Organizaciones no gubernamentales reportaron que los jóvenes que trabajan en zonas urbanas de los Altos de Chiapas, lo hacen en una situación que se puede considerar como de “semiesclavitud”.

Ello, según el informe “¿Trabajo decente y juventud en Chiapas?”, una investigación que realizaron las organizaciones Iniciativas para la Identidad y la Inclusión, Melel Xojobal, el Colectivo de Empleadas Domésticas de los Altos de Chiapas y Voces Mesoamericanas, Acción con Pueblos Migrantes.

DSC_0014-copia1-800x482El trabajo es resultado de un monitoreo sistemático de condiciones de 860 jóvenes encuestados y 120 jóvenes entrevistados en la zona en 2011 y 2012.

En la presentación, el activista Paulo Villalobos, de Melel Xojobal, abordó dos temas planteados en el informe, como la situación de los jóvenes empleados en los sectores turístico y comercial en San Cristóbal de las Casas.

“En ambos sectores el panorama es preocupante, ya que en su mayoría los jóvenes no pueden acceder a un trabajo digno”, lamentó.

Agregó que, de acuerdo con datos de la encuesta que se aplicó, 67 por ciento de las y los jóvenes que trabajan en hoteles, posadas, hostales, restaurantes y restaurantes-bares percibe de 900 a mil 500 pesos a la quincena.

Ello, dijo, con jornadas laborales de ocho a 12 horas al día, y añadió que sólo uno de cada 10 jóvenes cuenta con contrato escrito y apenas 29 por ciento recibe un pago por horas extras.

En el sector comercial, 47 por ciento de las y los jóvenes percibe de 500 a 900 pesos a la quincena y las prestaciones laborales son nulas para 98 por ciento de ellos.

A partir de estos datos, Villalobos convocó no sólo a generar políticas públicas y medidas de vigilancia de ellas, sino a que “como consumidores de estos servicios nos preguntemos también cuál es nuestra responsabilidad en todo esto”.

Otra activista, Claudia Ileana Espinosa Díaz, planteó la necesidad de “visibilizar las condiciones de semiesclavitud” en las que se realiza el trabajo doméstico en Chiapas, ya que “ni siquiera se considera como un trabajo, sino como una servidumbre”.

En esta ciudad, abundó, se detectó que 50 por ciento de las empleadas domésticas es tzeltal y el 20 por ciento tzotzil, quienes carecen de prestaciones laborales y “trabajan en condiciones de discriminación, racismo y sexismo”.

Indicó que es tal el grado de discriminación hacia las empleadas domésticas que incluso “se les niega el uso de los servicios sanitarios en las casas donde trabajan”.

Por su parte, Aldo Ledón Pereyra, de la organización Voces Mesoamericanas, Acción con Pueblos Migrantes, expuso que el fenómeno de la migración es complejo y estructural.

Añadió que, según los datos que recogieron en la investigación, se puede afirmar que las y los jóvenes chiapanecos migrantes, en su mayoría, suelen buscar empleo en centros turísticos como Cancún y Playa del Carmen, Quintana Roo, o en Puerto Vallarta, Jalisco.

La comentarista del informe, Tania Cruz, del Colegio de la Frontera Sur, recalcó la importancia del informe para “visibilizar la ausencia de derechos laborales de los jóvenes y la cultura de la vulnerabilidad en la entidad”.

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