Leyenda del Tunel Subterraneo – San Cristóbal de las Casas

Leyenda del Tunel Subterraneo 
San Cristóbal de las Casas



 

La leyenda del túnel subterráneo de San Cristóbal, es una leyenda en verdad controvertida, mientras que unos la ven como eso, como una pura leyenda, hay otros que aseguran que el túnel si existe y que lo único que falta es descubrirlo y que esto sería un gran atractivo turístico para nuestra ciudad. Lo cierto es que esta leyenda corre de boca en boca desde hace muchos años. Muchos de los que creen que este túnel existe, aseguran que hay entradas en el Ex-Convento de Santo Domingo, al norte de la ciudad, que atraviesa la zona del centro y que paso por la antigua casa del Marqués de la Tovilla y va al edificio de la C.T.M., que se enfila rumbo al Templo de San Francisco y que va a desembocar al Ex-convento de las MAdres Violetas, en el conjunto arquitectónico del Carmen. Se asegura que hay remificaciones por diversos rumbos de la ciudad y que su construcción, se asemeja, con los túneles que se dicen hay, en la ciudad de Santiago de Compostela, allá en España.

Hay quienes aseguran que este túnel fue construido poco después de la fundación de nuestra ciudad por los religiosos que erigieron tanto el Templo como el Convento de Santo Domingo y la Iglesia del Caermen y el Convento de las Hermanas de la Encarnación que estaba junto a este último templo. Aunque no saben para que fin fue construido, se dice que fue para que el pueblo, no se entrometiera en los asuntos religiosos. Se asegura que tiene varios ramales y que muchos de ellos todavía se encuentran a flor de tierra, mientras que otros han sido tapados. Aseguran quienes creen que el túnel subterráneo de San Cristóbal existe, que allí se guardaron innumerables y valiosos tesoros de la iglesia católica, y que aún permanecen en ese lugar, esto como consecuencia de las numerosas persecuciones en los días de la Reforme y la Revolución.  Se cuenta de muchos casos de espantos y aparecidos en las inmediaciones de los lugares en donde se dice pasa el túnel de San Cristóbal. Se habla de que hasta hay un mapa que fue encontrado en el archivo histórico diocesano, pero no lo hemos visto.

El caso más raro y que cuentan da fe de que este túnel si existe, es la entrada que hay en un pozo en el Ex-Convento de Santo Domingo, que está a unos ocho metros de profundidad. y la anécdota que se cuenta que ocurrió en el año de 1911, cuando se desarrollaba la guerra entre San Cristóbal y Tuxtla, enfrentamiento armado que perdiera San Cristóbal y que se dice había organizado el llamado Obispo del Diablo, Monseñor Francisco Orozco y Jiménez, titular de la Diócesis de San Cristóbal. Sea como fuere, la leyenda de ue un túnel atraviesa la ciudad, es interesante y aquí está para ver si hay alguien que quiera intentar descubrirlo. Se habla de tesoros incalculables que se encuentran en su interior. Joyas de la Iglesia y también de aparecidos que custodian este tesoro. Ultimamente, en 1974 varios burócratas del Instituto de Antropología e Historia, vinieron a hacer una serie de excavaciones en el Ex-Convento de Santo Domingo y, se dice que lograron localizar la famosa entrada del pozo, que hicieron varios intentos por entrar al túnel, pero que dos de ellos resultaron con una extraña enfermedad y que después de ser trasladados a la Ciudad de México, fallecieron, no sin antes contar qu elograron penetrar al túnel y que recorrieron un buen tramo.

La Leyenda del Taxista

Leyendas de San Cristóbal de las Casas, Chiapas

Lo que aquí se narra, ocurrió recientemente, quizá de esta fecha a unos 25 o 30 años atrás. Este fue un caso sorprendente en el que aseguran, les costó la vida a un taxista a quien llamaremos Pedro, porque sus familiares nos pidieron no mencionar su nombre real.

Nuestro relato empieza cuando comienza un día cualquiera para un manejador y propietario de un coche de alquiler, de un «carro cerrado» o de un «turismo», como se le solía llamar a los taxis hasta no hace mucho aquí en San Cristóbal, Dicen que ese día, muy de mañana se le acercaron a Pedro, que estaba limpiando su unidad, dos señoras con sendos ramos de flores y le pidieron que las llevara al panteón de la localidad. Las mujeres subieron al coche y se hizo el rápido viaje de no más de cinco minutos. Se Cree que como a las 7 de la mañana, y casi para enfilarse de nuevo a la ciudad, Pedro se sobresaltó, cuando una voz en la parte posterior del coche, le ordenó que la llevara al centro de la ciudad. Intrigado en la forma en que había subido la mujer al coche, mientras va circulando por el zócalo de San Cristóbal, no deja de ver por el espejo retrovisor a aquella mujer que cubre su blanco rostro detrás de un velo negro.

Al llegar a la altura del templo de Nuestra Señora de La Merced, la mujer ordena al taxista a pararse y le dice que la espere. Baja del coche y Pedro se da cuenta del bien delineado cuerpo de la mujer que se dibuja en un entallado vestido negro. Es alta, blanca y se adivina tras del velo que cubre su rostro, sus bellas facciones. La mujer tarda un rato en el interior del templo y despues, en vez de subir al carro, hace señas al taxista para que siga esperándola y ella va hacia el templo del Calvario. Un rato después, la mujer regresa y se introduce de nuevo al carro, ordena ir al barrio de Guadalupe y hace lo mismo. Baja del carro y entra al templo, para salir un rato después y ordenar que la lleve a otro barrio, para visitar otro templo.

Así pasan las horas y el día se va muriendo, finalmente, ya que han visitado todos los templos de San Cristóbal de las Casas, aquella mujer con voz cansada ordena al taxista a que la lleve al templo de San Felipe. Ya casi es de noche, las luces mortecinas de algunas lámparas eléctrica se encienden, cuando la mujer sale del templo de San Felipe y ordena al taxista a que la lleve de nuevo al cementerio de la ciudad. Allí, la mujer antes de entrar al panteón, se vuelve al taxista y le pide que por favor cobre a la mañana siguiente lo que le debe, en su domicilio; se levanta el velo que la cubre la cara y el taxista puede ver en toda su plenitud el hermoso rostro de la muer, un tanto pálido y demacrado y le entraga un papel escrito. La bella mujer sin esperar nada desaparece en la entrada del cementerio y el taxista un tanto enojado, se retira del lugar. Pedro, cansado de un día manejando casi sin parar, va a su casa a descansar. Al otro día temprano, se presentan en la dirección que le diera aquella rara mujer y que es en el barrio de Mexicanos. Toca la puerta y pide hablar con el propietario de la csa. El dueño sale y el taxista le explica que una mujer utilizó su vehículo y que le dejó un papel con esa dirección para cobrar. Primero Pedro recibe como respuesta una sonora carcajada de aquel hombre, y después el mismo, le pregunt más detenidamente sobre los detallles del servicio y la cara del dueño de aquella casa, se va tornando de la risa a un estado omás serio. Después invita a pasar al taxista a la casa y le pregunta si es capaz de reconocer a la mujer que estuvo el día anterior con él.

El dueño de aquella casa, saca un cuadro grande y le enseña a Pedro una fotografía de una hermosa joven. Pedro, el taxista, la reconoce en el acto, es ella, no hay duda. Pero el dueño de la casa, dice que eso es imposible, que lo que el taxista dicen no puede ser, que esta mujer no puede haber sido transportada en el taxis, porque tiene  más de diez años de muerta. al recibir aquella contestación, Pedro se desmaya. Los dueños de la casa, llaman a otros taxista para que lo auxilien. Es llevado a su casa. Pedro recobra la conciencia y es capaz de hacer un relato pormenorizado de lo que ha ocurrido. Pero es incapaz de levantarse de la cama. Ese mismo día, empieza a tener fiebra alta. Se dice que fueron ocho días de calentura, hasta que por fin murió. Se le achaca su muerte a este extraño suceso.

Cuenta la voz popular,, que todavía en la actualidad, por las mañanas de primavera y en las frías noches de invierno, de repente, se aparece por la zona del panteón, una guapa mujer blanca, vestida de negro que pide que la lleven a visitar las iglesias de San Cristóbal. ¿Misterio? si, una leyenda espeluznante que hiela la sangre y nos hace creer en lo sobrenatural, en lo terrible enigmático, que es el más allá; pero no todo para allí, se cuenta que aún en la actualidad dos o tres gentes y no precisamente taxistas han sido abordados por una hermosa mujer que viste de negro y que sale del panteón, aunque, al parecer, no han corrido con tan mala suerte como le pasó al taxista.

Leyendas de Chiapas

LEYENDAS DE CHIAPAS

Contaremos las historias que através del tiempo han mantenido la fuerza de permanecer y convertirse en verdaderas leyendas. Realizaremos un acervo de las leyendas de chiapas y de cada una de las ciudades principales, donde podrán encontrar leyendas de san cristóbal de las casas, leyendas de comitán, leyendas de tuxtla y tapachula.

Una leyenda es una narración, de hechos naturales, sobrenaturales o mezclados, que se narra y se transmite de generación en generación en forma oral o escrita, generalmente el relato se sitúa de forma imprecisa, entre el mito y el suceso verídico que le confiere cierta singularidad.

Se ubica en un tiempo y lugar que resultan familiares a los miembros de una comunidad, lo que aporta al relato cierta verosimilitud. En las leyendas que presentan elementos sobrenaturales, como milagros, presencia de criaturas feéricas o de ultratumba, etc., estos se presentan como reales, pues forman parte de la visión del mundo propia de la comunidad en la que se origina la leyenda. En su proceso de transmisión a través de la tradición oral las leyendas experimentan a menudo supresiones, añadidos o modificaciones, surgiendo así todo un mundo lleno de variantes.

Se define a la leyenda como un relato folclórico con bases históricas.

La leyenda de la laguna verde de Coapilla

LA LAGUNA VERDE EN COAPILLA
Leyenda

Cuentan los abuelos que cierta vez, ya hace mucho tiempo, existía un pozo el cual servía de sustento a una familia. La familia estaba conformada por tres personas, el papá, la mamá y la hija. El señor al morir su mujer se consiguió otra esposa la cual llevó a vivir con ellos. La niña veía a su madrastra como alguien muy mala, y sí, si era cierto porque la maltrataba mucho. Cierta vez el señor se fue a trabajar muy iejos y tardaría en regresar, fue así que la niña se quedó sola con su madrastra.

A la niña la mandaban siempre a traer agua de pozo con un cántaro de barro el cual llenaba de agua para los quehaceres de hogar, pero la niña siempre rompía el cántaro. Y si la mandaban otra vez, otra vez rompía el cántaro; ya de tanto la señora se cansaba y le pegaba a su hijastra. A la madrastra no le convenía que siempre que se iba a traer agua la niña rompiera un cántaro, por eso ya de tanto hizo un canasto para que trajera el agua.

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

La niña al traer agua con el canasto se le salía toda y cuando llegaba a su casa no tenia nada. La madrastra sabiendo que era imposible traer agua con el canasto le seguía pegando. La niña al no saber qué hacer decidió tapar los agujeros del canasto con lodo, pero todavía se escurría el agua. De tanto, la niña comenzó a llorar y llorar. De repente se le apareció un señor de muy alta estatura y muy bien vestido.

Le preguntó: ¿por qué lloras? Y la niña contestó: es que mi madrastra me regaña porque rompo los cántaros, y ahora ya no me dio cántaros, me dio un canasto lleno de agujeros. Pero eso no es problema, llena de agua el canasto y verás que no se saldrá el agua, dijo el señor. De esa manera, la niña llevó el agua con su madrastra y ya no le pegó, pero le regañó más por llegar tan tarde a su casa.

La niña volvió al día siguiente al pozo y de nuevo se encontró con el señor. El señor le dijo: veo que aun así te regañó. Mejor ven conmigo; en mi casa no te regañaran, ni te maltrataran, allá tu serás la reina. La niña no lo pensó dos veces y acepto ir con el señor. Entonces la niña cerró los ojos y apareció en una finca, vio borregos, caballos, vacas, gallinas y también personas que conocía y ya habían muerto.

Entonces la niña estuvo muy contenta. Luego, el papá de la niña regresó del trabajo y le preguntó a la madrastra dónde estaba su hija, la mujer solo dijo que vio cuando se estaba ahogando en el pozo. El señor regañó mucho a su mujer y luego se fue a llorar al pozo. De pronto el hombre apareció de nuevo y le pregunto: ¿por qué lloras? Y el señor contestó: es que mi hija se ahogó en el pozo y mi mujer no hizo nada.

No te preocupes, dijo el hombre. Tu hija está conmigo en mi rancho, cierra los ojos y verás que estarás con tu hija. Entonces elseñor cerró sus ojos y apareció donde estaba la niña. El padre quizo llevarse a su hija pero el señor alto no se lo permitió, a cambio de ella le dio un cofre lleno de dinero y le advirtió que no lo abrazará antes de tres días y que no lo viera su mujer.

Entonces el señor se fue a su casa y no le dijo nada a su mujer; pero la mujer se llenó de curiosidad y abrió el cofre, fue así que todo se convirtió en un enjambre de avispas. Por lo tanto, la niña se quedó con el hombre para siempre. Se cree que el pozo fue creciendo junto con la niña, hasta convertirse en una inmensa laguna, «la laguna encantada».

Más misterios de la laguna verde

De la laguna verde empezaron a salir de unos muñecos de madera y unos hombres que se convertían en puercos gigantes a los que llamaron “tzuyoyas”, quienes perseguían a la gente.

Había en la iglesia dos santos crucificados a los lados del santuario: Dimas al lado derecho, representando el bien, y Gestas a la izquierda, representando al mal. Todos los brujos le rezaban y le llevaban ofrendas misteriosas. El anciano don Nicanor rezaba todos los días a Dimas, quien le indicó que para salvar a los niños y mujeres de la amenaza de los “tzuyoyas” deberían tomar una piedra, hacer la señal de la cruz y arrojársela.

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

La gente le obedeció y empezaron a desaparecer los monos de palo y los puercos gigantes; para terminar de una vez con esas fuerzas del mal, mandaron a traer al señor obispo quien bendijo la laguna.

“Cuando era niño –cuenta un anciano– me mandaron por agua a la laguna, pero me sorprendí mucho cuando, al sumergir el cántaro para llenarlo de agua, saltó un pez de oro, de legitimo oro, entrando al recipiente. Le tuve miedo y lo deje ir. Las personas a las que le comenté lo que había hecho con el pez, me dijeron que había soltado mi suerte”.

Hasta la fecha es misterio para muchos, el hecho de que islotes flotantes (hasta de 30 x 10 metros aproximadamente) recorren a lo largo y ancho de la laguna.

Unos atribuyen este fenómeno al “encanto” de la laguna y otros aseguran que anuncian “mal tiempo”. La verdad es que siendo pequeños islotes, están cubiertos en su mayor parte por plantas (carrizos) que alcanzan hasta 4 o 5 metros de altura en cuyas hojas choca el aire procedente de norte o del sur, siendo esta fuerza la que hace que el islote se mueva siempre en la misma dirección del viento.

“Recuerdo que cuando éramos chamacos –cuenta otra persona de esa localidad–quisimos quemar un tapesco de ese zacate (el monte del islote) con la lumbre de orilla de palma que fuimos a traer. Hice una escoba para prenderla y acercarla al tapesco, cuando vimos que el zacate se fue retirando ¡como si hubiera visto que lo íbamos a quemar! como ya no lo alcanzaba le tire la escoba y se incendió el zacate, con una tronazón que daba gusto, huyendo de nosotros”.

El 27 de agosto de 1952, cuando era presidente don Humberto Urbina Camacho, cayó en la laguna verde una avioneta, eran como las nueve de la mañana.

Las personas llegaron, tomaron unas lanchas y se dirigieron a rescatar a los sobrevivientes, entre los que estaba el Dr. Samuel León Brindis, quien años después, al ser gobernador, en agradecimiento al pueblo que lo auxilio, dotó a este municipio de agua potable y mandó a construir la carretera de terracería que actualmente los comunica con Copainalá. Tal vez esa sea la suerte que les ha traído la laguna, dicen.

Información retomada de RODOLFO ESTRADA CRUZ Y JONATHAN LÓPEZ SÁNCHEZ (http://f1-preview.runhosting.com/coapilla.com.mx/6.2%20Leyenda%20de%20la%20laguna.htm)

LA CUEVA DE LA CHEPA

LA CUEVA DE LA CHEPA

Una de ias leyendas un poco olvidadas es ¡a de la cueva de lu Chepa. Esa cueva era una de tantas metas para las cortas excursiones que hacíamos a pie cuando éstas se hacían con los niños de primaria (¿Quién ias hace ahora). Esa cueva. que está al norte de nuestra capital, por la fábrica de cal, fue el escenario de ia siguiente leyenda.

Cuentan que aquí en Tuxíla, una guapa muchacha del barrio de Colón se prendó de un apuesto mancebo que. según los padres de éste, la fulana no era merecedora de un hombre que no era de su categoría. Como era muy común en esos tiempos, los jóvenes no tenían donde desahogar sus deseos y asL buscaban los lugares más apartados del centro de nuestra pequeña ciudad para lograr fechorías que no eran vistas con buen agrado por ias familias. Panchito, un hijo de casa rica ai que le llamaban el niño Paco, en una cíe sus tantas andanzas estuvo en un baile, de sentada de niño y allí conoció a Josefa, que en su barrio le decían la Chepa.

Días después de! hallazgo de la codiciada presa. Paco no cesaba de frecuentar aquel rumbo del puente de Colón, que

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por esa época no lo hacian

Las primeras veces que la veía aprovechaba cuando Chepa iba al río Sabinal por agua. Muchas veces le cargó el cántaro hasta cerca de la tranca de su casa, porque los padres de ia chica ignoraban el idilio. Los padres del niño Paco menos que lo supieran, pues cuando la veía en la tarde engañaba a sus padres que iba al colegio.

Llegó a tanto su amor que no se aguantaron y ella muy decidida le dijo a Paco: me voy contigo donde rué lleves. Pero Paco era un niño mimado y un poco temeroso, no se hallaba con ánimos de tomar aquella arriesgada decisión que sólo la podía tomar un buen varón que fácilmente

 

pudiera independizarse de la tutela de sus padres. Paco decía: si me la llevo a la casa, quien sabe lo que digan los amigos de mi familia. Pues aunque ella no parecía de rain i ha indígena, porque era muy güera, no dejaba de ser una patarrajada. La chepa insistía: llévame Paco, ¡lévame a donde queras. Paco debía dejar de ser hombre para no aceptar la propuesta que lo comprometía. Fue así como

u! ] O

Sí mi reina, te llevo a donde nadie nos vea. aunque se opongan a nuestro amor. Mira Paco, por aquí cerca está una cueva, aquí ñor Yuquiz, si no tenes a dónde llevarme, allí haremos nuestro hogar v nadie sabrá donde estamos, ¿qué decís? ¿vamos allí?. Paco muy resuelto, le dijo que lo esperara, que al día siguiente por la tardecita se iría con ella, que iría por su ropa, por algunas cosas para poder pasar las noches. Y así fue. muy normal, al atardecer del sábado, regresó con un pequeño bulto en el que escondía también un pumpo. Chepa, que estaba esperando con ansia ¡a deseada huida de la casa, salió por e! portillo del corral de aguaría y como gacela tropeleó dispuesta a seguir a su compañero, pronto desaparecieron por los matorrales que van hacia Yuquiz hallando al fin la cueva donde dieron

Los padres de ambos, al ver que no llegaban a su casa uno y otro, ya que ignoraban esos amores, los buscaban muy afligidos pensando que podían haberlos matado o que la Tisigua hubiera extraviado a Paco. Por informes de algunos que los veían por el río. dijeron a los padres lo que habían observado, no folió quien los viera escapar muy cautelosos. Fue as; como se conocieron ambas familias y se dedicaron a buscarlos,

Cuando se dirigían por el rumbo cerca de donde estaba ia cueva, vieron de lejos que paco iba solo. Sin seguirlo. esperaron que regresara a su casa y cuando llegó no dijo

nada a nadie de lo que había hecho. Sus padres no insistieron en saber lo ocurrido, mientras tanto, Chepa se quedó ocuiía en la cueva esperando, sin que 1 Segara Paco a verla. Ella tenía ¡a esperanza del ¡egreso del infiel y lo esperó varios días, sustentándose con los frutos que a escondidas hallaba en ei campo. Sus padres nunca la hallaron, pues cuando llegaron a la cueva eila no estaba allí.

Por fin desfallecida por ei hambre, agotada y más que todo decepcionada por el pago1 del ingrato, murió. Años después la encontraron cubierta toda de guano, estiércol de murciélagos, ya toda descompuesta despidiendo fétidos olores. Fue el escándalo del pueblo de que la Chepa la habían encontrado, por fin, en la cueva del rumbo de la Picdrona. Desde entonces llaman así a la cueva, «la cueva de la Chepa».

EL FANTASMA DE ORIENTE

EL FANTASMA DEL ORIENTE

Hace muchos años, cuando ia ciudad de Tuxíla, Gutierre: era pequeña. los moradores de la zona oriente de esí; ciudad, contaban con mucho miedo, que por las noche: cuando comenzaba a oscurecer, transitaba un fantasm; acompañado de su perro negro que aullaba lastimeramente.

Una noche, un agricultor trabajador y valiente, de nombre Ezequiel, decidió hacerle frente al fantasma. Salió en si busca y fue así que logró entablar plática con él y quede muy impresionado por su mirada tan fría y su cavernosa voz.

A pesar de que se le pararon los pelos por el miedo, Don Ezequiel le preguntó al espectro, el motivo de su aparición en este mundo y le ofreció ayuda para que terminara su penar.

El fantasma le contestó con una voz tenebrosa, como si saliera del fondo de la tierra, acompañada por el gruñido del perro que no dejaba de acecharlo con sus ojos rojos y centellantes: ¡ Ay de mí! cuando yo pertenecía a este mundo de los vivos, tenía por nombte Pedro Cnanona Cundapí, trabajaba en la agricultura, tenía a mi esposa y a mis cuatro hijos, mí vida transcurría entre la pobreza y el cansancio, pero éramos felices. Mi única riqueza era mi familia y este terreno, aunque árido y poco productivo, era codiciado por un rico terrateniente Don Patrocinio Castellanos. Hacía muchos años que pretendía comprármelo, porque según decían que había un filón de oro enterrado en cierto espacio de mí tierra.

No acepté su oferta; primero, porque ofrecía una miseria, y la otra razón, porque esta tierra me proporcionaba lo poco que comíamos mi familia y yo.

 

Cansado de mi negativa de venderle, una noche negra y fría de! mes cíe diciembre, ordenó a sus hombres prender fuego a mi casa, sin importar que mis hijos, mi esposa y yo. quedáramos atrapados dentro de las llamas y nos quemáramos vivos. En mi desesperación, a lo lejos escuchaba los aullidos de Cuervo, nii noble perro, que no pudo hacer nada por salvarnos, y que por varios días permaneció en el lugar donde quedaron nuestros restos sin probar agua ni alimento, esperando la muerte para reunirse con nosotros. Desde entonces, mi espíritu y el de mi perro, vagamos por estos matorrales en busca de las almas de mis hijos y mi esposa.

Entonces. Don Ezcquiel le dijo: ¿Dime qué podemos hacer para que encuentres la paz que necesitas?

El fantasma contestó: Que le den cristiana sepultura a los restos de los cuerpos de mi familia, y que este terreno se destine para la construcción de un parque, para que ios niños alegren el lugar con sus juegos y sus risas.

A partir de entonces, volvió la calma al lugar, desapareció el fantasma. Aunque dicen, que algunas noches se escuchan

 

Legendaria Batalla del Cañon del Sumidero

LEGENDARIA BATALLA DEL

CAÑÓN DEL SUMIDERO

Existe la belia y conmovedora Tradición sobre el suicidio coleeíi\o chiapaneca. Se dice que en el proceso de conquista de su región se dio una heroica batalla donde prácticamente se acabó la población, no porque los españoles les hayan dado muerte sino por la decisión propia de los chiapanccas de quitarse la vida antes que aceptar ¡a

dominación.

Advertidos los conquistadores de la dificultad de someter a estos valientes indígenas, iban muy bien armados. Comandados por el capitán Diego de Mazariegos – quien llegó a Chiapas en 1528 por órdenes de Hernán Cortés, cuatro años después que el capitán Luis Marín – , los españoles eran numerosos y contaban con caballos, piezas de artillería e indígenas mexicas y tlaxcaltecas que traían desde Tenochtitlán. A esta fuerza se añadió e! apoyo de varios pueblos vecinos, enemigos de los chiapanecas. Estos últimos les hicieron frente y pelearon con su característica bravura arrojando flechas, lanzas, piedras. Se habla de que las tropas españolas tuvieron bajas importantes, pero debido a su superioridad eu auaaiücmo y número de combatientes, obligaron a los chiapanecas a refugiarse en su ciudad principal. Se refiere que ésta se encontraba cerca del Peñón de Tepetchía, en el cañón del Sumidero, resguardada por las imponentes y verticales paredes rocosas que conforman la cañada. Ahí se libró la última v célebre batalla.

Al encontrarse francamente perdidos y cercados por el enemigo, familias enteras de chiapanecas se arrojaron desde la cima del precipicio y cayeron en ias aguas del río. que se teñían de rojo, optando por morir antes de sucumbir a la dominación. Ante este hecho, el capitán español-

 

conmovido y aterrado, hizo cesar el fuego y rescatar los pocos sobrevivientes.

Dice un extenso poema épico de Galiíeo Cruz Robles, escrito en 1928. sobre la batalla del Sumidero:

Es el Chiapa. su esposa y el producto de aquel amor que fue grande y sincero y que al perder el último reducto se arrojan con valor al Sumidero!

Y mientras tanto, sigue el sacrificio de aquel grupo de héroes y bravos que pretieren lanzarse ai precipicio a la vergüenza de vivir de esclavos.

Cuentan que los pocos sobrevivientes chiapanecas de la numerosa población fueron llevados a las orillas del río para fundar un nuevo pueblo: Chiapa de los Indios, hoy conocido como Chiapa de Corzo, y sus descendientes son ios chiapacorceños. Esta famosa batalla quedó para siempre en el blasón de armas que el emperador Carlos V concedió en 1535 a Chiapa cíe los Españoles, fundada en 1528 por el conquistador Mazariegos y que actualmente es San

Cristóbal de las Casas. Por existir estas dos ciudades