompañado de panes en forma de roscas o de muñecos que se llaman ponsoquis, y también de frutas de la región como plátanos, cocos, papayas, etc.

Las flores que se usan en un altar zoque son solamente las de cempasúchil (en zoque se llama muzá); la flor de lechita (en zoque se llama punupunú); la flor amarilla de cerro y la flor de seda.

Las ofrendas en el altar son solamente las que le gustaban al difunto, pero solamente las tradicionales entre las que se encuentran el sispolá, el puxasé, el ninguijuti, el fríjol con chicharrón, el sihuamonte, el canané (todas comidas zoques). En cuanto a dulces están la manzanilla en dulce, el garbanzo en dulce, el jocote curtido, el nanchi, etc. Las frutas del altar son solamente la lima, la naranja, la mandarina, el cacahuate y la caña que son frutas de la región. En cuanto bebidas están el agua, el pozol, el agua de chía, el chocolate con agua, el pinole, el tazcalate con agua, el atole agrio y el aguardiente. También si fumaba la persona se le ponen cigarros sin filtro.

El altar debe llevar dos cirios que se colocan dentro de un trozo de tronco de planta de plátano, ya que antes no se contaba con candelabros y sahumaban el altar con incienso o copal. Se acostumbraba agregar pétalos de flores desde donde estaba el altar hasta la puerta simulando el camino que seguirían las almas para llegar a las ofrendas.

Las familias acostumbran a hacer el altar desde el día 30 para que el día que bajan las almas de los niños que es el 31, puedan saborear de las ofrendas del altar.

Se coloca una veladora por cada muerto al que se le dedica el altar y se riega con juncia todo alrededor.

El día 1 de Noviembre bajan las almas grandes, ese día por la tarde las familias acostumbran a reunirse en la casa donde se hace el altar para saborear un rico tamal de untado o tamal de mole o chiapaneco, y acompañarlo con un atole agrio y así también comer la calabaza en dulce, mientras hacen coronas de flores de muzá y de punupunú y de flor de siempre viva, para que éstas coronas se lleven al panteón el día 2 de noviembre.

En esta reunión no debe faltar la presencia de un anciano, mayordomo, o albacea mayor que va de casa en casa para rezar en el altar una plegaria por el eterno descanso de los finados, terminado el rezo el dueño del altar le proporciona un poco de cada cosa que tiene el altar por su visita, así también podrán compartir las ofrendas del altar con los niños que pasan de casa en casa pidiendo su calabacita. En algunas casas antes de rezar también se acostumbraba a tocar algunas alabanzas con tambor, carrizo y jarana.

El día 2 de noviembre toda la gente se prepara para ir al panteón para visitar las tumba de sus muertos llevando velas, flores, comidas, tamales, dulces, bebidas y música, es tanta la concurrencia que los que duermen esa noche no logran acomodarse y se les dificulta encontrar la tumba de su familiar.

El altar se quita hasta el día 9 de noviembre en que se celebra la octava de los muertos, y es solo para despedir a las almas.*

*Juan Ramón Álvarez Vázquez.Con información de SECTUR Chiapas  José Luis Castro

Altares de muertos en Chiapas

En México los antecedentes de la fiesta de difuntos actual y del concepto de la muerte pueden encontrarse tanto en las creencias prehispánicas como en las ideas traídas por los conquistadores y frailes evangelizadores a raíz de la conquista. La muerte es el tránsito más duro e inexplicable para el ser humano, ha sido en todas las culturas y en todos los tiempos objeto de reflexión, ceremonias y rituales; a través de este tiempo se ha tratado de responder el destino de los muertos: el alma deja el cuerpo para dirigirse a un lugar destinado según la manera en que vivió.

Los días señalados por la iglesPanteón en Chiapas - Foto: Alesevia católica para honrar a los muertos son el 31 de octubre, 1º y 2 de noviembre (día de Todos los Santos y Fieles Difuntos respectivamente). Sin embargo, existen zonas indígenas y rurales en las que dicha celebración inicia en la última semana de octubre (25 al 30) y primeros días de noviembre (1 al 3) o bien, llegan a extenderse a lo largo de todo el mes de noviembre, como en el caso de los chontales de Tabasco.

En Chiapas, la tradición del día de muertos aún más antigua

Los mayas, zoques y chiapanecas, que conforman la actual cultura de Chiapas, ya honraban y rendían culto a sus muertos desde la antigüedad. Es decir, la mayoría de los pueblos indios de Chiapas rendía culto a la muerte.

Los indios llevaban ofrendas a sus difuntos alumbrados con teas encendidas, alzando los brazos les ofrecían alimentos y bebidas, e inciensos. Con la llegada de la Conquista Española (1524-1528) y posterior Colonización (1528-1560), más la evangelización de los indios en la fe católica, surgieron los festejos a los muertos y los altares de las ofrendas modernas.

En el siglo IX el papa Gregorio IV hizo oficial el festejo de los difuntos para recordarlos y honrarlos.

Para los indígenas chiapanecos no existía, dentro de su cosmovisión, el término morir; solamente la concepción de «sueño temporal» (muerte chiquita) y «sueño eterno» (muerte grande). En términos generales, puede decirse que los tres grupos étnicos de Chiapas de origen maya, zoque y chiapaneca festejan más o menos igual a sus muertos. Las únicas diferencias son las geográficas o de forma. En algunos pueblos los altares lo constituyen las propias tumbas; y en otros, se construyen altares tomando como base la mesa dedicada a los santos.

¿Qué es un altar de muerto?

Es una mesa de madera adornada con ofrendas dedicadas a los muertos. Los altares son, pues, mesas adornadas con ofrendas para los muertos que contienen lo que más le gustaba al muerto en vida: Comidas, bebidas, postres, cigarros, «trago», etcétera, ornamentada con manteles, cortinas, juncia, velas, veladoras, papel de China picado o papel crepé en diversos colores (blanco y morado, de preferencia), sahumerio y estoraque, fotografías de familiares o artistas fallecidos, imágenes de santos, etcétera. Por sus características se habla del altar zoque, del altar chiapaneca o del altar maya.

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¿Cómo deben ser los altares?

Los altares deben ser de tres escalones: el primero representa el padre: el segundo el hijo, y el tercero, el espíritu santo.

¿Qué cosas forman parte de un altar de muerto en Chiapas?

Comidas: tamales de chipilín, de cambray, pollo en mole, estofado de res, caldo de res, bolitas de chipilín, etcétera. Bebidas: pozol blanco y de cacao, café, chocolate, atol agrio, granillo, de masa o de elote, vino, agua, tequila, mistela, temperante, pulque, tepache y taberna. Dulces: suspiros, calabaza en dulce, melcocha (de azúcar blanca y de panela), puxinú (palomitas con dulce), turrones, dulces de manzanillita, caballito, gaznate, pan de muerto, turrón, cocadas, etcétera. Panes: marquesote, cazueleja, tortitas, rosquilla, pan de muerto (sin manteca y sin levadura). Frutas: naranja, caña, mandarina, plátanos, papaya, melón, granadilla, lima, calabaza y camote, etcétera. Golosinas: dulces, cigarros, cerveza, etcétera. Flores: cempazúchil (flor de muerto), crisantemo, flor de seda, lengüevaca, de raíz, flor de lechita (punupunú), etcétera. Brasero: mirra, copal y estoraque. Vaso de agua para los seres queridos porque vienen del largo viaje con sed. Tallo de plátano para colocar las velas. Fotografías antiguas de los familiares fallecidos. Adornos: papel de China picado (en colores blanco y morado), papel crepé, juncia, velas, veladoras, manteles y cortinas blancas, «somé», flores, etcétera.

[box type=»note»]¿Sabías que? La festividad indígena de Días de Muertos fue proclamada en el año 2003 Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Este reconocimiento fue otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).[/box]

Referencias: José Luis Castro, Heraldo de Chiapas, Marta Dolores Albores Albores, Revista Buen Viaje

Realizan tradicional exposición de altares

Copainalá, Chiapas.- Con el objetivo de preservar las costumbres y tradiciones del pueblo zoque, en especial la de Todos los Santos y Día de Muertos, las autoridades municipales de Copainalá en colaboración con el Comité de Cultura Raíces de mi Pueblo y las instituciones educativas presentaron la Exposición de Altares 2012 en un ambiente de alegría y júbilo y con la participación de la ciudadanía que además de conocer las representaciones tradicionales alusivas a esta festividad, degustó de tamales, dulces y bebidas típicas de la temporada.

Más de una docena de altares se instalaron en la explanada del Foro Cultural de la cabecera municipal para ser expuestos y visitados por la población copainalteca luego de la inauguración que fue encabezada por el alcalde René Cortazar Archila, la Presidenta del DIF, Cristina González de Cortazar y el Presidente del Comité de Cultura Raíces de mi Pueblo, Luciano Vázquez Pérez, que se mostraron contentos por la gran asistencia que tuvo el evento.

Durante el acto Cortazar Archila señaló que es importante realizar este tipo de actividades para mantenerlas vivas y difundirlas entre las nuevas generaciones y sigan sintiendo orgullo por vivir en un pueblo de origen zoque en el que la cultura tiene un papel fundamental para el desarrollo de la sociedad.

Por su parte, el promotor cultural de Copainalá, Luciano Vázquez expuso en entrevista que dado a la colaboración de las escuelas y dependencias que participaron se pudo realizar dicha exposición que da mayor realce a las fechas de Día de Muertos y Todos los Santos que con gran arraigo se mantiene como costumbre entre las mujeres y los hombres de todas las edades.

A la par de la exposición de altares, la ciudadanía pudo disfrutar de una muestra gastronómica con antojitos propios de la temporadas y a la vez fue parte fundamental del concurso de disfraces llevado a cabo por el Jardín de Niños Melchor Ocampo, en el que niños de tres a seis años participaron recreando personajes importantes de las leyendas copainaltecas como La Copaczoca, La Llorona o El Sombrerón.