ESPEJISMO

ESPEJISMO

En el umbral del espacio y el tiempo

te contemplo absorto.

Vago en el infinito.

Ceniza incrédula y fría

mi pasión no alcanza tu corazón.

El amor que siento por ti

es como un anillo cegado por la luz

que colapsa por la gravedad de tu fuerza.

Tu amor, espejismo cósmico

de los que abundan en las galaxias.

POETAS DE CHIAPAS / INDICE DE POETAS

La leyenda de la laguna verde de Coapilla

LA LAGUNA VERDE EN COAPILLA
Leyenda

Cuentan los abuelos que cierta vez, ya hace mucho tiempo, existía un pozo el cual servía de sustento a una familia. La familia estaba conformada por tres personas, el papá, la mamá y la hija. El señor al morir su mujer se consiguió otra esposa la cual llevó a vivir con ellos. La niña veía a su madrastra como alguien muy mala, y sí, si era cierto porque la maltrataba mucho. Cierta vez el señor se fue a trabajar muy iejos y tardaría en regresar, fue así que la niña se quedó sola con su madrastra.

A la niña la mandaban siempre a traer agua de pozo con un cántaro de barro el cual llenaba de agua para los quehaceres de hogar, pero la niña siempre rompía el cántaro. Y si la mandaban otra vez, otra vez rompía el cántaro; ya de tanto la señora se cansaba y le pegaba a su hijastra. A la madrastra no le convenía que siempre que se iba a traer agua la niña rompiera un cántaro, por eso ya de tanto hizo un canasto para que trajera el agua.

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

La niña al traer agua con el canasto se le salía toda y cuando llegaba a su casa no tenia nada. La madrastra sabiendo que era imposible traer agua con el canasto le seguía pegando. La niña al no saber qué hacer decidió tapar los agujeros del canasto con lodo, pero todavía se escurría el agua. De tanto, la niña comenzó a llorar y llorar. De repente se le apareció un señor de muy alta estatura y muy bien vestido.

Le preguntó: ¿por qué lloras? Y la niña contestó: es que mi madrastra me regaña porque rompo los cántaros, y ahora ya no me dio cántaros, me dio un canasto lleno de agujeros. Pero eso no es problema, llena de agua el canasto y verás que no se saldrá el agua, dijo el señor. De esa manera, la niña llevó el agua con su madrastra y ya no le pegó, pero le regañó más por llegar tan tarde a su casa.

La niña volvió al día siguiente al pozo y de nuevo se encontró con el señor. El señor le dijo: veo que aun así te regañó. Mejor ven conmigo; en mi casa no te regañaran, ni te maltrataran, allá tu serás la reina. La niña no lo pensó dos veces y acepto ir con el señor. Entonces la niña cerró los ojos y apareció en una finca, vio borregos, caballos, vacas, gallinas y también personas que conocía y ya habían muerto.

Entonces la niña estuvo muy contenta. Luego, el papá de la niña regresó del trabajo y le preguntó a la madrastra dónde estaba su hija, la mujer solo dijo que vio cuando se estaba ahogando en el pozo. El señor regañó mucho a su mujer y luego se fue a llorar al pozo. De pronto el hombre apareció de nuevo y le pregunto: ¿por qué lloras? Y el señor contestó: es que mi hija se ahogó en el pozo y mi mujer no hizo nada.

No te preocupes, dijo el hombre. Tu hija está conmigo en mi rancho, cierra los ojos y verás que estarás con tu hija. Entonces elseñor cerró sus ojos y apareció donde estaba la niña. El padre quizo llevarse a su hija pero el señor alto no se lo permitió, a cambio de ella le dio un cofre lleno de dinero y le advirtió que no lo abrazará antes de tres días y que no lo viera su mujer.

Entonces el señor se fue a su casa y no le dijo nada a su mujer; pero la mujer se llenó de curiosidad y abrió el cofre, fue así que todo se convirtió en un enjambre de avispas. Por lo tanto, la niña se quedó con el hombre para siempre. Se cree que el pozo fue creciendo junto con la niña, hasta convertirse en una inmensa laguna, «la laguna encantada».

Más misterios de la laguna verde

De la laguna verde empezaron a salir de unos muñecos de madera y unos hombres que se convertían en puercos gigantes a los que llamaron “tzuyoyas”, quienes perseguían a la gente.

Había en la iglesia dos santos crucificados a los lados del santuario: Dimas al lado derecho, representando el bien, y Gestas a la izquierda, representando al mal. Todos los brujos le rezaban y le llevaban ofrendas misteriosas. El anciano don Nicanor rezaba todos los días a Dimas, quien le indicó que para salvar a los niños y mujeres de la amenaza de los “tzuyoyas” deberían tomar una piedra, hacer la señal de la cruz y arrojársela.

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

Foto: Coapilla Cultura Viva (Facebook)

La gente le obedeció y empezaron a desaparecer los monos de palo y los puercos gigantes; para terminar de una vez con esas fuerzas del mal, mandaron a traer al señor obispo quien bendijo la laguna.

“Cuando era niño –cuenta un anciano– me mandaron por agua a la laguna, pero me sorprendí mucho cuando, al sumergir el cántaro para llenarlo de agua, saltó un pez de oro, de legitimo oro, entrando al recipiente. Le tuve miedo y lo deje ir. Las personas a las que le comenté lo que había hecho con el pez, me dijeron que había soltado mi suerte”.

Hasta la fecha es misterio para muchos, el hecho de que islotes flotantes (hasta de 30 x 10 metros aproximadamente) recorren a lo largo y ancho de la laguna.

Unos atribuyen este fenómeno al “encanto” de la laguna y otros aseguran que anuncian “mal tiempo”. La verdad es que siendo pequeños islotes, están cubiertos en su mayor parte por plantas (carrizos) que alcanzan hasta 4 o 5 metros de altura en cuyas hojas choca el aire procedente de norte o del sur, siendo esta fuerza la que hace que el islote se mueva siempre en la misma dirección del viento.

“Recuerdo que cuando éramos chamacos –cuenta otra persona de esa localidad–quisimos quemar un tapesco de ese zacate (el monte del islote) con la lumbre de orilla de palma que fuimos a traer. Hice una escoba para prenderla y acercarla al tapesco, cuando vimos que el zacate se fue retirando ¡como si hubiera visto que lo íbamos a quemar! como ya no lo alcanzaba le tire la escoba y se incendió el zacate, con una tronazón que daba gusto, huyendo de nosotros”.

El 27 de agosto de 1952, cuando era presidente don Humberto Urbina Camacho, cayó en la laguna verde una avioneta, eran como las nueve de la mañana.

Las personas llegaron, tomaron unas lanchas y se dirigieron a rescatar a los sobrevivientes, entre los que estaba el Dr. Samuel León Brindis, quien años después, al ser gobernador, en agradecimiento al pueblo que lo auxilio, dotó a este municipio de agua potable y mandó a construir la carretera de terracería que actualmente los comunica con Copainalá. Tal vez esa sea la suerte que les ha traído la laguna, dicen.

Información retomada de RODOLFO ESTRADA CRUZ Y JONATHAN LÓPEZ SÁNCHEZ (http://f1-preview.runhosting.com/coapilla.com.mx/6.2%20Leyenda%20de%20la%20laguna.htm)

LA CUEVA DE LA CHEPA

LA CUEVA DE LA CHEPA

Una de ias leyendas un poco olvidadas es ¡a de la cueva de lu Chepa. Esa cueva era una de tantas metas para las cortas excursiones que hacíamos a pie cuando éstas se hacían con los niños de primaria (¿Quién ias hace ahora). Esa cueva. que está al norte de nuestra capital, por la fábrica de cal, fue el escenario de ia siguiente leyenda.

Cuentan que aquí en Tuxíla, una guapa muchacha del barrio de Colón se prendó de un apuesto mancebo que. según los padres de éste, la fulana no era merecedora de un hombre que no era de su categoría. Como era muy común en esos tiempos, los jóvenes no tenían donde desahogar sus deseos y asL buscaban los lugares más apartados del centro de nuestra pequeña ciudad para lograr fechorías que no eran vistas con buen agrado por ias familias. Panchito, un hijo de casa rica ai que le llamaban el niño Paco, en una cíe sus tantas andanzas estuvo en un baile, de sentada de niño y allí conoció a Josefa, que en su barrio le decían la Chepa.

Días después de! hallazgo de la codiciada presa. Paco no cesaba de frecuentar aquel rumbo del puente de Colón, que

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por esa época no lo hacian

Las primeras veces que la veía aprovechaba cuando Chepa iba al río Sabinal por agua. Muchas veces le cargó el cántaro hasta cerca de la tranca de su casa, porque los padres de ia chica ignoraban el idilio. Los padres del niño Paco menos que lo supieran, pues cuando la veía en la tarde engañaba a sus padres que iba al colegio.

Llegó a tanto su amor que no se aguantaron y ella muy decidida le dijo a Paco: me voy contigo donde rué lleves. Pero Paco era un niño mimado y un poco temeroso, no se hallaba con ánimos de tomar aquella arriesgada decisión que sólo la podía tomar un buen varón que fácilmente

 

pudiera independizarse de la tutela de sus padres. Paco decía: si me la llevo a la casa, quien sabe lo que digan los amigos de mi familia. Pues aunque ella no parecía de rain i ha indígena, porque era muy güera, no dejaba de ser una patarrajada. La chepa insistía: llévame Paco, ¡lévame a donde queras. Paco debía dejar de ser hombre para no aceptar la propuesta que lo comprometía. Fue así como

u! ] O

Sí mi reina, te llevo a donde nadie nos vea. aunque se opongan a nuestro amor. Mira Paco, por aquí cerca está una cueva, aquí ñor Yuquiz, si no tenes a dónde llevarme, allí haremos nuestro hogar v nadie sabrá donde estamos, ¿qué decís? ¿vamos allí?. Paco muy resuelto, le dijo que lo esperara, que al día siguiente por la tardecita se iría con ella, que iría por su ropa, por algunas cosas para poder pasar las noches. Y así fue. muy normal, al atardecer del sábado, regresó con un pequeño bulto en el que escondía también un pumpo. Chepa, que estaba esperando con ansia ¡a deseada huida de la casa, salió por e! portillo del corral de aguaría y como gacela tropeleó dispuesta a seguir a su compañero, pronto desaparecieron por los matorrales que van hacia Yuquiz hallando al fin la cueva donde dieron

Los padres de ambos, al ver que no llegaban a su casa uno y otro, ya que ignoraban esos amores, los buscaban muy afligidos pensando que podían haberlos matado o que la Tisigua hubiera extraviado a Paco. Por informes de algunos que los veían por el río. dijeron a los padres lo que habían observado, no folió quien los viera escapar muy cautelosos. Fue as; como se conocieron ambas familias y se dedicaron a buscarlos,

Cuando se dirigían por el rumbo cerca de donde estaba ia cueva, vieron de lejos que paco iba solo. Sin seguirlo. esperaron que regresara a su casa y cuando llegó no dijo

nada a nadie de lo que había hecho. Sus padres no insistieron en saber lo ocurrido, mientras tanto, Chepa se quedó ocuiía en la cueva esperando, sin que 1 Segara Paco a verla. Ella tenía ¡a esperanza del ¡egreso del infiel y lo esperó varios días, sustentándose con los frutos que a escondidas hallaba en ei campo. Sus padres nunca la hallaron, pues cuando llegaron a la cueva eila no estaba allí.

Por fin desfallecida por ei hambre, agotada y más que todo decepcionada por el pago1 del ingrato, murió. Años después la encontraron cubierta toda de guano, estiércol de murciélagos, ya toda descompuesta despidiendo fétidos olores. Fue el escándalo del pueblo de que la Chepa la habían encontrado, por fin, en la cueva del rumbo de la Picdrona. Desde entonces llaman así a la cueva, «la cueva de la Chepa».

EL FANTASMA DE ORIENTE

EL FANTASMA DEL ORIENTE

Hace muchos años, cuando ia ciudad de Tuxíla, Gutierre: era pequeña. los moradores de la zona oriente de esí; ciudad, contaban con mucho miedo, que por las noche: cuando comenzaba a oscurecer, transitaba un fantasm; acompañado de su perro negro que aullaba lastimeramente.

Una noche, un agricultor trabajador y valiente, de nombre Ezequiel, decidió hacerle frente al fantasma. Salió en si busca y fue así que logró entablar plática con él y quede muy impresionado por su mirada tan fría y su cavernosa voz.

A pesar de que se le pararon los pelos por el miedo, Don Ezequiel le preguntó al espectro, el motivo de su aparición en este mundo y le ofreció ayuda para que terminara su penar.

El fantasma le contestó con una voz tenebrosa, como si saliera del fondo de la tierra, acompañada por el gruñido del perro que no dejaba de acecharlo con sus ojos rojos y centellantes: ¡ Ay de mí! cuando yo pertenecía a este mundo de los vivos, tenía por nombte Pedro Cnanona Cundapí, trabajaba en la agricultura, tenía a mi esposa y a mis cuatro hijos, mí vida transcurría entre la pobreza y el cansancio, pero éramos felices. Mi única riqueza era mi familia y este terreno, aunque árido y poco productivo, era codiciado por un rico terrateniente Don Patrocinio Castellanos. Hacía muchos años que pretendía comprármelo, porque según decían que había un filón de oro enterrado en cierto espacio de mí tierra.

No acepté su oferta; primero, porque ofrecía una miseria, y la otra razón, porque esta tierra me proporcionaba lo poco que comíamos mi familia y yo.

 

Cansado de mi negativa de venderle, una noche negra y fría de! mes cíe diciembre, ordenó a sus hombres prender fuego a mi casa, sin importar que mis hijos, mi esposa y yo. quedáramos atrapados dentro de las llamas y nos quemáramos vivos. En mi desesperación, a lo lejos escuchaba los aullidos de Cuervo, nii noble perro, que no pudo hacer nada por salvarnos, y que por varios días permaneció en el lugar donde quedaron nuestros restos sin probar agua ni alimento, esperando la muerte para reunirse con nosotros. Desde entonces, mi espíritu y el de mi perro, vagamos por estos matorrales en busca de las almas de mis hijos y mi esposa.

Entonces. Don Ezcquiel le dijo: ¿Dime qué podemos hacer para que encuentres la paz que necesitas?

El fantasma contestó: Que le den cristiana sepultura a los restos de los cuerpos de mi familia, y que este terreno se destine para la construcción de un parque, para que ios niños alegren el lugar con sus juegos y sus risas.

A partir de entonces, volvió la calma al lugar, desapareció el fantasma. Aunque dicen, que algunas noches se escuchan