Miles de chiapanecos de diversos colores asistieron, se podía observar en su mayoría a los verdes pero a los lejos se distinguía el morado de Mover a Chiapas, el blanco de Chiapas Unido y hasta políticos rojos se hicieron presentes.
Por: Gina Escobedo
Dicen que la política ya no impacta. Que está muerta. Pero no es así y esto se pudo ver en la toma de protesta de Eduardo Ramírez Aguilar como nuevo dirigente Estatal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), quien reunió un aproximado de 30 mil chiapanecos en la explanada del Estadio “Víctor Manuel Reyna”.
¿Qué si Eduardo Ramírez Aguilar tiene liderazgo en Chiapas?
Pregunta más que contestada, aunque algunos dicen que reunió 60 mil personas pero mis ojos no me han de mentir y no fue tal cantidad, sí estuvo abarrotada de gente pintada de verde, morada y hasta roja pero muchos exageran.
¿Que si les prometieron regalos y dinero para que asistieran al evento? Eso no lo sé. Lo que sí pude palpar fue el cariño de mucha gente que apoya y respalda el proyecto de “Lalo Ramírez”. Grupos indígenas de diversas etnias, ciudadanos del Centro, Norte, Frontera, Sierra, Frailesca y de otras zonas del estado aplaudían y gritaban su nombre, aunque otros tenían caras de desesperados y de pocos amigos, no sé si por el inmenso calor de Tuxtla Gutiérrez o porque no les interesaba las palabras del nuevo dirigente.
Me sorprendió cómo la misma ciudadanía engrandece y venera a simples funcionarios, “Eduardo, Eduardo” aclamaban su nombre y no porque los hayan obligado a gritar como he visto en otros eventos de mucho más magnitud; simple y sencillamente lo deseaban y sentían.
Me sorprende la ignorancia del pueblo, eso más que otra cosa, gente corriendo tras de él para saludarlo como un artista, entusiasmados al escucharlo y voces cortadas casi a punto de llorar de la emoción, aunque sus palabras son las mismas en cada discurso, con más énfasis pero las mismas. Es que la gente no ha comprendido que ellos se deben a la ciudadanía; son trabajadores del pueblo, personas comunes y no personajes de fantasía.
Ni el festejo del 10 de mayo impidió que madres, esposos, hijos, presidentes municipales, diputados, candidatos y aspirantes a un puesto de elección popular; toda la elite política chiapaneca y “hasta los que no tienen madre” -expresión de muchos de los presentes- arribaran al lugar.
Miles de chiapanecos de diversos colores asistieron, se podía observar en su mayoría a los verdes pero a los lejos se distinguía el morado de Mover a Chiapas, el blanco de Chiapas Unido y hasta políticos rojos se hicieron presentes.
¿No que el evento era Verde? Se suponía que sí pero no faltó quienes quisieron mostrar su “fuerza política” llevando a “su gente”. Con batucadas y porras caminaban por las calles que rodean el “Víctor Manuel Reyna”. Los dirigentes iban al frente con rostros ansiosos de ver al nuevo dirigente y quedar bien.
Déjeme decirle que sorprendió no tanta la magnitud de la gente vista en el lugar -pues está demás decir que Eduardo Ramírez es un protagonista en Chiapas-, sino los diversos políticos “No Verdes” que se dejaron ver sin importarles el color de su partido como en el caso de Jorge Enrique Hernández Bielma del Partido Revolucionario Institucional (PRI) quien estaba sentado en primera fila, Mauricio Cordero expriista comiteco, quien sin pena alguna portó una camisa del Verde.
Otro priísta que quiso resaltar en este evento y que sí se notó fue Samuel Alexis Chacón Morales, candidato a la Diputación Federal por el Distrito XII, y no por ser importante sino porque llevó a su porra bien entrenada y al ser mencionado por Eduardo Ramírez con batucada y gritos quisieron hacerse protagonistas, y vaya que lo lograron ya que no dejaban hablar al nuevo líder del PVEM, quienes por varios segundos gritaron y gritaron el nombre de este repudiado ex presidente municipal.
Es aquí donde resalta esta frase de ser coherente con lo que se piensa, se dice y se hace, porque muchos priistas que han criticado al Verde se dieron cita en este lugar.
Hipocresía partidista le llamo yo, quienes sólo buscan beneficio personal, gente sin convicción que cambia de color cada vez que le da la gana, quienes no saben de ideales y que se reproducen en cantidades.
Un llamado de “trabajo, unidad, de respeto y de servicio al pueblo, sin distinción de colores partidistas” fue el mensaje de Eduardo Ramírez, pero a muchos se les ha olvidado y muchos lo gritan pero nunca lo hacen realidad. Este debería ser el objetivo de todo servidor público pero se ha perdido el rumbo de lo que es una política constructiva y de respeto.
Necesitamos políticos comprometidos, pero no con el pueblo sino con ellos mismos para que aprendan el verdadero valor de la moral y la palabra, y así cuando pidan el voto, su voz sea la fuerza de cada ciudadano y el compromiso de un ideal.
¡Que la política ya no impacta! Para bien o para mal, pero más para mal estará presente en Chiapas.
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