EL SUMIDERO
Sereno, impasible.
Milenario perfil.
Aguileña faz implora al cielo,
rompe cadenas y miedos.
Sepultados en cristales
el Grijalva guarda secretos.
Tumbas en cruz y espadas.
EL SUMIDERO
Sereno, impasible.
Milenario perfil.
Aguileña faz implora al cielo,
rompe cadenas y miedos.
Sepultados en cristales
el Grijalva guarda secretos.
Tumbas en cruz y espadas.
UNACH
Soy chiapaneco, sí,
y por mi estirpe,
luché, junto con otros,
para que Chiapas fuera
una esperanza más
de la cultura,
de un pueblo sometido
a la ignorancia
desde tiempos remotos,
y nació el ¡Aleluya!
y así brotó la UNACH
con sus principios:
Arte, ciencia, virtud,
tecnología,
que son del humanismo chiapaneco
la fuente milagrosa
de su credo:
“Por la conciencia de la
necesidad de servir”,
no de servirse.
¡Gran elocuencia!
Darle a Chiapas lo que
Chiapas merece:
Un despertar creciente,
jóvenes que se empeñan
en ofrecer gustosos
su intelecto,
para que nuestro Estado
fructifique,
conquiste su destino,
se proyecte,
y venga el desarrollo tan deseado.
Así te sintetizo UNACH querida,
y mis votos sinceros:
que logres sin retardo
tus anhelos…
¿SI DESAPARECIERAN LOS POETAS?
Dicen que los poetas
patalean
en su desdichado abandono.
Que bien podrían desaparecer
y ser tragados por la indiferencia
de los hombres modernos.
¿Si desaparecieran?
Yo se que los poetas
no pueden mitigar
el hambre
de los necesitados,
ni impedir el estallido
de las bombas,
pero bien pueden
transmitir las experiencias
de la existencia misma,
y sobre todo,
preservar la memoria.
Es necesario que exista
el aprecio por el esfuerzo
tenaz. El ejercicio de la
libertad creativa,
el descubrimiento y creación
de lo bello,
de lo virtuoso,
del saber y la verdad.
Ante la realidad actual
de nuestro mundo,
de la transformación de los
conocimientos,
de la tecnología
y de la información,
pareciera que los poetas
ya no son necesarios;
pero al mismo tiempo
la luz que discurre
por el hilo metálico,
necesita alumbrar
los espacios obscuros
y el poeta está ahí
para detener con palabras
las cascadas actuales
de las intolerancias.
Ciencia, tecnología y arte,
son factores inevitables
de la transformación
de nuestro tiempo
y de nuestras percepciones,
para que los demás hombres
podamos entender la realidad.
¿Si desaparecieran?
¿Si se fueran de aquí?
¿Qué sentido tendría la existencia
si estuviera vacía?
¿En qué lugar del mundo
podrían refugiarse las virtudes
y todas las pobrezas
del corazón humano?
Sin los poetas
todo estaría sórdido
y se prolongaría el silencio
de cosas moribundas
y olvidadas…
RADICAL
Pocas cosas me agradan.
En todo encuentro peros,
y soy intransigente
con las gentes
que tienen en sus manos
el remedio,
que no matan la vaca…
No soy un radical
que se aferra a su tesis
ni soy ¡Líbrame Dios!
el mago de la vara
que quisiera tener
el mundo más perfecto.
Soy simplemente humano
que prefiere
de todos los caminos,
al más recto,
y de los hombres
al más sano,
o por lo menos al honesto,
antes que a los corruptos
o perversos.
Como toda la gente
prefiero la verdad
aunque me duela.
Por eso no tolero al demagogo,
al comerciante
que busca enriquecerse
a costillas del pueblo
ni al político audaz
que vende sus principios por dinero.
No tengo la virtud
de ser perfecto
y acepto desde luego
mis errores.
Jamás claudicaré
en la crítica sana
que pregono.
Y si algún día
los falaces y malos
sienten en su interior
un poquito de pena,
mucho se habrá logrado…
Mientras tanto,
que las nubes del cielo
continúen su viaje
por lejanos arcanos
y que los hombres
de buena voluntad,
como lo pide Dios,
se tomen de las manos
PIJIJIAPAN
Constituyes el testimonio
de mi verdad,
la vergüenza de mis errores,
el santoral de mis buenas
intenciones,
el dardo de mis proyectos
y reclamos.
Hoy, que ya pasó el otoño
y se acerca el invierno,
se me ocurre:
si la noche desenfunda
sus acentos
para cantar tu historia.
Si la piedra del Burro
andará solitaria
el resto del camino
sin su tímpano agreste.
Si todos somos uno en la alegría.
Que renueven tu esencia
las virtudes,
tu estirpe milenaria,
tus ancestros,
y del cielo te caigan
misteriosas
las odas que pregonen
tu grandeza.
Ese será mi anhelo
y ese será mi credo.
De mi parte mi esencia de hombre bueno.
De tu tierra el calor de mis arterias.
De tu vientre el caudal de mi cosecha.
Entre el tiempo que pasa
y el tiempo que se queda,
brotaron tus leyendas.
Y al arder tu planicie mensajera
en la hoguera distante de tus dioses,
se me escapa una lágrima,
un suspiro quizás,
un canto de esperanza.
Para ti Pijijiapan, mis recuerdos.
MORIR ASI…
Quiero morir así,
como mueren los hombres
verdaderos,
sin quejas ni aspavientos.
Como lo han hecho tantos,
sin gritos,
sin penas,
sin lamentos.
Morir en calma
con la mirada al cielo,
como se van los hombres
después de la jornada.
Morir confiado
en que todas las cosas
quedaron contempladas;
los bienes,
las minucias caseras,
los papeles.
Y lo más importante:
Que todas las ofensas
se quedaron saldadas.
Morir no es complicado.
El corazón cansado
dejará de latir,
se cerrarán mis ojos,
exhalaré un suspiro,
y mi aliento furtivo
saldrá de mi garganta
como una catarata
desbocada.
¿Será que cuando llegue inoportuno
el aviso final,
languidezca tal vez?
No lo deseo.
Ojalá que la mano de un amigo,
una mujer amada,
la de un nieto quizás,
apriete mis nudillos
para decirme ¡Adiós!
Y que la luz brillante
de lo eterno
cobije mi camino
hasta el arcano,
de donde no se puede regresar …
MI PADRE
Mi padre conquistó
lo que deseaba.
No sé si su propósito
más serio
era darle a mi madre
sus anhelos,
arrullar un secreto
sus querellas,
entregarle consuelo,
o darle con razón
sus embelesos
en el altar más alto
que tenía
en el caro secreto
de su pecho.
Un día dijo adiós
a sus bondades
y las dejó de ejemplo.
Se marchó sin saber
que esas bondades,
también y para siempre,
serían manantiales
donde abrevan los hijos,
los amigos,
los parientes,
y todos los que llevan
en el alma
ese faro de luz
que alumbra eternamente.