Comitán Colonial

Comitán Colonial

A principios de 1528 un grupo de españoles, procedente de Guatemala y encabezado por Pedro Portocarrero, fundó en las cercanías del antiguo Balún Canán un poblado que recibió el nombre de San Cristóbal de los Llanos, como punta de lanza de Pedro de Alvarado sobre las tierras chiapanecas. El intento fue frustrado por la presencia de Diego de Mazariegos, llegado desde México por las mismas fechas, y quien estableció Ciudad Real, hoy San Cristóbal de las Casas, como la única población española y capital de la provincia. Como fruto de 01a concertación entre ambos grupos, San Cristóbal de los Llanos fue desmantelado y varios de los compañeros de Portocarrero se establecieron como encomenderos en Ciudad Real. Posiblemente la leyenda que habla de un puma que guió a los españoles para fundar su ciudad junto a un manantial, aluda la creación de ese efímero poblado.

Establecido el sistema colonial, Comitán, pueblo de hablantes de tzeltal, cavil, coxoh y tojolabal, pasó a ser encomienda de Diego Holguín, mientras que los asuntos de la República de Indios estaban a cargo de un cabildo, cuyo primer gobernador fue don Luis de Velasco. Fundamental fue la presencia de los dominicos, llegados a mediados del siglo xvi, que establecieron en el poblado uno de sus conventos principales del que dependían Zapaluta, Coapa, Coneta, Aquespala, Escuintenango, Comalapa, Chicomuselo y Yayagüita. Los frailes también establecieron las primeras haciendas en Los Llanos, que por eso se conoció como La Frailesca de Comitán.

(Tejas del Templo de Santo Domingo,
Comitan de Dominguez – Chiapas)

En el siglo XVII, el fraile Thomas Gage escribe que «El priorato de Comitán posee diez pueblos y muchas haciendas, donde pace una inmensidad de ganado vacuno, caballos y muías». En efecto, ya para entonces Comitán era muy importante por la producción de sus haciendas, que había significado el traslado de españoles dueños de las estancias a residir en el poblado que, sin embargo, siguió siendo considerado «pueblo de indios» hasta principios del siglo XIX.

Durante el siglo XVII, el proceso de ladinización, es decir de presencia no indígena, se incrementó, no solamente por las haciendas sino porque Comitán era un lugar de paso muy importante sobre el Camino Real, ya que para entonces el ramal de la tierras bajas que pasaba por Copanaguastla y Coapa había caído en ruina a causa de las epidemias y también funcionaba como una de las entradas de la Selva Lacandona, región casi incógnita durante todo el periodo de la colonia. Comitán poseía la ventaja sobre la capital provincial, Ciudad Real, de estar más cercana y accesible a Guatemala, de donde Chiapas dependía en aquella época.

Comitán y la Región de los Llanos,
Guía para el Viajero, Roberto Ramos Maza

Armando Alfonzo Alfonzo

ARMANDO ALFONZO ALFONZO
( 1926 – 2001 )
Nació el 15 de mayo de 1889; se le dio ese nombre por su abuelo materno Esteban García.

Inició sus estudios de primaria en el “Instituto Moderno”, fundado en 1887, y que dirigía el profesor Eduardo R. Velázquez, originario de Toluca, del estado de México y los concluyó en “La Industrial” del profesor y científico don Mariano N. Ruiz, originario de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas quien llegó a Comitán el año de 1897.

Originario del Barrio de San Sebastián de Comitán de Domínguez, Chiapas, fue un hombre sencillo, de buenos principios, modesto y muy creativo. Disfrutó su infancia en su querido Comitán y, con sacrificios, estudió en Tuxtla Gutiérrez y la ciudad de México. Ahí conoció a la mujer chiapaneca con quien se casó y formó una damilia de cuatro hijos.

Su sed de aprender, de avanzar y de descubrir sus aptitudes como ser humano lo llevó a visitar varios confines del mundo y a explorar las artes, las ciencias y muchas de las cosas que le interesaban. Realizó así obras de diversa índole, tanto en el campo profesional como en el artístico y el de la superación personal. Su inspiración se nutrió del amor por su familia y del cariño de las amistades, así como de la añoranza por su tierra natal y del deseo de hacer algo bueno por su país.

Retrato a Comitán en sus Dibujos y nos dejo algunas anecdotas para la historia de Comitán,
Aca algunos de sus Dibujos.

Retratos de Comitán de Domínguez, Chiapas. 1940

Libros del Ing. Armando Alfonzo Alfonzo:

Sólo para Comitecos. (1969)
Comitán 1940. (1978)
Comitecadas en Verso. (1984)
Uninajab, la feliz niñez. (1991)
La Marimba Mesoamericana. (1996)


LOS VISITANTES DE COMITAN

Los visitantes
Comitán esta situado en el camino real; que conectaba a Ciudad Real ( San Cristobal de las Casas), con la sede de la audiencia en la ciudad de Guatemala. Por lo tanto, viajeros y mercaderes pasaban por el pueblo y se hospedaban unos días en la «casa de la comunidad», para luego proseguir.
En el año de 1586 fray Alonso Ponce, un comisario franciscano, viajó de Guatemala a Ciudad Real. Su acompañante llevaba un diario en el que apuntó, puesto que se trataba de algo fuera de lo común, que «una legua antes de llegar a Comitan salieron los indios principales a recibir al padre comisario, todos a caballo» ya dentro del pueblo, hubo música de trompetas y campanas y recibiéronle al comisario en el convento con mucho contento y devoción y hiciéronle mucha caridad y regalo».

Los visitantes solían quedarse apenas unos pocos días; no así algunos habitantes de Ciudad Real que por razones económicas prefirieron, a partir de mediados del siglo XVII, cambiar su domicilio a Comitán. En efecto, Comitán fue un pueblo pacífico, ya se mencionó que en la magna operación de fines del siglo diesiocho contra Lacandonia los Comitecos tojolabales participaron sólo en calidad de músicos. Mientras tanto, el número de «españoles» que se trasladaba de Ciudad Real a Comitán aumentó constantemente. Fueron ellos los nuevos dueños de estancias de ganado mayor, propiedades que adquirían en terrenos al loriente de Comitán, gracias a las facilidades que les daban las leyes de «composición».

Asi llegaron los Gordillo Farfán, Alfaro, Gómez Coronado, Villatoro y Guillén, seguidos después de los Arguello, Solórzano y otros. Así empezó un proceso cuya continuación durante el siglo diesiocho provocó cambios profundos en las relaciones sociales entre los comitecos, cambios que finalmente tuvieron consecuencias políticas.

Comitán
La población de Comitán fue aumentando, en efecto, mientras las tierras comunales de Comitán se reducían cada día más por ser ocupadas por ladinos sin tierras propias y además las haciendas privadas y eclesiásticas iban en aumento, los comitecos tojolabales se endeudaban para poder pagar los tributos y se convertían en «sirvientes» en las casas y fincas, primero temporalmente y luego definitivamente.

Sin embargo, en el aspecto jurídico Comitán todavía era «pueblo de indios», con su gobernador tojolabal, Pascual Aguilar, y también los miembros del Cabildo comiteco seguían siendo tojolabales. Aún entablaban litigios ante la audiencia en Guatemala para frenar la ocupación ilegal de sus tierras comunales o para quejarse por los crecientes maltratos del que el sector indígena era víctima.

La Cortes de Cádiz elevaron, el 29 de octubre de 1813, al pueblo de Comitán al rango de Ciudad, la primera después de Ciudad Real, «en consideración a los buenos servicios y cuantiosos donativos» enviados. Además, la Carta Política de Cádiz, promulgada el 19 de marzo de 1812, logró superar las antiguas diferencias legales entre españoles, negros, mulatos, castas e indígenas; En su capitulo IV declaró a todos ciudadanos españoles y con derechos iguales, en particular, el derecho de votar o er votado en las elecciones municipales, aunque éstas en adelante se hicieron en forma indirecta.

Por lo tanto, cuando a fines de 1820 la audiencia de Guatemala exigió elegir los ayuntamientos conforme con la Constitución, los ladinos finalmente pudieron apropiarse la representación plítica de Comitán. Por un momento, los comitecos se vieron con dos cuerpos municipales, porque los tojolabales eligieron a sus alcaldes y regidores de la manera en que lo habían hecho anualmente a lo largo de un cuarto de milenio. Comitán estaba preparado para su ascenso decimonónico, y auqnue los nuevos tiempos trajeron reiteradas guerras entre diferentes facciones políticas, los comitecos hicieron suyas las nuevas ideas de progreso y liberalismo cuya historia es conocida. La ciudad crece y se embellece, abundan todos los oficios y ya se instalan los primero fotógragos.

Comitán sigue creciendo y no siempre sus raíces estan a la vista. Ciertamente, a través de los siglos muestran amplias ramificaciones. Tojolabales y españoles, sus progenitores, se transforman en el curso de la historia.

La simbiosis de ambos es herencia y reto. ¿Acaso hay caralampios, cositías o pumpos que no sean de la amable ciudad de Comitán, ciertamente sin igual en el mundo?.

La imagen de Comitán

Si hubiera de hacerse un inventario del patrimonio arquitectónico de Comitán, quienes no lo conocen seguramente considerarían que en un lugar prominente debe de figurar las edificaciones religiosas, como el templo de San Sebastián de 1525, el de Santo Domingo de Guzmán de 1628, y los de San Caralampio, San José y Guadalupe, del siglo XIX. Sin embargo Caminar las calles o sobrvolar la ciudad mostrará un aspecto distinto: las casas, principales o modestas, conforman un importante acervo de construcciones y una significativa homogeneidad en numerosos puntos. Al peatón se le revelarían las cornisas y los frisos de extracción neoclásica, las rejas y balcones de madera, con sus barrotes alterados, los portones con postigo entre las dos hojas grandes; ante los ojos de quien volara se extendería una pradera de tejas, que con sus infinitos matices de ocre nos dicen cuántos años llevan de haber salido del taller del alfarero, mientras más oscuras, más viejas.

Así es Comitán. Sus fachadas alternan las influencias neoclásica y popular. De verlas, imaginamos la vida de sus habitantes hace años, que paseaban por las banquetas de piedra laja en sus tardes tranquilas. Al caer la noche, el sereno tocaba su silbato y se prendían los mecheros alimentados por cebo que iluminaban tenuemente en cada esquina.

(para ver mejor la resolución de la imagen hacer click en ella y notar el cambio, abajo es el año de 1995 y arriba 1997)

Desafortunadamente, la imagen tradicional y propia de Comitán hoy se ve seríamente alterada. Expresar progreso mediante la imitación de las modas arquitectónicas modernas, abandonar el corazón de la ciudad casi exclusiccamente a los comercios y las oficinas, concebir la calle sólo como vía de paso para el automóvil, mientas más anchas mejor, destacar la indivualidad de lo recién construido mediante alturas, formas y alineamientos distintos de lo que lleva años de estar ahí, entender el desarrollo urbano solamente como hacer de las calles estacionamientos, truncando las banquetas y desprotegiendo al peatón, todo eso no hace más que crear desorden.

En una manza en la que todas las construcciones conservan su tradicional uniformidad, tanto se pierde al violar la armonía con una primera construcción diferente, como cuando esa violación se extiende al resto del conjunto.

El potencial que representa el patrimonio arquitectónico de Comitán y la necesidad de rescatarlo, conservar y restaurar de acuerdo con su importancia al patrimonio construido, el medio natural y las tradiciones, así como para fomentar la participación ciudadana promiviendo la reglamentación y la formación de una conciencia colectiva en torno a la imagen de la ciudad.

Santo Domingo de Comitán

La vida en todos los pueblos de indios de la provincia de Chiapa se transformó a causa de la llegada de los frailes dominicos junto con el obispo fray Bartolomé de las Casas. Por cierto, muchos indígenas ya estaan bautizados en aquel año de 1545, ya que sus encomenderos los habían citado en Ciudad Real donde los bautizó algún sacerdote o fraile mercedario, pues esta orden tenía varios años en la provincia. Sin embargo, la presencia permanente de la Orden de Predicadores iba a cambiar profundamente la vida diaria de los pueblos. Desde su convento en el pueblo tzeltal de Copanaguastla, los religiosos comenzaron a visitar Comitán, donde enseñaron a leer y escribir a algunos jóvenes, prepararon a «fiscales» y cantores para el servicio de la Iglesia, casaron de nuevo a las parejas y bautizaron a niños y adultos, dándoles entonces nombres «cristianos».

Del primer libro donde a partir de 1557 se apuntaron los bautizos y matrimonios se conocen, también, los sacerdotes cuyos nombres figuran en una placa a la entrada de la iglesia de Santo Domingo. Los comitecos, poco a poco, se volvieron cristianos, fundaron en 1561 su primera cofradía del Rosario y llamaron su pueblo San Pablo de Comitán, nombre que perduró solo quince años.

En 1576 a la muerte de fray sebastián, fray jerónimo de San Vicente, provincial de la orden, determinó elevar la visita de Comitán a vicaría: en adelante varios religiosos vivirían en el pueblo, desde donde se visitarían los pueblos de Zapaluta, Coapa, Coneta, Aquespala, Escuintenango, Comalapa, Chicomuelo, Hitatlan y Yayaguita. Desde entonces el poblado se llamo Santo Domingo de Comitán. Para el sostén de los comitecos les donaron un pedazo de sus tierras comunales y, además, la mitad de sus ganados.

El pueblo de «indios» Comitlan

«Segundo nombre de Comitán»

Vivir en «pueblo de indios» fue pro970395_305680319581487_4306840131649068201_nhibido a los españoles; por lo tanto, a lo largo de otro siglo, ninguno residió en Comitán, que caía en tal categoría y así siguió como lugar exclusivamente de tojolabales. No obstante, la situación ya no era la de antes. Trabajos excesivos, nuevas enfermedades y el desmesurado crecimiento del ganado que los europeos habían importado produjeron hambres y disminución de la población.

Cambiaba de la fisonomía Comitán (el sonido «TL» pronto se perdió, porque ni mayas ni españoles lo supieron pronunciar) . Alrededor de una plaza central hubo que construir los edificios públicos: una primera iglesia y una casa de comunidad para las reuniones de la «republica de indios», ya que a partir del siglo XVI, por desición de la Corona española, todos los pueblos de indios debían ser administrados por sus propios cabildos, con sus alcaldes y regidores elegidos anualmente, y un gobernador nombrado por las autoridades españolas.

El primer Gobernador conocido de Comitán fue don Luis de Velasco, un tojolabal que se llamaba igual que el segundo virrey de la Nueva España y que gobernó a lo largo de muchos años. El cabildo comiteco siguió en manos de tojolabales hasta los albores de la Independencia.

Comitán un pueblo de frontera

Además, Comitán se convirtió en un pueblo de frontera ya que el avance colonizador se estancó ante la selva lacandona, y junto con Ocosingo resultó de los últimos lugares bajo el dominio español, allende los cuales comenzaban las tierras de los insumisos. Esta situación tendría un doble efecto. Por un lado, Comitán creció al recibir un segundo barrio por la reubicación del pueblo de Pantla, situado más al oriente; pero tambíen hubo bastantes tojolabales que huyeron y se adentraron en la selva lacandona. Por esta circunstancia, Comitán se vio afectado tanto por incursiones perpretadas por los lacandones como por los ejércitos de los colonos que en sucesivos momentos prepararon en Comitán sus entradas a la selva, porque desde ahí partía un camino al oriente.

En efecto, en el año de 1559 los comitecos vieron en sus calles una gran concentración de soldados españoles con ayudantes chiapanecas vestidos de gala y al obispo Fray Tomás de Casillas, quien vino para bendecir las armas. Los Comitecos no participaron en la entrada; nunca destacaron como grandes guerreros, pero sí como buenos trabajadores, hábiles artesanos y, en particular, músicos. En la expedición siguiente, que se realizó en el año de 1586, 79 comitecos acompañaron a la hueste española sirviéndole de cargadores y guías, porque conocían muy bien la región.

Cien años más tarde, cuando de nueva cuenta se procedió contra los insumisos, los comitecos acompañaron la expedición militar sólo en calidad de músicos. Son acontecimientos que Jan De Vos analiza en su libro la paz de Dios y del rey. No conocemos el número de los habitantes de Balun Canan en vísperas de las invasiones de europeos.

Tradiciones Comitecas

COMITAN ES UNA CIUDAD CON UN PASADO histórico hermoso. Cada templo, cada casa y cada calle guardan un recuerdo imperecedero de sus grandes luchas por la soberanía, y atesora dentro de sus páginas los más nobles sentimientos hacia una organización libre y soberana, aunados en los principios de México y Chiapas.

Hasta el año de 1948 Comitán era una ciudad llena de tradiciones, con costumbres religiosas arraigadas, tranquila por las noches. Casi toda la gente se conocía y se visitaba; todos se ayudaban en sus mutuas penas y alegrías, y se puede decir que la población era como una gran familia que gozaba con sus fiestas de cumpleaños, bodas y bautizos; con sus ferias y paseos de campo los domingos; con las vacaciones en las fincas y ranchitos o las temporadas al llegar las cosechas, las tapiscas, las moliendas o las hierras, tiempo de marcar los animales, tan llenas de alegría.

Las calles estaban empedradas y los techos con teja de barro cubrían con sus soleras hasta media banqueta. Éstas se pavimentaban con lajas lustrosas o piedras de río, en forma de bolas. En cada orilla crecía el zacatito, formando bandas de verdor que se mandaban a quitar cada año. Otras calles eran de pura tierra, en las orillas de la ciudad, donde estaban las casas de la gente humilde, todas rodeadas por sus huertos frutales y con flores por doquier.

Por las calles transitaban mulas, caballos y burros cargando carbón, leña, cal, tablas, tejamanil, todo traído e las rancherías vecinas para su venta.

En ese año de 1948 llegaron las compañías constructoras de caminos El Águila, y La Azteca. Venían a construir la carretera, el extremo sur de un camino que debía atravesar México de una frontera a la otra; una carretera, la Panamericana, que algún día llegaría desde alaska hasta la Tierra del Fuego. El cambio fue notorio. Llegó el progreso y llegaron con él nuevas costumbres. Se hizo ya fácil el traslado de materiales y mercancías. En ese mismo año don Rubén Morales Trujillo puso la primera gasolinera, al borde de la carretera.

Los muebles de baño, como los escusados de tipo inglés y los lavabos, suplieron la letrina con hoyos y el aguamanil de fierro o madera, con su vasija y jarra de peltre o porcelana; después llegaron los refrigeradores y las estufas dejaron atrás los fogones de leña o de hornillas; materiales de construcción como la varilla, el cemento y los mosaicos y azulejos sustituyeron a los adobes, los ladrillos y las tejas por rejas de fierro. Poco a poco el tipo de construcción fue cambiando, las casas crecieron a dos, tres, cuatro pisos, con muebles modernos. Se cambiaron las camas de latón o de madera por un box spring, el confidente y las mecedoras de junco fueron desplazados por pullmans, los roperos de luna hicieron sitio a los clósets.

Para fines de 1950 ya estaba terminada la carretera hasta El Ocotal, hoy Ciudad Cuauhtémoc, en la frontera con Guatemala, aun que el tramo hasta San Cristóbal siguió siendo de terracería. El precio de las cosas fue subiendo con la llegada de los camineros, como se les decía. Ya se podía llevar a vender a San Cristóbal y a Tuxtla Gutiérrez, ya se podían traer detergentes, dibras, productos de belleza, telas de plástico.. hasta la forma de exhibir las mercancías cambió.
 


No hay barrio de Comitán que no tenga su propia tradición. El de Santo Domingo está en el centro mismo de la ciudad.

Durante la feria, era costumbre de los indígenas traer sus muletos a bendecir y era costumbre de la gente ir a verlos. Luego de rezar en la iglesia, cargados de velas, compraban un santito que amarraban a la cola de su bestia. la azuzaban para que saliera corriendo por la calle y cuando se quedaba ya quieta y mansa, era señal de que estaba bendita.