Estabas ahí,
en el rincón infinito
y advertía mi sonata melancolía
de tus artes magnéticas
sobre tu piel de lisa,
de verso amorfo
silabas delineadas
en el solsticio infernal de tu cintura.

Sin el mimo de la duda
la distancia entre la espalda
o las piernas sin lunares
Ahí estabas tan cerca,
sin poder frotar mi conciencia obtusa
en la impaciencia seducía por las noches
humeantes con sabor a mañana.
Se largaba por la ventana en las mañanas.

Todo era falso e imaginario
Todo era transparente y limpio,
Una ilusión disfrazada de olvido
Sobre el tatuaje temporal del alma.

Todo era esa mañana, ese día,
Esa semana, ¡Sólo un tatuaje!
Que risa me da cuando me rió,
De tì, de mí, de todo…

C. ALBERTO PALACIOS

POETAS DE CHIAPAS / INDICE DE POETAS

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