Luna Azul

TUXTLA GUTIERREZ CHIAPAS.
MARZO del 2010
ROBERTO REYES CORTES.
5º.REYES
rreyescortes@hotmail.com

LUNA AZUL.

Luna azul
de mis cuentos
y mis sueños,
nacida en el jardín
de los cerezos,
dulce como el canto
de los versos,
mieles en tus labios
y en los besos.

Asomas
con el tiempo
y con los días
encerrada en el confín
de las estrellas,
que palpitan en las aguas
y las olas
del mar, lleno de espumas
y de rosas.

Eres música
encantada,
que danzara
en mis oídos
cuando estuve yo contigo,
durante la cita primera
en la ventana
añorada.

Luna turgente
de octubre,
de mes cualquiera del año,
de los días del invierno
o de la pascua florida.

Estarás siempre
en mi senda
como estrella
que camina
en aquellos días todos
que acompañen
a mi vida.

Sublime sonar
de orquesta
en los salones
de fiesta.

Eres el tierno
romance
que se grabara
en mis ojos
la luz primera
que alumbra a mi alma
enamorada.

Eres la nota
florida
que matizara
mis fuentes,
el vertedero de alondras
y de canciones
dormidas,
la alegría y el donaire;
la fortuna
de tenerte.

Luna azul
de mis versos
y desvelos,
recoge con suave manto
mis pesares,
mis anhelos,
y llévame junto a ti
cuando vuelvas
a los cielos.

GAVIOTA.

ABRIL DEL 2010

GAVIOTA.

Hace frio, mucho frio
y ese volar y volar,
ese volar de gaviotas
sin lograrse calentar.

El volar de la gaviota
es permanente rutina
que no puede terminar,
hay mi gaviota querida,
siempre volar y volar.

No existe destino alguno
ni puertos adonde anclar,
no hayas nido,
ni una casa,
solo te queda volar.

Que aburrido es el oficio
de volar y de volar
y mirar por todas partes,
hacia arriba todo cielo,
hacia abajo solo el mar,
por el medio el horizonte,
que por mucho que camines
nunca podrás alcanzar.

Cuando se oculta la luna
para disfrutar su siesta,
ella piensa en descansar,
recostarse en una hamaca
para soñar y soñar.

Como motor de tiovivo
sin freno en su mecanismo,
para siempre es condenada,
solo a volar y volar.

Pobre gaviota aterida
aunque viviste encendida,
no dejaste huella alguna,
nunca pudiste cantar.

TUXTLA GUTIERREZ, CHIAPA. ABRIL DEL 2010
ROBERTO REYES CORTES. 5º.REYES.
rreyescortes@hotmail.com

El Toro – Roberto Reyes Cortes

Marzo del 2010
ROBERTO REYES CORTES.
5º.REYES

EL TORO.

Son las cinco de la tarde
Cumpleaños es del patrono
que hace medio siglo viera
en esta ciudad, luz primera.

Tarde azul de primavera,
el festejo es a lo grande,
sus galas viste la gente,
cielo rojo, aire violeta,
en la plaza la coleta.

El mejor de los carteles
se presenta en esta feria,
el pueblo está encantado,
se lidian toros a muerte
que hace cinco años nacieran,
de vacas muy encastadas
en la finca ganadera.

Fueron becerros hermosos
hijos del toro “El Catrino”
un semental cornifino
traído desde Ensenada
para cargar la vacada.

Fuertes, sanos, poderosos,
crecen libres en potreros
de pastos y zacatales
que fueran algodonales.

Se mojan en los riachuelos
de corrientes humedales,
descansando entre las frondas
de sabinos y cedrales
para jugar con las ramas
de canelos y manglares.

Una mañana de Enero,
regios sus cuerpos miraron
retratados en las aguas,
entre el croar de las ranas
que admiraron su trapío,
justo en las aguas del río.

Y con sorpresa descubren
que la edad de la ternura
el tiempo se la ha robado
y en su lugar ha dejado
La fuerza, el poder, el valor,
Y de pronto se miraron
plenos machos, bien armados
cornilindos amarrados
para liza o el combate.

Son las cinco de la tarde
del domingo bullanguero,
la plaza está repleta;
la música de la orquesta
con sus sones y canciones
y la gente se alebresta,
en esta hora funesta.

Se abre del toril la puerta,
y cual saeta florida
adornada con listones,
asoma la negra testa
aturdida por aplausos,
de una multitud asombrada
frente a una lanza de acero,
hundida, al cuello clavada.

Exclamación explosiva
la de la gente de fiesta
cuando atina su mirada
en el toro tan hermoso,
que lanza fuerte envestida
al torero que en desplante,
valiente y con gran talante
rinde su pecho y su vida.

frente a filosos puñales
enclavados en la testa.
II.

La bravura del cinqueño
a toda la gente admira,
y parece que dijera
con un mugido espantoso,
cuando expulsada va al aire
su mirada enrojecida
de ira y dolor cargada,
al profundizarse la herida.

No te pido clemencia
Ni cuartel,
No tengo miedo,
No temblaré, ni tiemblo,
permaneceré impávido,
frente a la tercera estúpida estocada
y después al brutal final
del descabello

El toro astifino
enseña clavada en todo lo alto,
una espada de matar atravesada,
volteando sus ojos rojos de coraje
frente a la muerte que se acerca
despiadada.

Después de la feroz
tortura practicada
el miura azota en la arena
su figura
desmembrada,
batida por la sangre derramada.
Solo se escucha un ohhh, profundo.

Y el grito de toda la gente
Torero. torero, torero,
corre el cielo con estruendo,
para viajar a la dehesa,
a los campos del alcázar.

En aquella lejana provincia
de la estirpe bienamada,
en donde un día pastara
muy tranquila la manada.

Al sonido del clarín
azotando el aire frío,
dos mulas tiran sin brío
del cadáver del castaño,

hermosa bestia que fuera
vilmente asesinada,
quedando sola una
plaza plagada de ovaciones,
por el éxito de la faena terminada.

Ya se presenta la noche,
la tarde de hoy se ha agotado,
la luna asoma por el cielo
y una multitud enloquecida
que pidiera su muerte, despiadada,
sin darle importancia a esta
historia,
se aleja con rumbo a casa,
a continuar la diversión en otra plaza
y a tomar la merienda acostumbrada.

De entonces yo siempre miro,
como imagen fantasiosa,
las negras fauces abiertas
de aquel burel mal herido,
ocultándose en las ondas
de los giros y las capas,
para concluir sus andanzas
muerto en el ruedo del coso.

Añoranza

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 10 de Febrero del 2010

Añoranza.

Roberto Reyes Cortés.
5º.reyes

añoranza

 Cuando eleve las anclas

de mi barca para zarpar

a los puertos mas lejanos,

en donde al fin descansarán

estos mis ojos y mis manos

ahítos de tanto mirar parcas y

construir paredes y castillos,

Volveré los ojos al punto

de partida, para retratar

en mi memoria el inédito

retrato de horas transcurridas,

en los relojes de las arenas

de tormentas de simunes

del desierto, ya perdidas.

Recorreré con los ojos

la mirada de la vida feliz,

la nuestra, en la jornada,

que se antoja llena,

de encuentros y de cuentos,

de emociones y de amores

plena, de dolores saturada.

Porque nuestra vida

fue siempre feliz

te lo digo vida mía

es vida feliz la nuestra,

ahora, a toda hora.

Recorreremos los campos,

las cañadas de las frondas

de árboles atados en las rocas,

los caminos polvosos y delgados

de montañas, donde bajan

los arroyos y el tiempo corre,

rodando por los tumbos de las

aguas violentas en la sierra.

Con fruición y una ansia loca,

respiraré el sabor perdido del sol

en hondo aroma profundo de la tierra

y te besaré con locura ávidamente ahí,

en tu boca.

Descolgaré del árbol del cielo

una estrella, la más brillante,

para hacerla enredadera en tu

cauda rubia de bella cabellera.

Como espina clavada

en un tallo de rosa,

volveré a mis adarves,

con los pasos cansados

con los cuerpos unidos,

como siempre estuvimos.

Regaré tus geranios

con agua de las lluvias,

leyendo esos versos

que jamás escribimos.

Tú y yo volveremos

caminando en el campo,

en esas nuestras andazas,

 tan llenas de añoranzas,

que siempre amaramos tanto.

Y al volver la mirada

a ese tiempo vivido,

parecerá a la distancia,

en el gris horizonte

muy pequeño el momento

que por siempre se ha ido.

Con tristeza infinita

tomaré de regreso

el camino mas largo

de la corta jornada.

Y de nuevo en la casa

que construimos cual nido

de palitos y ramas,

volveremos por siempre

a ese tiempo perdido.

Fin.

EL ADIOS A QUECHULA. – Roberto Reyes Cortes

Quechula y la Concordia dos poblaciones desaparecidas por las aguas en chiapas

TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIAPAS, A 3  DE  ENERO  DEL 2010.

EL ADIOS A QUECHULA.

ROBERTO REYES CORTES.

5º.reyes.

Lemúrida

tierra perdida de Escocia,

Quechula, la Concordia,

tierras perdidas

de Chiapas.

En el monte,

a escondidas de los ojos,

en la cañada,

un cedro viejo guarda en su memoria

la negra desventura de esta historia,

te la cuento ahora a ti,

como el me la contara.

Los pesados tractores, trascabos y pailoders

despedazan el silencio de las  riveras verdes

cortando a tajos la montañas del río Mezcalapa

y comienza el exhodo de la gente que se escapa.

Los fierreros aprestan el fulminante y la pila acomodada

asegurando la dinamita en agujeros abiertos en la roca,

a tan fuertemente los explosivos de la nitro ya cargada

son hábiles obreros encubiertos detonando la última tronada

que volverá fino polvo, la montaña de piedra triturada.

Los ingenieros de cascos de acero pintados de amarillo

aprestan bolígrafos y bitácoras, para relatarnos el cuento,

de cartuchos de dinamita explotando como yescas de cerillo,

que dejaran para siempre inerte, quebrado, el cadáver yerto,

mi río enterrado en tumba de arena y de cemento, muerto.

Una intensa alerta roja, corre por los valles, por la pradera,

brincando desde el fondo de los bosques y del río a la rivera,

donde brillan ojos de miles de animales que con espanto suben

por los riscos, por las cuevas, por todas las montañas, huyen.

Estruendo impresionante cubre la tierra destrozada,

mil gritos desgarrados, traspasan todos los confines,

las copas de arboles medrosos se esconden en las nubes,

revolturas de lodo y agua, cubren los muertos alevines

y como en libro del Dante crueles tragedias se reviven.

Del serpenteante camino, nacido arriba de la tierra calcinada,

los indios bajan en silencio el cerro, iluminados con hachones

de quemada  lumbre, macilentos, perdidos; hundidos en la nada,

y se confunden con el fúnebre paisaje de su choza abandonada.

Como catacumbas perdidas en el misterio del tiempo,

riadas inmensas de agua torturada, se lanzan al vacio,

es la sangre, sangrada de las venas rotas de mis rios,

viajando en continuos  borbollones de última cascada.

Por más que busco ya no miro, aquellos rojos cedros del bajío,

las antes formidables caobas gigantescas clavadas en las lomas,

los floridos cercos, enramados entre guirnaldas y palomas,

o risas de mujeres hermosas que ríen bañándose en el  río.

En donde estará el hato del ganado que pastaba en la pradera,

donde el maizal, el frijol, el plátano, el cafetal, la sementera,

en donde la maestra, mis amigos, donde aquellos mis hermanos,

aquella novia idolatrada que llenara de amor mi vida entera,

se fueron para no volver, no estarán en esta, ni en otra  primavera.

Como Lemurios de la Escocia, perdidos bajo aguas de centurias,

Quechula puerto fluvial,  puerta ancestral

de Castellana conquista y La Concordia

son pueblos que también desaparecen,

dejando a humildes poblaciones rivereñas hundidas en penurias,

ahogadas en caudales, como llanto de las lluvias, cuando crecen.

En invierno, cuando las aguas bajan y el frío seco es más intenso,

se divisa lejano, el pico de una torre solitaria sin campana, ni badajo,

su iglesia, su santuario; sin rezos, sin las canciones de cada novenario,

sin velas, sin fieles, sin recuerdos, sin maitines y mirándose desde abajo

una plaza inundada, ahogada bajo el lodo, porque lo ha perdido todo.

Una inmensa mancha de agua negra cubre las antes bellas superficies,

lo que fueran Quechula, La Concordia, son pobres páramos rocosos,

casa común de serpientes, salamancas y de los pumas poderosos

y con el despojo de la tierra fértil, se inicia comercio escandaloso.

El agua convertida  en vatios, kilovatios, luz y fuerza de la empresa,

compuertas, turbinas, casas de máquinas, Malpaso, la Angostura.

Dicen que de noche, una barca sin remos,  se arrima a la costa solitaria de manglares

cantando salmos dedicados a la luna, lamentos lastimeros de aquellos historiales,

del río corriendo caudaloso, raudo, libre, entre colores rojo-verde de olorosos cafetales.

En las casuchas de palma sembradas en los cerros,

los indios viven su desvelo,

iluminando la negrura de la noche,

con las rojas brasas de las rajas del piñuelo,

en hogueras encendidas por la violencia atronadora de relámpagos del cielo.

Fin.