TUXTLA DE MIS AYERES

I

Recuerdo tu alborear decembrino,

la niebla se escondía entre árboles y rosales,

como locuela empujada por el aire.

Miraba la marcha de la gente

arrastraba volutas sin forma,

cargaba una parte del frío.

Contemplaba el despertar del sol,

comenzaba a recoger los últimos suspiros de niebla,

tus mañanas se llenaban de ensueños.

Tu parque estrechaba la pérgola,

gallarda se levantaba,

sus escalones invitaban al romance,

los niños como golondrinas

extendían sus alas en sus cabriolas.

II

En la ingenua mirada de tus visitantes

se alimentaba la admiración del palacio,

el Cine Alameda extendía su fila de espectadores.

Mi solaz era ver

la Biblioteca Pública, el Hotel San Carlos

y tras los cristales la Casa Farrera.

Tus refresquerías invitaban sus sabores,

la música de las rocolas

llenaba los espacios abandonados,

Un viento leve

me empuja a recordar tus calles,

angostas pero tranquilas,

tus habitantes deambulaban

sobre los rieles del aire,

bajo un resplandor apacible,

Tejiendo las horas, los minutos.

¿Y Las Anonas?

¿Cómo ocultar sus recuerdos?,

si allí palpitaba la vida,

aposento de muchos tus visitantes.

Quiero recordar esos años,

De pisadas perfumadas,

Huellas de viento en reposo,

Arrastrando pétalos del alba.

Hoy despierto en tu nueva imagen,

Me hundo en la claridad de tus avenidas,

Veo desfilar el progreso.

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