EL PARQUE BENITO JUAREZ – COMITAN DE DOMINGUEZ

EL PARQUE BENITO JUAREZ
COMITAN DE DOMINGUEZ

 

El Parque Benito Juárez

A principios del siglo XX frente al templo principal, el actual parque Benito Juárez era una plaza empedrada que servía como mercado. Siendo jefe político el Sr. Eleuterio Aguilar mandó primero a construir un bonito kiosco de dos pisos con barandales y rematado en una águila en vuelo. Posteriormente mandó construir el parque Benito Juárez, con una hermosa arboleda de pirules circundado por barandales de barrotes de madera con seis entradas, con pilastras de mampostería con cadenas que se cerraban por las noches y por los distintos desniveles, gradas, bancas de madera llamadas glorietas.

En los esquineros del parque se colocaron las estatuas en busto, con bonitos monumentos con escalinatas, del General Pantaleón Domínguez, del Lic. Benito Juárez y del cura Miguel Hidalgo. Posteriormente, se colocó la del Dr. Belisario Domínguez, donde cada 7 de octubre se celebraba la ceremonia luctuosa de aniversario de su muerte. En la década de los 30 se sustituye el primer kiosco por uno de mayor tamaño, donde las marimbas tocaban en las ferias y en los días jueves y domingo.

En el año de 1945, el presidente Romeo Abelardo Rodríguez manda quitar la arboleda de pirules y una bonita palmera. Posteriormente se hacen remodelaciones en los lados del parque, así como en bancas y farolas. En 1948, el presidente municipal Cicerón Trujillo manda colocar, en lugar del kiosco, una pérgola con una refresquería. Don Eduardo Bonifaz Villar, siendo presidente en el período 1958-1961, ordena remover la pérgola y sustituirla por una fuente, la cual fue quitada, a su vez, para poner la estatua colosal del Dr. Belisario Domínguez, donada por el magisterio nacional.

En el período 1977-1979, siendo gobernador del Estado el Lic. Jorge de la Vega Domínguez y presidente municipal el Sr. Roberto Bonifaz Caballero, se construye la nueva plaza, derruyendo para ello una manzana y cerrando dos calles.

Se quita la monumental estatua de Don Belisario y se construye un bonito kiosco, el cual nuevamente es cambiado por el que actualmente tiene. Este último fue pedido por el Sr. Gobernador Absalón Castellanos Domínguez a la Fundación Artística e Industrial de Caltenango, de Tulancingo Hidalgo. La construcción quedó a cargo del Sr. Silviano Cruz Zermeño, quien quiso plasmar en su diseño motivos comitecos. De esta forma, tomó la arquería de los portales, los arcos de entradas como las del templo de Santo Domingo, la linternilla una réplica del antiguo kiosco, las flores de lis como tienen muchas cornisas de las antigüas casas de Comitán, las clarabollas también como la del templo principal y los colores, los más gustados en prendas de vestir y pintados en paredes y puertas. El kiosco tiene 10 metros de diámetro para poder contener a una orquesta sinfónica. Este kiosco fue terminado siendo gobernador del Estado el Lic. Patrocinio González Blanco Garrido, por quien fue inaugurado un día 11 de diciembre de 1991 siendo presidente municipal el Lic. Roberto Fuentes Domínguez.

Derechos Reservados. D.R. ©
Marta Dolores Albores Albores.
Febrero de 1998. Ave. Central Dr. Belisario Domínguez No 41, Barrio
de El Calvario, Comitán, Chiapas, México. C.P. 30000.

TEATRO DE LA CIUDAD JUNCHAVIN – COMITAN DE DOMINGUEZ

TEATRO DE LA CIUDAD “JUNCHAVIN”
COMITAN DE DOMINGUEZ


Dirección: 1ª. Calle Sur Poniente No. 2 

Historia:
La casa que hoy ocupa el Teatro de la Ciudad, fue construida para la Señorita Natalia Rovelo Argüello a fines del siglo pasado. En los balcones se aprecian sus iniciales. Se la regalaron sus padres el Señor Manuel Rovelo Escandón y la Señora Antonia Argüello.

Doña Natalia nunca la ocupó, ella vivió con uno de sus hermanos; después, la casa fue vendida al Señor Daniel Zebadúa, originario de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, quién lo convirtió en el Teatro Belisario Domínguez; pero un trágico incendio acabo con él. Después de restaurado, se convirtió en el Cine Cristiani, posteriormente Cine Montebello. Durante la administración del gobierno del Gral. Absalón Castellanos Domínguez, el edificio fue remodelado y convertido en “Teatro de la Ciudad Junchavín”, como se le conoce actualmente.

Nota:

El Teatro de la Ciudad de Comitán, construido a principios del siglo XX, es tal vez el principal exponente del estilo neoclásico en nuestra ciudad, por la clara influencia de la arquitectura griega en su fachada. Además, este bello edificio ha servido y sigue sirviendo como centro principal de reunión de nuestra comunidad, desde teatro, cine, arena, hasta recinto oficial de las ceremonias más importantes del Gobierno Municipal.

BARRIO DE JESUSITO "JESUS DE NAZARET" – COMITAN

BARRIO DE JESUSITO – «JESUS DE NAZARET»
COMITAN DE DOMINGUEZ

Alrededor de 1940 este barrio se conocía como “LA ESQUINA BLANCA”, debido a que las casas vecinas del templo, estaban pintadas de ese color. Este barrio singular tiene también su historia por los ilustres comitecos que nacieron en él, por sus casas y edificios públicos construidos alrededor de la Capilla de Jesús, que en un principio perteneció al primer Hospital Civil de Comitán, construido gracias a DOÑA MARÍA IGNACIA GANDULFO quien donó sus bienes para formar este nosocomio.

En este lugar, el Hospital funcionó hasta el año de 1960, pues fue cambiado al sur de la ciudad en el edificio que hasta la fecha conocemos. El viejo Hospital fue demolido y se construyeron las instalaciones del “MERCADO NUEVO”, de arquitectura modernista de estilo parabólico-hiperbólico. Al final de los noventas, el mercado fue trasladado a la Central de Abasto “28 de agosto”, y el moderno edificio fue remodelado y transformado en el CENTRO DE CONVENCIONES y a un costado de la Capilla se acondiciona LA PLAZA DE LAS ARTESANÍAS.

A pesar del desarrollo urbano y la comercialización que invade a Comitán, la Capilla de Jesusito sigue vigente, con arquitectura muy austera, sus colores amarillo y marrón; y, en su interior, la imagen de Jesús de Nazareno en su camerino, imagen traída de Guatemala y que es venerada con gran devoción cada ocho de marzo; otra bella obra de esta Capilla es la pintura del “Señor de las Maravillas” que representa a un cristo yacente con la cruz a cuestas.

Muchos comitecos de este barrio ya nos han dejado, pero su huella en la historia de Comitán, está vigente. Afortunadamente en las nuevas generaciones surgen nuevos valores que tratan de llenar estos espacios de la cultura y el arte comiteco.

La antigua ESCUELA FRAY MATÍAS DE CÓRDOVAse inicia en una vieja casona ubicada en la 3ª. Calle Sur Oriente, a escasos cincuenta metros de este templo, y que por más de treinta años educara a la niñez comiteca en este barrio.

Pionero y orgullo de esta escuela fue, sin duda, uno de sus directores más valiosos el MAESTRO VICTOR MANUEL ARANDA LEÓN. Él siempre mostró gran vocación por la docencia y el deporte; su entusiasmo y dedicación lo distinguieron por una enseñanza de calidad, a pesar de los limitados recursos con que contaba en su escuela.

Otro maestro de esta escuela, que por treinta años fortaleció con sus enseñanzas en el tercer año de primaria, fue EL PROFESOR ALBERTO ENRIQUE GÓMEZ VILLATORO. Amante de su profesión y muy querido por sus alumnos y por sus enseñanzas. En la Escuela Secundaria de Comitán, fue maestro de música, al lado de una gran generación de maestros. En el ámbito artístico fue un gran pianista, inspirado y bohemio; pero, sobre todo, con su gran sentido del humor.

EL MAESTRO VICTOR GUILLÉN RODRÍGUEZ, mi “maestro chaparrito”, pero con un corazón tan grande como sus enseñanzas, que entregó por veintiocho años en esta gran Escuela Primaria. Escritor apasionado por la historia de Comitán, poeta de singular estilo y un educador suigeneris por sus narraciones fantasiosas en sus clases, su jardín de plantas carnívoras y un verdadero genio que jugaba con las Matemáticas.

PROFESOR REYNALDO AVENDAÑO ROMÁN, fundador y primer Director de la Escuela Secundaria de Comitán en 1937. Impartió las clases de español y literatura. Quienes fuimos sus alumnos, recordamos a un maestro pulcro y ordenado en su forma de hablar y de vestir, sus incasables ejercicios lexicológicos y una que otra “sangría” del inolvidable “Maestro Rey”.

DON CONRADO GÓMEZ ROMÁN, un gran comiteco, versátil, amante de la música y de su pueblo. El gran boticario de su época, que hizo de la Farmacopea todo un don que logró aliviar el dolor y los achaques de todo el pueblo. Su espíritu de servicio y su ingenio, definieron el sistema humanitario para cobrar sus honorarios en su farmacia, aplicándoles el módico “MR” y el “MTR” a sus clientes, y que solamente su esposa sabía interpretar.

PROFESOR ROBERTO BONIFAZ CABALLERO. Hijo de un hombre ejemplar como fue DON EDUARDO BONIFAZ; comiteco extraordinario de conducta ejemplar, impulsor de la industria del calzado en la ciudad, con su fábrica “El Águila”.

Roberto Bonifaz, otro distinguido de Comitán, orgullo de su familia y maestro emérito de muchas generaciones.

Deportista consagrado e impulsor del basquetbol por muchas generaciones de la Escuela Secundaria y Preparatoria de Comitán. En la cumbre de su carrera, llegó a ser Presidente Municipal de Comitán y durante su Administración le dio un cambio definitivo a la fisonomía del Centro Histórico, ampliando la Plaza Central Lic. Benito Juárez, dejándonos como legado el hermoso parque central que actualmente conocemos. En ese mismo periodo construye el Gimnasio de basketbol y que ahora lleva su nombre, en homenaje a tan distinguido comiteco. En la última etapa de su vida presidió el patronato pro Aeropuerto de Comitán, con el entusiasmo y tenacidad que lo caracterizó.

Sin lugar a dudas Jesusito es uno de los barrios más ricos en cultura, porque guarda la esencia de la historia comiteca, por su gente, sus comercios -en especial la jarcería y la talabartería- que han generado fuentes de trabajo y han definido el rumbo de Comitán.

Dr. Jorge Antonio Ruiz M.
Boletin 150º

Balun Canan

«Primer nombre de Comitán, Balun Canan (nombre calendárico maya).

En el periodo Posclásico de la cultura maya, el poblado se llamaba Balún Canan y sus habitantes llevaban como nombres los de días del calendario maya, compuestos por un número entre uno y trece, seguido por el de uno de los 20 meses. Vac-Votan, Xuluch-Canan, Chan-Aghoal y Lahun-Been son ejemplos de nombres calendáricos que los tojolabales utilizaron hasta mediados del siglo XVI. El más antiguo libro de bautizos y matrimonios de la región, cuyos asientos comienzan en 1556, da cuenta de los cambios de nombre practicados. Los nombres calendáricos se conservaron algun tiempo como apellidos de nombres de pila cristianos, como Domingo o Catalina, pero después todos fueron sustituidos por López, Hernández y otros.

Cabe mencionar que Chan-aghoal o Chan-Aval, uno de esos nombres, probablemente sea el origen de la palabra chañaval, con que se denominó a los habitantes autóctonos durante los siglos XVII al XIX, cuando ya se habían olvidado sus significados calendáricos. Sólo a fines del siglo XIX se comenzó a reconocer a los «chañavales» como tojolabales, palabra que sifnifica «la lengua verdadera», los «tojol winik» (hombres verdaderos), se refieren a sí mismo.

Durante los últimos siglos preshipánicos, en el Posclásico tardío, cuando se intensificó la influencia comercial y la cultural del centro de México y los poblados de importancia en Mesoamérica recibieron un sobrenombre Náhuatl, Balun-Canan también fue llamado Comitlan, «lugar de ollas o jarros». Por cierto, aquí los alfareros moldearon los utensilios que los habitantes necesitaban con el mismo barro empleado posteriormente para fabricar tejas, las que todavía dan a las casas comitecas su aspecto tan acogedor.

La gente de Comitlan se dedicaba también al comercio de trueque, pues gracias a la ubicación del poblado en el cruce de cuatro caminos, que concectaban tierras bajas y altas, se intercambiaban en su mercado algodón y otros productos de tierra caliente con los de climas templados y fríos.

La llegada de los españoles

Comitlan era uno de los poblados principales entre Chiapan – hoy Chiapa de Corzo – y Guatemala; por tanto, atrajo a los españoles que exploraran la región. En efecto, fue en el llano abajo del antiguo pueblo tojolabal que los conquistadores provenientes de Guatemala bajo el mando de don Pedro Portocarrero fundaron, a fines de 1527 o en los primeros días de 1528, la primera villa española en el territorio que hoy corresponde al estado de Chiapas y la llamaron «Villa de San Cristóbal de los Llanos», ahí se instalaron Andrés de la Tovilla, Francisco Domínguez, Pedro Moreno, Hernando Lozano, Alonso Gómez Hidalgo y los demás que habían llegado con Portocarrero desde Guatemala.

Aunque por mucho tiempo se había pensado que los españoles de Guatemala se entrometían en un territorio ya bajo control del capitán Diego de Mazariegos, ahora se conocen suficientes documentos que corroboran aquella fundación como anterior. Por ejemplo, el conquistador Pedro Moreno, quien estuvo en el valle de Chiapa en compañía de don Pedro Porto Carrero, atestiguó que en la villa de San Cristóbal, el dicho Diego Holguín se servía del pueblo de Comitlan.

No debió ser más que un campamento militar, aunque contaba con un gobierno civil con sus alcaldes y regidores castellanos. Además fue la base desde la cual se extendió el dominio español en las áreas tojolabal y tzeltal, cuyos pueblos fueron encomendados a conquistadores prominentes. Fue así que en adelante los comitecos tuvieron que trabajar para un extremeño ya de edad, Diego Holguín, primer encomendero, quien en mayo del mismo año de 1528 desbarató la villa de San Cristóbal, cuyos vecinos entonces pasaron a vivir en la Villa Real, posteriormente llamada Ciudad Real, la nueva capital de la provincia colonial de Chiapa.

No fue la presencia de gente biológicamente mestiza lo que cambió la vida del pueblo; los cambios drásticos llegaron como resultado de la imposición de instituciones ajenas que transformaron a los comitecos en «indios» sujetos a enconmenderos, a quienes tuvieron que tributar. No importaba a qué nación pertenecían, todos los tributarios contaban sólo como «indios».

RECUERDOS DE COMITAN DEL SIGLO XIX (6)

RECUERDOS DE COMITAN DEL SIGLO XIX

Se acabaron muchas de las costumbres; las fiestas que más se celebran son las fiestas patrias. Cambiaron los poblados los techos de paja por tejas, láminas, paredes de ladrillos, electrificación; después, llegaron los molinos de nixtamal, radios y antenas de televisión… Se oye en las comunidades música de tocadiscos o grabadoras, se anuncia con aparatos de sonido.

En las festividades llegan cervecerías, el ejidatario vive “mejor”, vende sus cosechas, cuenta con ayuda de bancos y créditos de gobierno, ya no camina a sólo a pie, las carreteras han comunicado a distintos caminos rurales y hay muchos autobuses de línea o camionetas de los mismos ejidatarios.

Perdieron mucho de sus costumbres en la forma de vestir, compran ya sus equipos de boda en casas comerciales, casi nadie está descalzo; en fin, las condiciones de vida mejoraron en todo sentido. Los niños van a la escuela, los programas de gobierno dan orientación en las comunidades y, aunque todavía conservan muchas creencias y siguen temiéndole a la brujería, ahora para curarse de estos males acuden a centros espiritistas, ya no solamente al brujo local; y siguen teniendo más fe a éstos que a los médicos.

Han empezado ya a comprender la que significa la planificación familiar y la están practicando, aceptan que sus hijos sean vacunados; en fin, el cambio desde la llegada del agrarismo a la fecha es notable y, desde luego, de gran beneficio para el ejidatario, aunque todavía en muchos ejidos los problemas se presentan por la falta de comprensión o por dejarse llevar por personas que tratan de confundirlos. Pero es evidente que el cambio fue progreso para ellos, antes mozos de un patrón y hoy dueños de su tierra. Fin

© Marta Dolores Albores Albores.

RECUERDOS DE COMITAN DEL SIGLO XIX (5)

RECUERDOS DE COMITAN DEL SIGLO XIX
En esa época, en nuestras comunidades le temían a la brujería o sea que alguien les podía poner un mal en el cuerpo por medio de malas voluntades; para los niños chicos se temía el mal de ojo, que se cura barriendo al niño con hierbas y un huevo; después se debe cargar al niño, envuelto en un trapo; también existía el mal de enlechadura que se cura con purgantes o un poquito de leche de la madre, con un poquito de sal.

Se premiaba al que mata un animal dañino como el gavilán o el quebrantahuesos, que se comen a los pollitos; quien lo mataba, lo crucificaba en una cruz de madera y lo paseaba por todo el poblado, y en las casas le daban huevos en recompensa. En las cacerías si mataban un venado, se repartían la carne y quien lo había matado, tenía derecho a la piel y los cuernos.

Los sábados por la noche se repicaba en la ermita para rezar el rosario, entonado por las rezadoras del lugar, o cuando estaba la patrona con alabados cantados; y, al término del rezo, bailaban los jóvenes frente a la ermita con música de la marimba o de otros instrumentos propios de la comunidad, alumbrándose con grandes luminarias de ocote.

Con la llegada del agrarismo por los años de 1935, se fueron acabando estas costumbres. Los ejidatarios dueños ya de sus tierras, dejaban al patrón nada más la casa grande y una pequeña propiedad; ya los mozos no querían trabajarle, mientras algunos peones viejos seguían respetándolo; pero la mayoría se consideraba igual a ellos y se acabó la sumisión y el respeto. La casa grande ya no era el lugar para ir a dar servicio; “si querían, que pagaran”; y así muchos hacendados dejaron abandonada la propiedad, otros vendieron con los mismos ejidatarios o a otras personas; y, así, la casa grande, a la que siempre fueron sumisos a servir o a pedir ayuda, se fue convirtiendo, en algunos lugares, en la casa del ejido, otras en la escuela; pero, la mayor parte, la dejaron destruir… Como que un rencor hacia ellas les hizo dejarlas acabar; y, así, esas fincas se fueron convirtiendo en colonias con nombres de revolucionarios o héroes de la patria o nombres que significan triunfos y adelantos, así tenemos El Triunfo, La Patria, La Esperanza, El Progreso, Plan de Ayala, y otros más..

© Marta Dolores Albores Albores.

RECUERDOS DE COMITAN DEL SIGLO XIX (4)

RECUERDOS DE COMITAN DEL SIGLO XIX

En la fiesta de Todos Santos se arreglaba primero los sepulcros de los niños, considerados como angelitos. Se les quemaba cohetes y se les dejaba dulces en los altares, porque la creencia era que si no se hacía esto, el infante se iba al cielo con un dedito parado pidiendo su cohete. Luego, en la fiesta de Todos los Santos se adornaba los altares, se encendía velas y veladoras y, por la noche, se dejaba en los mismos el quinsanto, o sea calabaza, camotes y yuca cocida con panela, elotes y chayotes hervidos, pan, chocolate, cigarros y licor. Todo esto para que los difuntos llegaran a comer y al otro día se intercambiaban bocados de lo que dejaron las almas. El día de Muertos se arreglaban los sepulcros y todo terminaba con una gran borrachera de los vivos. La Semana Santa se dedicaba a la cacería de venados, a la oración y al descanso; y, el Sábado de Gloria, se quemaba al judas.

En las tapiscas, o sea la levantada de la cosecha, se ayudaban las familias entre sí, y en cada casa donde se levantaban las cosechas se quemaba cohetes, comiendo todos los que ayudaban, carne de carnero asado, cocido con verduras o carne de res en la misma forma, tomando copas de aguardiente y ayudando las mujeres haciendo temprano las tortillas y la comida para ir todos a levantar la cosecha.

Las bodas y bautizos reunían a la comunidad en alegre fiesta, se tomaba mucho aguardiente, como el comiteco elaborado con pulque; se comía tamales y se bebía chocolate. Se respetaba mucho el parentesco espiritual del compadrazgo y aún siendo hermanos, al ser compadres ya se trataban de usted; las mujeres sumisas al marido y respetaban a sus suegros como si fueran sus padres, vivían un tiempo en la casa de ellos y después de un año o dos, se separaban y hacían su casa siendo ya el marido un nuevo ejidatario.

© Marta Dolores Albores Albores.