LOS PORTALES DE COMITAN Nº 3

LOS PORTALES
COMITAN DE DOMINGUEZ

El cuarto portal estaba ubicado sobre la 1ª. Calle Sur Oriente, frente al hoy ya desaparecido de la “manzana de la discordia”.
Subiendo por las escaleras frente a donde está hoy Bancomer, estaba la tienda de don Isaías Mora, en la cual se vendía casimires, sombreros finos de marca Tardán, corbatas y otros artículos para caballero. Después se encontraba la peluquería “La Eterna Juventud” de don Rogerio Mandujano Solórzano, la farmacia de don Arnulfo Albores, también estuvo por un tiempo ahí la cantina de don Tavo Penagos, luego la tienda de doña Elisa García y su hermano Chusito García, que fue uno de los mejores boxeadores de Comitán. Estaba luego la Lonchería de doña Fide, que vendía unas riquísimas chalupas, butifarras y panes compuestos.

En este portal había también varias viviendas y, en una de ellas, por los años 1934-1935 vino a vivir la familia de don Julio Sabines, originario de la Capital del Estado y quien desempeñaría el puesto de comandante de la policía Municipal. Vinieron con él su esposa doña Luz Gutiérrez y sus tres hijos: Juan, Jorge y Jaime, quienes hicieron amistad con los niños de las demás viviendas y se les veía jugando los juegos de aquélla época, que eran canicas o rayuela. Quién podría decir entonces que, al paso de los años, Juan sería Gobernador de Chiapas y Jaime un gran poeta, reconocido como de los mejores de México para orgullo de los Chiapanecos.

Al final del portal que estaba a nivel de la calle y frente al parque central, se encontraba la casa de don Rafael Ortiz y su familia, la nieta de ellos llamada Ofelia Culebro Ortiz fue la primera reina de la feria de Agosto.

Este portal, como los otros, tenía piso de ladrillo, puertas, pilares y arcos de madera y escalones para bajar a la calle. Con el pasar del tiempo fueron cambiando las construcciones, se alteró su estructura original cuando se construyó sobre el techo de una de las casas un cuarto al que el pueblo le llamó “El palomar” y que hasta la fecha es visible.
(Observen arriba de donde se encuentras las «maquinitas de comitán» por donde se encuentra el billar el «congo»)

Poco a poco se fueron cambiando los comercios, las viviendas, la estructura de las puertas y ventanas, dando paso a lo moderno, pero siempre conservando algo de aquella época. Hoy, ya remodelado, nos deja el recuerdo de aquél Comitán con sus cuatro portales, su parque chico lleno de árboles de pirules, su bonito kiosco y sus barandales y pilastras.

Hoy los dos portales que existen son un atractivo para los visitantes, pues son parte del pasado histórico de Comitán. Tratemos de conservarlos, ya que antes por ignorancia destruimos mucha de la arquitectura valiosa de nuestro pueblo, debemos sentirnos orgullosos de lo que ahora tenemos y estar conscientes que al conservar nuestras construcciones, tradiciones y costumbres haremos de Comitán una ciudad digna de ser visitada y recordada.

Derechos Reservados.
D.R. © Marta Dolores Albores A.
Noviembre1998.

LOS PORTALES DE COMITAN Nº 2

LOS PORTALES
COMITAN DE DOMINGUEZ

En 1975, en medio de una gran conmoción para la ciudadanía y con el objeto de ampliar la Plaza Central, se demuele la manzana que estaba situada entre el templo de Santo Domingo y el parque, mejor conocida como «La Manzana de la Discordia», por los múltiples disgustos y problemas que se enfrentaron durante su adquisición por parte del Municipio. Para ese entonces, el portal original de esa manzana sobre la 1a Calle Sur Oriente, ya había sido demolido por los diferentes dueños de los locales comerciales que estaban por los años 1950-51.

Primero, dichos locales fueron ocupados por las talabarterías de don Amador Flores y don Primitivo Monjarás, las carpinterías de don Mariano Morales y don Adonay Herrera, casas habitación y la fábrica de muebles de mimbre de los hermanos Vicente y Gilberto Arguello. Después, cuando ya quitaron los portales, los nuevos dueños pusieron sus comercios. Así muchos deben recordar todavía La Joyería de don Carlos Escobar; La Imprenta y Proveedora Cultural de don Ramiro Ruiz; la Refaccionaria y distribuidora de autos de don Rodolfo Ñapóles; el primer Super Mercado Nueve Estrellas de don Límbano y doña Angelina Moreno; la Perfumería Carmelita, la Casa Ancheyta, la Casa Rubio, todos estos locales ya con construcciones modernas como la farmacia Regina de don Juan Torres, que era de dos pisos. También ahí estuvo anteriormente un comercio que revolucionó la forma de vender de las antiguas tiendas de telas y ropa de Comitán, llamada «Los precios de México» de los hermanos Salas, donde se exhibían las telas en rollos y uno podía tocarlas, cosa que nunca se había visto entonces, sino hasta la llegada de la carretera, que nos trajo los nuevos comercios como el que mencioné y la Casa Moreno, que estaba instalada en los bajos del hoy Teatro de la Ciudad.

En ese entonces durante el mes de septiembre, cerrando la calle entre los dos portales a la altura de la esquina que está frente a la Casa de la Cultura, se construía el Altar a la Patria.
En la temporada septembrina, los portales se llenaban de gente y la calle estaba llena de bancas y sillas que uno mandaba colocar con anterioridad para poder cómodamente oír el grito y ver los festejos de las Fiestas Patrias.
Los portales a ambos lados de esta 1a Calle Sur Oriente eran iguales y tenían gradas en las esquinas terminando en el nivel de la banqueta. El que todavía hoy se conserva salía a la banqueta del Casino Fronterizo; y el otro terminaba en la esquina, colindando con el portal que estaba frente al parque.
Antes de quitar el portal, en esta manzana había una pequeña calle sin salida, que se llamó en un tiempo «El Callejón de las Novedades o de las Sorpresas». En la esquina de este callejón estaba la tienda de don Efraín Culebro, quien alquilaba trastes para fiestas, vendía también unas tortillas de harina llamadas Aztecas, y que también funcionaba como casa de empeño, a donde uno llevaba diversos objetos para conseguir dinero, eso sí a muy altos intereses.
Por los años 1925 estuvo también en ese callejón la Estación Sismológica, atendida por don Aurelio Avendaño. Recuerdo que toda la gente veíamos con mucha curiosidad cuatro bolitas negras que giraban sobre el techo de esa casa, sin saber que se trataba de un instrumento de medición del viento. En ese callejón siempre se veían gallos de pelea amarrados a una estaca, con la pata protegida con una rondanita de cuero; saliendo de esa callecita ya empezaba la banqueta de la manzana.

Frente al templo de Santo Domingo estaba una casa muy grande que en diferentes tiempos fue hotel, cuartel, Oficinas de Hacienda del Estado y, por último, cuando se llevó a cabo la demolición de la manzana, era casa habitación propiedad del Sr. César Solís. Ahí se encontraban la tienda Selecciones, Consultorios Dentales y, en la esquina, La Casa León.

Frente al templo de Santo Domingo, al inicio de los años 50, estaban tres hermosos árboles de trueno, donde al salir de misa los enamorados esperaban a la novia para acompañarla a su casa; y donde los domingos esperaban la salida de las jóvenes del grupo de la Acción Católica de la Juventud Femenina, quienes asistían a la plática del padre Carlos J. Mandujano, en el salón adjunto al templo. Después, a las cuatro de la tarde se salía a dar vueltas al parque y a «colarse».

Derechos Reservados.
D.R. © Marta Dolores Albores A.
Septiembre1998

LOS PORTALES DE COMITAN

LOS PORTALES DE COMITAN DE DOMINGUEZ



L
os portales fueron hechos cuando el Misionero español Tinoco, fundó el Comitán Español, como se le llamó. Desde la fundación de la Ciudad, los portales sirvieron para comercios, y allá por el año 1925, los locales que estaban en los portales eran llamados “cajones” , pertenecientes a varios propietarios que los ocupaban o los daban rentados.

Así empezó la tienda de Don Virgilio Trujillo y su esposa Doña Margarita Monzón, quienes en sus máquinas de coser elaboraban sombreros de palma que vendían ahí mismo. Los había para hombres, para niños y niñas adornados con cintas de listón o palmas de colores.

Seguían las tiendas de Doña Leobigilda y Doña Chagüita Abarca, otras eran de Doña Conchita Irecta, las hermanas Zenaida y Adriana Solórzano. En estas tiendas se vendía servilletas y manteles hechos en los telares de Comitán, colchas de Quijá y cobijas de lana de los telares de Ajayash y Chacaljocom. Después estaba la tienda de doña Amada y doña Carmen Irecta donde se compraba, además de muchas otras cosas, productos elaborados con fibra de ixtle para aperos de bestias de carga; como cinchas, sogas, tenedoras, etc. Ahí se encontraba el mejor pan de Comitán, entre los que destacaban los famosos panitos que se vendían a 20 por un medio, equivalente a 6 centavos de peso 0.720. Estos panitos eran una réplica de los panes grandes y eran muy acostumbrados en bautizos y primeras comuniones.

Por el año 1921, bajando las gradas estaba el cine Piconi construido por su propietario el señor Florentino Ruiz; y fue traído por el italiano Rafael Piconi y el manipulador Víctor Lacorti, habiendo llegado a Comitán los aparatos de proyección en carretas. La casa se adaptó para cine poniéndole paredes de tablas y techo de tejamanil. Las funciones eran dos veces por semana y se pasaban por rollos. Para entretener al público en el cambio de rollos, la señorita Natalia Albores tocaba unas piezas en piano; también, a la entrada tocaba la marimba y se quemaban cohetes.

Vinieron a este cine grandes Compañías de Teatro como la del señor Placencia y la de Enrique Crégoli Vargas que traía un gran declamador un ventrílocuo y sus dos bonitas hijas Julieta y María Teresa, de quienes muchos jóvenes comitecos estaban enamorados; también recordamos a Gabino el ventrílocuo, quien tenía pláticas con sus muñecos Chapapote Chirulero y don Eulogio de Silao.

Vino también un transformista que cambiaba de personajes con una gran rapidez. Ahí también fue la función de gala ofrecida por una comiteca que se casó con un artista de apellido Esperón y esta función fue apadrinada por lo mejor de la sociedad Comiteca.

Después del cine Piconi se estableció el cine Lux; el cual, quitándole las bancas, servía también de salón de patinaje; posteriormente al pasarse al cine Olimpia este local fue ocupado por el hotel de Doña Abelina Ruiz, no se porque motivo se le llamaba el Hotel Cuatro Vientos. Ahí vivió Roberto Cordero Citalán y algunos cuentan que ahí se inspiro y escribió el famoso bolero Comitán. Una de las hijas de la dueña del hotel era su novia; sobre esto hay otras versiones de donde fue escrito el bolero.

Después del hotel este local fue ocupado por la Aduana Fronteriza siendo el administrador Don Luis Maciel, después Don Alfredo Aburto y Doña Refugio Riojas norteños que fueron muy apreciados en Comitán, siendo una de sus hijas, Doña Alicia Aburto, quien se casó con el señor Alberto Rovelo.

Por el año de 1951 la entonces propietaria Señora Consuelo Cristiani Vda. de Delfín abre en este lugar el conocido Hotel que hoy se llama Posada Delfín

 

Derechos Reservados.
D.R. © Marta Dolores Albores A.
Septiembre1998