LOS PORTALES
COMITAN DE DOMINGUEZ

En 1975, en medio de una gran conmoción para la ciudadanía y con el objeto de ampliar la Plaza Central, se demuele la manzana que estaba situada entre el templo de Santo Domingo y el parque, mejor conocida como “La Manzana de la Discordia”, por los múltiples disgustos y problemas que se enfrentaron durante su adquisición por parte del Municipio. Para ese entonces, el portal original de esa manzana sobre la 1a Calle Sur Oriente, ya había sido demolido por los diferentes dueños de los locales comerciales que estaban por los años 1950-51.

Primero, dichos locales fueron ocupados por las talabarterías de don Amador Flores y don Primitivo Monjarás, las carpinterías de don Mariano Morales y don Adonay Herrera, casas habitación y la fábrica de muebles de mimbre de los hermanos Vicente y Gilberto Arguello. Después, cuando ya quitaron los portales, los nuevos dueños pusieron sus comercios. Así muchos deben recordar todavía La Joyería de don Carlos Escobar; La Imprenta y Proveedora Cultural de don Ramiro Ruiz; la Refaccionaria y distribuidora de autos de don Rodolfo Ñapóles; el primer Super Mercado Nueve Estrellas de don Límbano y doña Angelina Moreno; la Perfumería Carmelita, la Casa Ancheyta, la Casa Rubio, todos estos locales ya con construcciones modernas como la farmacia Regina de don Juan Torres, que era de dos pisos. También ahí estuvo anteriormente un comercio que revolucionó la forma de vender de las antiguas tiendas de telas y ropa de Comitán, llamada “Los precios de México” de los hermanos Salas, donde se exhibían las telas en rollos y uno podía tocarlas, cosa que nunca se había visto entonces, sino hasta la llegada de la carretera, que nos trajo los nuevos comercios como el que mencioné y la Casa Moreno, que estaba instalada en los bajos del hoy Teatro de la Ciudad.

En ese entonces durante el mes de septiembre, cerrando la calle entre los dos portales a la altura de la esquina que está frente a la Casa de la Cultura, se construía el Altar a la Patria.
En la temporada septembrina, los portales se llenaban de gente y la calle estaba llena de bancas y sillas que uno mandaba colocar con anterioridad para poder cómodamente oír el grito y ver los festejos de las Fiestas Patrias.
Los portales a ambos lados de esta 1a Calle Sur Oriente eran iguales y tenían gradas en las esquinas terminando en el nivel de la banqueta. El que todavía hoy se conserva salía a la banqueta del Casino Fronterizo; y el otro terminaba en la esquina, colindando con el portal que estaba frente al parque.
Antes de quitar el portal, en esta manzana había una pequeña calle sin salida, que se llamó en un tiempo “El Callejón de las Novedades o de las Sorpresas”. En la esquina de este callejón estaba la tienda de don Efraín Culebro, quien alquilaba trastes para fiestas, vendía también unas tortillas de harina llamadas Aztecas, y que también funcionaba como casa de empeño, a donde uno llevaba diversos objetos para conseguir dinero, eso sí a muy altos intereses.
Por los años 1925 estuvo también en ese callejón la Estación Sismológica, atendida por don Aurelio Avendaño. Recuerdo que toda la gente veíamos con mucha curiosidad cuatro bolitas negras que giraban sobre el techo de esa casa, sin saber que se trataba de un instrumento de medición del viento. En ese callejón siempre se veían gallos de pelea amarrados a una estaca, con la pata protegida con una rondanita de cuero; saliendo de esa callecita ya empezaba la banqueta de la manzana.

Frente al templo de Santo Domingo estaba una casa muy grande que en diferentes tiempos fue hotel, cuartel, Oficinas de Hacienda del Estado y, por último, cuando se llevó a cabo la demolición de la manzana, era casa habitación propiedad del Sr. César Solís. Ahí se encontraban la tienda Selecciones, Consultorios Dentales y, en la esquina, La Casa León.

Frente al templo de Santo Domingo, al inicio de los años 50, estaban tres hermosos árboles de trueno, donde al salir de misa los enamorados esperaban a la novia para acompañarla a su casa; y donde los domingos esperaban la salida de las jóvenes del grupo de la Acción Católica de la Juventud Femenina, quienes asistían a la plática del padre Carlos J. Mandujano, en el salón adjunto al templo. Después, a las cuatro de la tarde se salía a dar vueltas al parque y a “colarse”.

Derechos Reservados.
D.R. © Marta Dolores Albores A.
Septiembre1998

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