QUE DIFICIL ES?

¿QUÉ DIFÍCIL ES?

¿Qué difícil es
nacer sin vida?

Estar presente entre las manos de ausencia,
y no poder vivir sin la torpeza de mi cuerpo.

Todo se aísla
sobre el mar del pensamiento,
que soporta el calvario
sin ser de hierro.

¿Qué difícil es la espera
sin tener el tiempo necesario?
para llegar al final de una existencia (o de varias)
y estar de pie,
sin tocar el suelo.

¿La ironía es pedir?
¡Pedir, si lo tengo todo!

Toda la estupidez,
que necesito…

C. ALBERTO PALACIO R.

POETAS DE CHIAPAS / INDICE DE POETAS

QUE RISA ME DA

Estabas ahí,
en el rincón infinito
y advertía mi sonata melancolía
de tus artes magnéticas
sobre tu piel de lisa,
de verso amorfo
silabas delineadas
en el solsticio infernal de tu cintura.

Sin el mimo de la duda
la distancia entre la espalda
o las piernas sin lunares
Ahí estabas tan cerca,
sin poder frotar mi conciencia obtusa
en la impaciencia seducía por las noches
humeantes con sabor a mañana.
Se largaba por la ventana en las mañanas.

Todo era falso e imaginario
Todo era transparente y limpio,
Una ilusión disfrazada de olvido
Sobre el tatuaje temporal del alma.

Todo era esa mañana, ese día,
Esa semana, ¡Sólo un tatuaje!
Que risa me da cuando me rió,
De tì, de mí, de todo…

C. ALBERTO PALACIOS

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QUE ES LA MUERTE?

¿QUÈ ES LA MUERTE?

Es cielo y mar
sonrisa y llanto
luz y sombra
dolor y euforia
amor y odio
calor y frío.

Es oasis sobre el tiempo
Ocultando el cadáver de los años
Con esa verdad enmudecida
Sobre la fragilidad de su figura
en labios de granito.

Duermo y fumo la nostalgia yerma,
de tu planeta sin historia,
y voluntades marchitas
que existen anónimas
sobre la madre tierra.

Justifica las verdades,
sobre pasos falsos que profanan
las mentiras que amargan la partida triste.

¿Qué significa morir?
¡si todo es muerte!

Un fin,
para aquellos que aun no conocen la vida,
inicio,
para aquellos que conocen la muerte.

Llegado la hora,
todos se inclinan,
se encorvan,
se arrodillan,
ante un creador
e imploran piedad alguna.

¿Será acaso una posibilidad de salvación?
¿o una tradición romana?

¿Estaremos en la última cena,
daremos la función tan merecida?
nos aplaudirán tal vez,
o lloraran sobre nuestras calidas figuras

¡¿Somos hueso, carne, nervios,
con un poco de vida,
somos polvo y desperdicio ?!
C. ALBERTO PALACIOS R.

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PRETEXTO

PRETEXTO.

La última hora estaba ausente,
sobre el brillo de la noche
y de tus ojos
que esperaba la llegada de tu cuerpo
Sin tu alma entre los brazos
Escondiendo su matiz
Destras de la puerta
Que negaba su apertertura
Ente la espera destilada
O aquel instante añejando
Por el fantasma de tus labios,

El tic-tac de tu mirada
Ahogaba tu violenta espera
Las pestañas se volvían inútiles
Sobre la lujuria que nunca bebimos.
Esa noche enmascarada
Como en una fiesta
en la que sabíamos de la esperanza ingenua
Que disfrazaba el pretexto perfecto
Para no vernos más.

C. ALBERTO PALACIOS

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OJOS PLATEADOS

OJOS PLATEADOS.

El tiempo,
un enigma del espacio
esparcido en los veranos inocentes
y en esa oración sedienta de existencia.

Sin ser centinelas de la noche
dan luz, con esa ráfaga esmeralda,
nacida en veinticinco versos,
Siembran la semilla de prudencia
en juicios libres
de razones instantáneas
bañadas en sonrisas
y en esa propiedad que los distingue
los cobija de sueños arco iris
sobre esta nirvana pasajera.

Gitanos los ojos que lidiaron por primera vez la mirada afable
Intensa, oculta de silencio y del filo sonámbulo
Libertad de acariciar
Bondad, tibieza
Esa dulzura centenaria
Rosa y azul,
Trina o de cánticos sobre
Oro en la exquisitez de sus vidas.

Y raudal de cariño en las alturas, disfrazada en años.

Besos en esa fertilidad oriunda en Comitán,
Enamorados, como dos almas gemelas por un destino religioso
Romántico y poeta, dualidades de ambos cuerpos unidos por la
Tinta indeleble a Dios y al amor
Habidero con sabor a mar,
A savia, con aroma a eternidad.

A horizonte,
Ulmaria. Los
Ramilletes golondrinicos vuelan hacia el
Ocaso donde los
Rezos nacen en algún punto extraviado o
Aromático en ese escapulario vertido en madrugada.

En ese quincuagésimo lenguaje
La heredad resplandece en juventud
enredada por el viento,
o la caricia tatuada
sobre los cardios frágiles,
en esta cristalidad bañada en gozo.

Dos gotas,
en la extensa tubería de la vida
dos lunares sobre mi piel,
dos notas
en la musicalidad de la existencia
dos fragancias
engarzando un alma,
una presencia suspendida
en dos palabras.

C. ALBERTO PALACIOS R.
20 DE AGOSTO DEL 2007

PIEL DE MUJER

PIEL DE MUJER

La mística sonrisa dibujada de conciencia
maquillaba lo añil de tu mirar
en el ocre delirante de mi cuerpo,
mientras pintaba la aurora
con el sabor yerto de tus labios
y el quinto eslabón de mi esquelética existencia,
pintaba y pintaba sobre lo confuso de tu vida.

Trazaba pues, con el pincel de indiferencia
cada membrana entumecida en la distancia,
que alejaba cada vez tu figura de nostalgia
sobre la infinita razón de la mirada.

Esperaba el tic-tac de tu cintura
en lo meridiano de tu piel inmaculada,
esperaba tus pasos por debajo de la puerta
sin tocar el suelo profanaban
el sepulcro de mis besos,
con la sangría de tu boca.

Esperaba el sacramento de ti sin instructivo,
esperaba el tiempo sin la historia de tus dedos,
esperaba hasta quedarme solo en la acera de tus sueños,
y te buscaba
y sostenía tu recuerdo
que aguardaba en la única esquina del empedrado caserío,
ahí,
donde vivía tu sonrisa oculta de mí y disfrazada,
esperaba la tortura de nuestros anónimos desvelos.

Te buscaba entre las sabanas y el frió
en cada recuerdo entorpecido por lo salino de los ojos,
te buscaba para no encontrar
el deseo torpemente adherido
a mi cuerpo yermo,
buscaba la dilatación de tu sonrisa
adormecida por los años,
mientras la dicha infinita
me envolvía con su piel de mujer.

C. ALBERTO PALACIOS RUIZ

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NICOTINA

NICOTINA

Indago los labios suspendidos
en el nervio diáfano de todo,
el aliento mutilado por la horas
y el tiempo coagulado
en lo arcano de los labios
esqueléticas sonrisas
con sabor a páramo
en su letargia invernal
a hojarasca.

Fumo el tabaco de tu cuerpo
y acaricio la figura,
en el humoso viento
disperso tu fávila
sobre el diminuto espacio de la boca,
por el salino pensamiento,
o la dulce hiel de la mirada
disenso tu piel
de nicotínico pretexto.

C. ALBERTO PALACIOS

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