LUZ DE CRISTAL.

Tú,
como indefensa criatura
naces y mueres todos los días,
en cada quirófano,
en esa cama asesina
estrangulan cada extensión,
cada pedazo
sin piedad alguna.

Tirano e inmundo es el tiempo,
que no perdona las dolencias o alegrías
sobre el reloj de arena de la carne,
sabio e ignorante recorre cada rincón,
cada músculo,
y cada flacidez de nuestro cuerpo.

Entre cada relación no concluida,
te expulsan como injusto
y te castigan como a un culpable,
por fecundar a un óvulo cualquiera
en el pecado de una noche,
o de muchas.

Sin saberlo
firmas con tu nombre cada sábana
que nadie podrá leer,
en cada pared marcas tu huella,
en cada latido bendices
la naturaleza de aquellos
que aun no te conocen
y en cada vientre cobijas
tu soledad
para no morir.

Tú,
como un cristal
te fragmentas en aquellas manos rústicas,
que nunca sabrán lo delicado de tu vida,
mientras rezas y te vuelves luz,
en aquella oscuridad que nos deslumbra.

ALBERTO PALACIOS
08/01/07

MARCIANA

Tu figura ronronea a las seis de la tarde para ser exacto,
El frió mas frió entumecía al tiempo
y diluía lentamente tu figura cósmica,
la marea entre los limites internos,
mientras las pestañas selenitas
envueltas en esa cobija sin mi nombre
deshilaba tu mirada,
lentamente tu mirada
se habría en los ojos de la noche
o en la nada temblorosa en pensamiento
que observaba remisamente
las tinieblas enganchadas
a tu melanina incolora por el sexo,
o por las sabanas.

Sin leer aquella palabra envuelta en madrugada,
la razón exhausta
suspendida en el cansancio
de tu aliento artrópodo,
cuadrúpeda,
anfibia,
lila,
de árbol,
con sabor nube,
arena,
o de marciana.

C. ALBERTO PALACIOS R.

HUELLAS DE LLUVIA

En noches de lluvia
gotas como dagas derriban
las hojas que no saben nada,
Sobre el amor,
el deseo de géminis
la luna,
sobre tus labios de viento,
con esa única caricia
vertida en la nostalgia de mis noches.
donde la lluvia
abandona su otoño
su figura de aura,
la brisa con ese orgullo efímero
sobre el tiempo,
Sobre esa timidez
Jadeante en que los ojos
no logran besar a las pupilas.

En noches de lluvia
todo pasa,
se empaña
escurre,
lagrimas se doblan
se suicidan,
todo se desliza,
todo fluye.

La noche de silencio,
y en las sombra de mis pasos
no buscan la brisa,
ni el diluvio, ni un vendaval
sobre alguna palabra
humedecida por mis manos.

En noches de lluvia
solo te pido una gota de felicidad
que limpie mi existencia empañada
por tu olvido.

C. ALBERTO PALACIOS

LUTO
Estoy de luto
por el amor de papel
de aquellos que soportan
el agonizante pacto,
el sufrimiento embriaga las horas,
los retratos amargan la existencia.

Las cadenas de nostalgia no se rompen
con el llanto huérfano,
ni con una canción de época
en donde todo se arreglaba con una serenata,
no se fracturan con el talón de un cheque endosado
con la sanguinaria frialdad que conocemos,
ni con una mordedura de las manos
mientras tu cuerpo helado incinera los anhelos.

Caminando voy
hacia la tumba diariamente,
sepultando al cuerpo escuálido
entre flores pálidas,
mientras enciendo veladoras
sobre la tierra donde duermo.

Hoy me visto de negro
y fumo un poco de conciencia
las cenizas se las lleva el viento,
como a todo lo táctil
donde el cadáver vulnerable
existe entre los vivos
y los fantasmas
el consuelo viviente.

Hoy,
estoy de luto,
por todos aquellos que han fallecido
sin el color de la muerte,
nosotros nacimos para morir
en todas partes
mientas solo existimos
en la mazmorra de tus labios.

C. ABERTO PALACIOS

HUELLAS

Sobre el balcón de la nostálgica
Esperaba el último soplo de aliento
mencionara tu nombre,
en aquel espejo de tus ojos
y tus lapidas naciendo
en la tierra ausente de tu cuerpo
dibujada en calma.

Consumido por tu aroma
de capullo entre tus brazos
escribía las caricias que nunca nos dimos
sobre el tatuaje de primeras oraciones,
sentado estaba en la casa de los sueños
en la casa de los miedos,
sepultando cada una de tus cartas jamás escritas
y llorando cada una de las lágrimas jamás vertidas.

Pero tú,
como un fantasma
penetrabas el letargo vago
de las horas,
cada instante,
mi agonía se embriagaba con tus labios,
para no tocarte en mí deliro
tus pisadas ceñían la ausencia de luna en mi ventana.

Esa noche mataría las huellas de tu vida
esa noche, al hombre que seguía tus pisadas…

C. ALBERTO PALACIOS

GÉNESIS

Fumo la ausencia
con este tabaco de nostalgia
imagino tu figura de sílfide
en la llovizna de mis días
mientras tu piel
se pierde entre el celaje de mis ojos,
observo,
el humo de tu cuerpo
entre ese cosmos infinito
y donde la neblina se olvida,
sobre el gusarapo que siempre he sido,
esperando nacer sobre tu abdomen de ceniza.
en algún lugar sobre tu selva,
o en las dunas de tu escote,
bajo este reclamo huérfano
que dejaste en el viento,
sin saber el lugar de tus anhelos,
o la brisa que humedece
los intentos por besarme.

Ansío tus labios brunos
Bajo la minúscula historia suspendida sobre el éter
de esa confusión intangible que es la vida,
mientras invento un cuerpo para mi cuerpo
con este cigarro anónimo,
en el inframundo de tu boca,
deslizas el espejo de mi alma,
mientras las manos desnudas e ingenuas
sobre tu piel efímera
no tiene nada que decirme,
evapora la perversidad de su figura,
y se queda tatuada en el papel que te describe aun sin conocerte
con este beso suspendido sobre tu cuerpo de caricia
que no pretenden mas que tus latidos,
y despertar al borde de quimeras
con la colilla entre los dedos
tu figura de silencio acompasada
por el vapor de la sonrisa entre los labios,
sobre este espíritu instantáneo
en busca del sinónimo nativo,
o el eslabón en nuestro génesis vibrante,
la especie,
tu aroma,
la noche plateada,
una fábula espontánea,
con el instinto que no duerme y se imagina

c. alberto palacios r.
25 de julio del 2007

GALERIA.

Hoy, la vida pinta un cuadro más
sobre la galería de mi cuerpo
donde a diario se subasta
el rostro, las manos, las palabras.
que nunca salieron de la cartera donde duermo,
ni de aquel llavero donde oculto una alegría…

Donde todos parecemos decir verdad
mientras escondemos en la bolsa una mentira,
todo es color sobre los ojos azules
y lo claroscuro de una mirada pegada en pared.

A diario plasmo una página más
en el reloj de arena de la piel,
mientras se marcha una pestaña por la noche
bajo la sombra del olvido.

¿Cuánto vale mi alma?
me pregunto cada luna,
mientras platico con la ausencia
en cada bosquejo, en cada punto, en cada estría,
donde el pincel de la mirada no alcanza
a humedecer a la memoria.

¿Acaso esta amnesia es de todos,
O el sufrimiento de pocos?
y porque las mentiras se esconden detrás de un retrato
si la mirada no miente.

Si cada pintura me dijera una mentira
llenaría de verdades la agonía
de no estar en el anonimato
donde caigo todos los días,
todas las semanas
y los zapatos de otros
escurren en mí todas sus huellas.

¿Cuánto vale la veracidad
o la falsedad de una existencia?

si no tengo la caducidad de mi alma,
ni la etiqueta de alguna fortuna
enredada en astillas nocturnas de las manos
Si estoy clavado en el pilar de la ironía,
exhibiendo una sonrisa disfrazada de colores
en la taciturna existencia.

C. ALBERTO PALACIOS R.