Los portales fueron hechos cuando el Misionero español Tinoco, fundó el Comitán Español, como se le llamó. Desde la fundación de la Ciudad, los portales sirvieron para comercios, y allá por el año 1925, los locales que estaban en los portales eran llamados “cajones” , pertenecientes a varios propietarios que los ocupaban o los daban rentados.
Así empezó la tienda de Don Virgilio Trujillo y su esposa Doña Margarita Monzón, quienes en sus máquinas de coser elaboraban sombreros de palma que vendían ahí mismo. Los había para hombres, para niños y niñas adornados con cintas de listón o palmas de colores.
Seguían las tiendas de Doña Leobigilda y Doña Chagüita Abarca, otras eran de Doña Conchita Irecta, las hermanas Zenaida y Adriana Solórzano. En estas tiendas se vendía servilletas y manteles hechos en los telares de Comitán, colchas de Quijá y cobijas de lana de los telares de Ajayash y Chacaljocom. Después estaba la tienda de doña Amada y doña Carmen Irecta donde se compraba, además de muchas otras cosas, productos elaborados con fibra de ixtle para aperos de bestias de carga; como cinchas, sogas, tenedoras, etc. Ahí se encontraba el mejor pan de Comitán, entre los que destacaban los famosos panitos que se vendían a 20 por un medio, equivalente a 6 centavos de peso 0.720. Estos panitos eran una réplica de los panes grandes y eran muy acostumbrados en bautizos y primeras comuniones.
Por el año 1921, bajando las gradas estaba el cine Piconi construido por su propietario el señor Florentino Ruiz; y fue traído por el italiano Rafael Piconi y el manipulador Víctor Lacorti, habiendo llegado a Comitán los aparatos de proyección en carretas. La casa se adaptó para cine poniéndole paredes de tablas y techo de tejamanil. Las funciones eran dos veces por semana y se pasaban por rollos. Para entretener al público en el cambio de rollos, la señorita Natalia Albores tocaba unas piezas en piano; también, a la entrada tocaba la marimba y se quemaban cohetes.
Vinieron a este cine grandes Compañías de Teatro como la del señor Placencia y la de Enrique Crégoli Vargas que traía un gran declamador un ventrílocuo y sus dos bonitas hijas Julieta y María Teresa, de quienes muchos jóvenes comitecos estaban enamorados; también recordamos a Gabino el ventrílocuo, quien tenía pláticas con sus muñecos Chapapote Chirulero y don Eulogio de Silao.
Vino también un transformista que cambiaba de personajes con una gran rapidez. Ahí también fue la función de gala ofrecida por una comiteca que se casó con un artista de apellido Esperón y esta función fue apadrinada por lo mejor de la sociedad Comiteca.
Después del cine Piconi se estableció el cine Lux; el cual, quitándole las bancas, servía también de salón de patinaje; posteriormente al pasarse al cine Olimpia este local fue ocupado por el hotel de Doña Abelina Ruiz, no se porque motivo se le llamaba el Hotel Cuatro Vientos. Ahí vivió Roberto Cordero Citalán y algunos cuentan que ahí se inspiro y escribió el famoso bolero Comitán. Una de las hijas de la dueña del hotel era su novia; sobre esto hay otras versiones de donde fue escrito el bolero.
Después del hotel este local fue ocupado por la Aduana Fronteriza siendo el administrador Don Luis Maciel, después Don Alfredo Aburto y Doña Refugio Riojas norteños que fueron muy apreciados en Comitán, siendo una de sus hijas, Doña Alicia Aburto, quien se casó con el señor Alberto Rovelo.
Por el año de 1951 la entonces propietaria Señora Consuelo Cristiani Vda. de Delfín abre en este lugar el conocido Hotel que hoy se llama Posada Delfín
D.R. © Marta Dolores Albores A.
Septiembre1998
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