El 15 y 16 de mayo, a las 8 de la noche, el foro independiente “La Puerta Abierta” presenta “La escuela de los dictadores” de Erich Kästner, bajo la dirección escénica de Sven Merzbach.

“La escuela de los dictadores” es una obra que llega en este justo momento en el que nuestro país vive un proceso electoral. En muchas de las escenas el público podrá recordar sucesos que han marcado a México en cuestiones políticas, como la muerte de Colosio.

Entre la realidad y el teatro hay un hilo invisible. Kästner nos regala una pieza alemana que, sin temor a equivocarme, encaja muy bien en cualquier país de Latinoamérica.

Una dictadura sangrienta y grotesca es eliminada por una virtuosa rebelión. Luego el caudillo rebelde es asesinado y se establece una nueva dictadura, para la cual el muerto sólo fue un “burro troyano”.

Dos gobiernos han sido derrocados, ambos según las clásicas reglas del golpe de Estado, pero a los viejos métodos se agregan innovaciones, técnicas originales, refinamientos. Y, sobre todo este fondo, ocupando un primer plano en el que grandeza y culpabilidad, sufrimiento y redención, yacen por los suelos, se mueve el hombre, que ya ha logrado parecerse a su propia caricatura.

Esta pieza que podría tomarse por una sátira, no es una sátira: muestra, sin exageración, al hombre que ha dado alcance a su caricatura. Su caricatura coincide con su retrato. El hombre degradado, que baila sobre sus patas traseras, no admite tal cosa.

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