LA CUEVA DE LA CHEPA

LA CUEVA DE LA CHEPA

Una de ias leyendas un poco olvidadas es ¡a de la cueva de lu Chepa. Esa cueva era una de tantas metas para las cortas excursiones que hacíamos a pie cuando éstas se hacían con los niños de primaria (¿Quién ias hace ahora). Esa cueva. que está al norte de nuestra capital, por la fábrica de cal, fue el escenario de ia siguiente leyenda.

Cuentan que aquí en Tuxíla, una guapa muchacha del barrio de Colón se prendó de un apuesto mancebo que. según los padres de éste, la fulana no era merecedora de un hombre que no era de su categoría. Como era muy común en esos tiempos, los jóvenes no tenían donde desahogar sus deseos y asL buscaban los lugares más apartados del centro de nuestra pequeña ciudad para lograr fechorías que no eran vistas con buen agrado por ias familias. Panchito, un hijo de casa rica ai que le llamaban el niño Paco, en una cíe sus tantas andanzas estuvo en un baile, de sentada de niño y allí conoció a Josefa, que en su barrio le decían la Chepa.

Días después de! hallazgo de la codiciada presa. Paco no cesaba de frecuentar aquel rumbo del puente de Colón, que

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por esa época no lo hacian

Las primeras veces que la veía aprovechaba cuando Chepa iba al río Sabinal por agua. Muchas veces le cargó el cántaro hasta cerca de la tranca de su casa, porque los padres de ia chica ignoraban el idilio. Los padres del niño Paco menos que lo supieran, pues cuando la veía en la tarde engañaba a sus padres que iba al colegio.

Llegó a tanto su amor que no se aguantaron y ella muy decidida le dijo a Paco: me voy contigo donde rué lleves. Pero Paco era un niño mimado y un poco temeroso, no se hallaba con ánimos de tomar aquella arriesgada decisión que sólo la podía tomar un buen varón que fácilmente

 

pudiera independizarse de la tutela de sus padres. Paco decía: si me la llevo a la casa, quien sabe lo que digan los amigos de mi familia. Pues aunque ella no parecía de rain i ha indígena, porque era muy güera, no dejaba de ser una patarrajada. La chepa insistía: llévame Paco, ¡lévame a donde queras. Paco debía dejar de ser hombre para no aceptar la propuesta que lo comprometía. Fue así como

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Sí mi reina, te llevo a donde nadie nos vea. aunque se opongan a nuestro amor. Mira Paco, por aquí cerca está una cueva, aquí ñor Yuquiz, si no tenes a dónde llevarme, allí haremos nuestro hogar v nadie sabrá donde estamos, ¿qué decís? ¿vamos allí?. Paco muy resuelto, le dijo que lo esperara, que al día siguiente por la tardecita se iría con ella, que iría por su ropa, por algunas cosas para poder pasar las noches. Y así fue. muy normal, al atardecer del sábado, regresó con un pequeño bulto en el que escondía también un pumpo. Chepa, que estaba esperando con ansia ¡a deseada huida de la casa, salió por e! portillo del corral de aguaría y como gacela tropeleó dispuesta a seguir a su compañero, pronto desaparecieron por los matorrales que van hacia Yuquiz hallando al fin la cueva donde dieron

Los padres de ambos, al ver que no llegaban a su casa uno y otro, ya que ignoraban esos amores, los buscaban muy afligidos pensando que podían haberlos matado o que la Tisigua hubiera extraviado a Paco. Por informes de algunos que los veían por el río. dijeron a los padres lo que habían observado, no folió quien los viera escapar muy cautelosos. Fue as; como se conocieron ambas familias y se dedicaron a buscarlos,

Cuando se dirigían por el rumbo cerca de donde estaba ia cueva, vieron de lejos que paco iba solo. Sin seguirlo. esperaron que regresara a su casa y cuando llegó no dijo

nada a nadie de lo que había hecho. Sus padres no insistieron en saber lo ocurrido, mientras tanto, Chepa se quedó ocuiía en la cueva esperando, sin que 1 Segara Paco a verla. Ella tenía ¡a esperanza del ¡egreso del infiel y lo esperó varios días, sustentándose con los frutos que a escondidas hallaba en ei campo. Sus padres nunca la hallaron, pues cuando llegaron a la cueva eila no estaba allí.

Por fin desfallecida por ei hambre, agotada y más que todo decepcionada por el pago1 del ingrato, murió. Años después la encontraron cubierta toda de guano, estiércol de murciélagos, ya toda descompuesta despidiendo fétidos olores. Fue el escándalo del pueblo de que la Chepa la habían encontrado, por fin, en la cueva del rumbo de la Picdrona. Desde entonces llaman así a la cueva, «la cueva de la Chepa».

EL FANTASMA DE ORIENTE

EL FANTASMA DEL ORIENTE

Hace muchos años, cuando ia ciudad de Tuxíla, Gutierre: era pequeña. los moradores de la zona oriente de esí; ciudad, contaban con mucho miedo, que por las noche: cuando comenzaba a oscurecer, transitaba un fantasm; acompañado de su perro negro que aullaba lastimeramente.

Una noche, un agricultor trabajador y valiente, de nombre Ezequiel, decidió hacerle frente al fantasma. Salió en si busca y fue así que logró entablar plática con él y quede muy impresionado por su mirada tan fría y su cavernosa voz.

A pesar de que se le pararon los pelos por el miedo, Don Ezequiel le preguntó al espectro, el motivo de su aparición en este mundo y le ofreció ayuda para que terminara su penar.

El fantasma le contestó con una voz tenebrosa, como si saliera del fondo de la tierra, acompañada por el gruñido del perro que no dejaba de acecharlo con sus ojos rojos y centellantes: ¡ Ay de mí! cuando yo pertenecía a este mundo de los vivos, tenía por nombte Pedro Cnanona Cundapí, trabajaba en la agricultura, tenía a mi esposa y a mis cuatro hijos, mí vida transcurría entre la pobreza y el cansancio, pero éramos felices. Mi única riqueza era mi familia y este terreno, aunque árido y poco productivo, era codiciado por un rico terrateniente Don Patrocinio Castellanos. Hacía muchos años que pretendía comprármelo, porque según decían que había un filón de oro enterrado en cierto espacio de mí tierra.

No acepté su oferta; primero, porque ofrecía una miseria, y la otra razón, porque esta tierra me proporcionaba lo poco que comíamos mi familia y yo.

 

Cansado de mi negativa de venderle, una noche negra y fría de! mes cíe diciembre, ordenó a sus hombres prender fuego a mi casa, sin importar que mis hijos, mi esposa y yo. quedáramos atrapados dentro de las llamas y nos quemáramos vivos. En mi desesperación, a lo lejos escuchaba los aullidos de Cuervo, nii noble perro, que no pudo hacer nada por salvarnos, y que por varios días permaneció en el lugar donde quedaron nuestros restos sin probar agua ni alimento, esperando la muerte para reunirse con nosotros. Desde entonces, mi espíritu y el de mi perro, vagamos por estos matorrales en busca de las almas de mis hijos y mi esposa.

Entonces. Don Ezcquiel le dijo: ¿Dime qué podemos hacer para que encuentres la paz que necesitas?

El fantasma contestó: Que le den cristiana sepultura a los restos de los cuerpos de mi familia, y que este terreno se destine para la construcción de un parque, para que ios niños alegren el lugar con sus juegos y sus risas.

A partir de entonces, volvió la calma al lugar, desapareció el fantasma. Aunque dicen, que algunas noches se escuchan

 

Legendaria Batalla del Cañon del Sumidero

LEGENDARIA BATALLA DEL

CAÑÓN DEL SUMIDERO

Existe la belia y conmovedora Tradición sobre el suicidio coleeíi\o chiapaneca. Se dice que en el proceso de conquista de su región se dio una heroica batalla donde prácticamente se acabó la población, no porque los españoles les hayan dado muerte sino por la decisión propia de los chiapanccas de quitarse la vida antes que aceptar ¡a

dominación.

Advertidos los conquistadores de la dificultad de someter a estos valientes indígenas, iban muy bien armados. Comandados por el capitán Diego de Mazariegos – quien llegó a Chiapas en 1528 por órdenes de Hernán Cortés, cuatro años después que el capitán Luis Marín – , los españoles eran numerosos y contaban con caballos, piezas de artillería e indígenas mexicas y tlaxcaltecas que traían desde Tenochtitlán. A esta fuerza se añadió e! apoyo de varios pueblos vecinos, enemigos de los chiapanecas. Estos últimos les hicieron frente y pelearon con su característica bravura arrojando flechas, lanzas, piedras. Se habla de que las tropas españolas tuvieron bajas importantes, pero debido a su superioridad eu auaaiücmo y número de combatientes, obligaron a los chiapanecas a refugiarse en su ciudad principal. Se refiere que ésta se encontraba cerca del Peñón de Tepetchía, en el cañón del Sumidero, resguardada por las imponentes y verticales paredes rocosas que conforman la cañada. Ahí se libró la última v célebre batalla.

Al encontrarse francamente perdidos y cercados por el enemigo, familias enteras de chiapanecas se arrojaron desde la cima del precipicio y cayeron en ias aguas del río. que se teñían de rojo, optando por morir antes de sucumbir a la dominación. Ante este hecho, el capitán español-

 

conmovido y aterrado, hizo cesar el fuego y rescatar los pocos sobrevivientes.

Dice un extenso poema épico de Galiíeo Cruz Robles, escrito en 1928. sobre la batalla del Sumidero:

Es el Chiapa. su esposa y el producto de aquel amor que fue grande y sincero y que al perder el último reducto se arrojan con valor al Sumidero!

Y mientras tanto, sigue el sacrificio de aquel grupo de héroes y bravos que pretieren lanzarse ai precipicio a la vergüenza de vivir de esclavos.

Cuentan que los pocos sobrevivientes chiapanecas de la numerosa población fueron llevados a las orillas del río para fundar un nuevo pueblo: Chiapa de los Indios, hoy conocido como Chiapa de Corzo, y sus descendientes son ios chiapacorceños. Esta famosa batalla quedó para siempre en el blasón de armas que el emperador Carlos V concedió en 1535 a Chiapa cíe los Españoles, fundada en 1528 por el conquistador Mazariegos y que actualmente es San

Cristóbal de las Casas. Por existir estas dos ciudades

LA PIEDRA DE HUIXTLA

LA PIEDRA DE HUIXTLA

Cuenta la leyenda que hace muchos años un brujo de Chiapa de Corzo. Tenía que ir a traer una campana encantada a Guatemala. Por lo que pidió a Juan No. un hombre grande, corpulento y decido para que le ayudara a traer ¡a pesada campana desde ese lugar tan. lejos.
Y así. se prepararon para un largo viaje, una vez listos, los dos partieron con rumbo a un pueblo de Guatemala, donde otro brujo de ese lugar los esperaba con la campana lista para ser llevada a Chiapa de Corzo para festejar sus Fiestas Tradicionales de ese entonces.
Al llegar el brujo ios recibió con gusto, pero les advirtió que la campana no debería de tocar tierra por ningún motivo, por muy cansados que estuvieran no deberían descansar, por que la campana se convertiría en una enorme roca.
Decididos y confiados de la gran fuerza que poseía Juan No. partieron con rumbo a su destino. Habían cruzado los municipios de Cacahuatán, Tapachula y iuzantán, ya
montañas. Juan, se veía cansado, el brujo le animaba y decía que no descasara que si no ya no podrían llegar con la campana a Chiapa de Corzo.
Juan ya muy cansado le pidió que descansaran, -Descansemos un rato dijo Juan… -no, no podemos descansar dijo el brujo.
– Solo déjame me siento un rato… ¡No!, dijo el bru¡o. vas a
bajar la campana.
– ¡No’., soio me sentare sobre esta roea sin bajar la can-nana
dijo Juan.
– Juan No. con la enorme campana a cuestas se posó sobre una pequeña roca, mientras oí brujo descanso en eí suelo, iba tan cansado que se quedó dormido. Juan ai ver al Brujo dormido decidió dejarlo descasar más. Pero íanibién él se quedo dormido debido a la fatiga que lo venció.
– No supieron cuanto tiempo durmieron pero cuando amaneció, solo estaba una Enorme Roca en forma de campana y había crecido más de su tamaño original.
– El brujo muy enojado por haberse quedado dormido, ie dijo a Juan que intentara levantar la roca, pero todo fue inútil, la enorme roca se había sentado sobre tres grandes piedras y ahí quedaría para siempre la campana, hoy conocida como la Piedra de Huixíia.
– El brujo, muy enojado maldijo a Juan No. Le dijo que su maldición era cuidar por toda la eternidad a! enorme Piedra
– Por eso hoy en día, se oye por las noches que Juan No. sale a recorrer las cercanías de la Piedra de Huixtla, dicen algunos campesinos del Lugar que lo han visto. Que veces viaja en un caballo negro, otros dicen que Juan No. tiene una pata de gallo y otra de Caballo y que solo ahuyenta a ios que se acercan a la piedra por las noches.