CANTO DE AMOR A DOÑA TUXTLA
Toda luna, todo año,
Todo día, todo viento
Camina y pasa también.
También toda sangre llega
Al lugar de su quietud.
CHILAM BALAM
Esta noche me siento, Tuxtla amada,
Como se siente una oruga enamorada
Frente a una puesta de sol.
Y lo siento surgir de tan profundo,
Que imagino que no existe en el mundo
Quien te ame más que yo.
Esta noche, la zoque musa mía
Torturando a mi rustica poesía
Me obligo a cantar;
Y me salió este canto entusiasmado,
Canto para una reina de un soldado,
Y te lo voy a dar.
Y el canto sale, claro, a mi manera;
Como voz de marimba, a lo madera
A voz de corazón,
A voz de sangre viva y palpitante,
Voz de hormiga con ansias de elefante,
O por lo menos león.
Me recuerdas cansado de rodar
Cuando en tus magias vine a despertar
Con mis ojos nublados,
Con mi raíz desamparada al viento
Y el corazón anémico y sediento
Y mis dedos llagados.
Cómo olvidar aquel primer encuentro;
Lodo, escombros, trincheras en tu centro;
Como campo de guerra;
Como olvidar la decepción y el llanto,
Y el terrible y profundo desencanto
Que me causo tu tierra.
Cierto que entonces lamente mi suerte
Con poquísimas ganas de quererte;
Tristeza y algo más;
Un deseo poderoso de llorar
Ganas incontenibles de escapar,
De volver hacia atrás.
Poco a poco vino un cambio notable
Al sentir a tu gente tan amable
Con ganas de ayudar
Y me fui enamorando intensamente,
Puedo decir irremisiblemente,
Y me quise quedar.
Las raíces del árbol arrancado
Penetraron al barro bien amado,
Y cada día más,
Tierra y árbol se amaron y se amaron
Y con la fuerza del amor lograron
Varios árboles más.
Ciudad de mis amores, Tuxtla mía,
Bella “ciudad de pueblo” todavía.
¿Recordaras que un día te fundaron
junto al verde murmullo
del entonces grandioso sabinal
los zoques quemadores de copal?
Tuxtla querida, la ciudad que adoro.
La que canto RODULFO EN VERSOS DE ORO;
Se que no eres igual
Desde que hunde el cemento de tu memoria
Y transforma la vida en dura historia,
Sea por bien o sea por mal.
Me parece ya tarde, Tuxtla mía,
Todavía zoque, copal y chirimía,
Y vara de virtud.
Te doy todo mi amor, nada de te pido:
MI INQUIETO CORAZON YA HALLO SU NIDO,
MI SANGRE, SU QUIETUD.
Y encadenando al tuyo mi destino,
He decidido andar por tu camino
Hasta el día final,
EN QUE MUERTA LA SANGRE DE MI VIDA,
SE MEZCLE CON TU TIERRA TAN QUERIDA
COMO TAL PARA CUAL…
Abril de 1985
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Tags: Horacio Moreno, Poetas de Chiapas