Los tiempos de la conquista en Chiapas

La conquista de Chiapas fue muy diferente a la del imperio azteca, en la región central de México: la sujeción y el control del territorio chiapaneco por parte de los españoles fueron procesos muy complicados y que tomaron mucho tiempo. Esto se debió a varios factores. El primero de ellos fue que la región de Chiapas no había un poder central que controlara las comunidades indígenas, como sí ocurría en el Altiplano con el señorío mexica.

A principios del periodo Posclásico la mayoría de las ciudades mayas fueron abandonadas y, a partir de ese momento histórico, hubo una gran movilización de personas que venían de distintos lugares; los asentamientos eran irregulares y no hubo una consolidación de ningún centro urbano. Para cuando llegaron los españoles en el siglo XVI, había distintos pueblos indígenas: zoques, tzotziles, quichés, tzeltales, Chiapas, tojolabales, entre otros, que vivían dispersos en una geografía con características muy variadas. Solamente los pueblos del Soconusco eran tributarios de los aztecas.

Otro factor fue que, después de la caída del imperio de Moctezuma y de la conquista de 1521, las tierras que habían pertenecido a los mexicas se repartieron entre los principales capitanes de Hernán Cortés. No obstante, siguieron llegando europeos al Nuevo Mundo, que se alistaron como soldados buscando como recompensa el producto del botín de guerra. Por ello, hubo la necesidad de explorar nuevas tierras para repartirlas entre los recién llegados.

Imagen pictórica de la conquista del imperio azteca.

Imagen pictórica de la conquista del imperio azteca.

Al emperador Carlos V le interesaba continuar con las explotaciones y las conquistas en américa. Sobre todo, quería encontrar un paso interoceánico hacia el Oriente, para controlar la ruta de las especias. Como estas empresas eran muy costosas pues se necesitaban embarcaciones, caballos, armas, pólvora, alimentos, soldados, marineros, etcétera y la Corona española no tenía los recursos económicos para financiarlas, tanto los viajes de exploración como las guerras de conquista eran costeados por particulares que pedían préstamos a banqueros y ricos comerciantes europeos.

Estas deudas adquiridas se pagaban con las riquezas arrebatadas a los pueblos conquistados y con la explotación de los recursos naturales.

Una motivación extra fue que Carlos V prometió recompensar a los conquistadores con títulos nobiliarios y derechos de encomienda, una institución económica medieval en la cual un grupo de personas vivía bajo la protección de un señor y, en retribución, pagaban a éste con su trabajo y productos. Por medio de las encomiendas, los pueblos indígenas quedaron sujetos a señoríos españoles que explotaron recursos como las minas, el ganado y la agricultura. De esta manera, muchos conquistadores y sus descendencias amasaron grandes fortunas. A pesar de las Leyes de Burgos, que tenían como propósito proteger a los indígenas de los encomenderos, en la Nueva España se cometieron terribles abusos, como ocurrió en el caso de Chiapas.

Después de la caída de Tenochtitlan, los demás pueblos de Mesoamérica resintieron la ausencia del poder central. Hernán Cortés había recibido del emperador Moctezuma mapas e información de todos los pueblos tributarios, así que supo con seguridad que la región del Soconusco proveía al imperio azteca con productos suntuarios muy preciados por la nobleza tenochca. Se tiene información de que mensajeros de Moctezuma avisaron a los quichés para que estuvieran prevenidos ante los recién llegados. Además, la epidemia de viruela que afectó en 1520 a los habitantes de Tenochtitlan también se extendió al territorio chiapaneco, lo cual fue considerado por los indígenas como un mal presagio.

En 1521, pocos meses después de la caída de Tenochtitlan, los exploradores españoles arribaron a Coatzacoalcos y Tehuantepec, cruzaron el Soconusco para llegar a Guatemala. Al saber que los españoles estaban acercándose, unos indígenas enviados de Chiapan (nombre que tenía la entidad antes de la colonización) se entrevistaron con Cortés en Tuxpan. El conquistador trató de convencerlos de que declararan su vasallaje a la corona española. Los chiapas (también conocidos como chiapanecas) regresaron preocupados y, al igual que los quichés, empezaron a preparar su defensa contra los recién llegados y sus aliados indígenas. Para entonces, Cortés había comenzado a explorar las tierras del sur con la idea de buscar el paso inter oceánico y fundó pequeñas villas en las dos costas de Tehuantepec, donde dejó a algunos españoles a cargo.

Mientras tanto, en la región de Chiapas se quedaron algunos españoles que no eran controlados desde el centro, quienes se apropiaron de las tierras de los indígenas y cometieron otras tropelías, que propiciaron continuas rebeliones y conflictos. Ante estos acontecimientos, Hernán Cortés envió a Luis Marín y Pedro de Alvarado a Coatzacoalcos y a la Villa de Espíritu Santo, respectivamente, a apaciguar las rebeliones.

Uno de los oficiales enviados por el rey a México fue Alonso de Estada; con él vino también su primo Diego de Mazariegos. De acuerdo con algunos documentos, Mazariegos llegó a México con la intención de desempeñar un cargo administrativo en la nueva burocracia novohispana; sin embargo, ingresó a la milicia bajo las órdenes de Cortés.

Imagen pictórica de la batalla del cañón del sumidero

Imagen pictórica de la batalla del cañón del sumidero

Según la crónica de Antonio Remesal, en 1524 Diego de Mazariegos salió de México con 150 soldados, 40 caballos y una gran cantidad de indígenas aliados, para apaciguar a los indios que continuaban rebelándose en Chiapas. De Mazariegos sujetó a la región y regresó a México. Sin embargo, poco tiempo después los indígenas volvieron a sublevarse, por lo que en 1526 regresó con el título de “poblador” para apaciguarlos y asegurarlos.

Remesal cuenta en su crónica que ésta, la tercera conquista de Chiapas, fue la más terrible, pues los indios chiapas, al verse perdidos a pesar de que lucharon ferozmente, se lanzaron desde el cañón del sumidero al vacío, junto con sus mujeres e hijos. Con todo, no hay otros documentos que registren este hecho.

Mientras Diego de Mazariegos estaba conteniendo las rebeliones, Pedro de Alvarado aprovechó para enviar a Portocarrero y apropiarse de estos territorios. Mazariegos no lo permitió y obligó a Portocarrero a abandonar la región el 1 de marzo de 1528. Después, Mazariegos fundó la Villa Real de Chiapa (hoy Chiapa de Corzo) junto al río Chiapan; sin embargo, cambió de ubicación de ésta al valle de Hueyzacatlán y el 31 de marzo de 1528 refundó la Villa Real (hoy san Cristóbal de las Casas). El nombre se lo dio en recuerdo de Ciudad Real, su pueblo natal, en España.

Cortés llamó a sus oficiales de la Villa del Espíritu Santo y de Guatemala, para que se encontraran con él en el camino a las Hibueras. Pedro de Alvarado, antes de ir al encuentro, realizó una expedición a la Selva Lacandona, donde libró una batalla contra los pobladores de Tecpan Puyumatlán.

Tiempo después, Pedro de Alvarado viajó a España para asegurar sus privilegios: el 18 de diciembre de 1527 fue nombrado gobernador y capitán general de Guatemala y la tierra de Chiapa, Cinantra, Tecpan Putumatlán y Acalán de Custepeque. Haciendo válidos sus derechos otorgados por el rey, Alvarado envió a Portocarrero a fundar cerca de Comitán la ciudad de San Cristóbal de los Llanos.

De acuerdo con esta versión , en 1527 Alonso de Estada, que estaba en el gobierno de la Nueva España durante la ausencia de Cortés, nombró a su primo Diego de Mazariegos capitán y teniente de Chiapa y de los llanos. De Mazariegos dejó su encomienda de Taxco y su puesto de alguacil mayor para ir a Chiapas, apaciguar las rebeliones y fundar la villa Real junto al río Chiapan (Hoy Chiapa de Corzo). De Mazariegos fundó Villa Real cerca de Hueyzacatlán; sin embargo, Portocarrero, quien llegó primero, ya había fundado una ciudad.

Mural titulado Visión plástica de la historia de Chiapas /  Cesar Corzo (Tuxtla Gutiérrez, 1933)

Mural titulado Visión plástica de la historia de Chiapas / Cesar Corzo (Tuxtla Gutiérrez, 1933)

Hubo una larga disputa entre los dos conquistadores, que se resolvería con el acuerdo de Huistán, en el que intervino Alonso de Estada. En este acuerdo se estableció la repartición de los territorios entre ambos; el más beneficiado fue Diego de Mazariegos. Esto agudizó las rebeliones y las condiciones de inestabilidad en la recién creada provincia de Chiapa; además, provocó que los abusos en contra de los indígenas aumentaran, ya que ante su desobediencia, las leyes españolas daban derecho a los encomenderos de herrarlos como esclavos y venderlos o intercambiarlos por caballos y ganado.

En 1529, el nuevo gobernador Juan Enríquez de Guzmán llegó a Chiapas para contener las rebeliones. A Diego de Mazariegos, quien murió en 1530 se le inició un juicio. Desprovisto de sus derechos y tierras, Juan, su hijo mayor, entabló una serie de demandas para reclamar las propiedades de su padre.

En 1531, Pedro de Alvarado asumió finalmente el gobierno de Guatemala, tal como se lo había autorizado el rey Carlos V cuatro años antes. Desde ese momento la región de Chiapas que durante todo el periodo virreinal formó parte de la capitanía general de Guatemala adquirió una configuración geográfica muy parecida a la actual, asimismo, las dos ciudades más importantes fueron Villa Real, que después tomaría el nombre de Ciudad Real (hoy San Cristóbal), donde se establecieron los españoles, y el Pueblo de la Real Corono de Chiapa de Indios (hoy Chiapa de Corzo).


Bibliografía: Gobierno del estado de Chiapas: “Chiapas el hallazgo de un tesoro”, terracota, junio 2010.

Los primeros pobladores de Chiapas

Por su ubicación estratégica, sus hermosos paisajes, la abundancia de recursos naturales, la diversidad de plantas y animales, la existencia de ríos y lagunas sabes que el territorio que actualmente ocupa el estado de Chiapas estuvo poblado desde tiempo antiguos. Además, era un paso que comunicaba el centro de México con Centroamérica; hubo numerosas migraciones que pasaron por esta región. ¿Quiénes fueron sus pobladores?.

Sin embargo, gracias a diversos trabajos arqueológicos y lingüisticos, sabemos que los primeros asentamientos tuvieron lugar en la planicie costera del Pacífico (Pijijiapan y Suchiate) desde el año 11000 a.n.e.

Pinturas Rupestres / Sima de las Cotorras.

Pinturas Rupestres / Sima de las Cotorras.

Teopisca –  Amatenango del Valle, las Cuevas de los Grifos y Santa Martha, en el municipio de Ocozocoautla, estuvieron pobladas entre los años 9000 al 7000 a.n.e. Llaman la atención las pinturas rupestres en las cuevas del río La Venta, que hasta ahora han sido parcialmente exploradas. Dichas cuevas están ubicadas en los acantilados que bordean el río, donde miles de cotorras hacen sus nidos. Destacan las variadas pinturas de la cueva llamada Sima de las Cotorras y las de la Media Luna. Las paredes rocosas están cubiertas por diferentes figuras: personas, animales, círculos y otros símbolos que todavía no se han descifrado. Ignoramos quién pintó este tesoro oculto; tampoco sabemos cuáles eran sus intenciones al hacerlo en estas cavernas tan apartadas, en lugares de muy difícil acceso. Es muy probable que estas pinturas tuvieran un sentido mágico – religioso. Algunos especialistas consideran que además tenían un propósito astronómico: según la manera como entraba el Sol a la cueva en distintas épocas del año, se llevaba un registo con figuras en las paredes.

Pertenecientes al periodo entre los años 2000 al 1400 a.n.e., se han encontrado en el Soconusco asentamientos de un grupo llamado los mokaya o «Pueblo del maíz«, que hablaba zoque. En apariencia, una parte de los mokaya se separó y emigró a las costas de Veracruz; a este grupo lo conocemos como olmeca. Tiempo después, los olmecas volvieron a tener presencia en las tierras chiapanecas y contacto con los mokaya; a eso se debe que se hayan encontrado objetos con marcadas características olmecas en los sitios arqueológicos de Chiapas.

Los mokaya establecieron un centro importante en el Paso de la Amada, en la región de Mazatán. Poblaron el valle de Cintalapa, así como Chiapa de Corzo, Pijijiapan, Ocozocoautla, Simojovel, San Isidro, Río La Venta e Izapa, entre otros sitios. Algunos de éstos siguieron poblados hasta que llegaron los mayas; otros fueron abandonados o destruidos.

Destacan las esculturas de Pijijiapan, donde aparecen personajes ricamente ataviados, tanto mujeres como hombres, tal vez participando en una ceremonia. Llaman la atención algunos rasgos que nos remiten a la escultura olmeca, como la proporción de las figuras.

Cañón río La Venta / Foto: SECTUR Chiapas.

Cañón río La Venta / Foto: SECTUR Chiapas.


SEGOTA, Durdica (coord.), Las culturas de Chiapas en el periodo prehispánico, México, Coneculta/Conaculta,2000.

Himno a Chiapas

El Himno a Chiapas es una composición poético-musical, un canto cívico regional de hondo sentimiento popular y pacifista, que desde 1913 entonan los chiapanecos con fervor cívico y patriótico, un canto de amor y esperanza, de unión y trabajo.

El himno a Chiapas es un canto patriotico local que tiene Chiapas desde 1913, mismo que fue entonado el 8 de diciembre dentro de los festejos cívicos denominado “Día Unión de Chiapas” en el Salón Cívico, de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, por un grupo de señoritas de la Escuela Normal de Señoritas que fueron acompañadas por las bandas de música del Estado y del 30 Batallón de Infantería.

Los autores del Himno a Chiapas son: de la letra el poeta José Emilio Grajales y de la música el maestro Miguel Lara Vasallo.

El poeta José Emilio Grajales Moguel, nació en el entonces Departamento de Chiapa, en el hoy municipio de Villaflores, Chiapas, el 11 de marzo de 1872. Y falleció el 16 de abril de 1915 en la ciudad de Villaflores. Fue un distinguido poeta y médico de provincia, que le cantó a la vida, al amor y a la muerte. Su inmortal Himno a Chiapas sigue siendo un canto de paz, de concordia y de hermandad.

Por decreto oficial (7 de octubre de 1998) el Lic. Roberto Albores Guillén, Gobernador del Estado, promulgó el decreto número 360 en el que se establece la obligatoriedad las instituciones del Sistema Educativo estatal y federal, y dependencias públicas del estado que en homenajes cívicos se entonen el Himno del Estado de Chiapas, publicado en el Periódico Oficial. Órgano de difusión oficial del Gobierno Constitucional del Estado Libre y Soberano de Chiapas Número 053, de fecha 7 de octubre de 1998.

Historia del Himno a Chiapas

Escudo de Chiapas, gobierno del estado.

Escudo de Chiapas, gobierno del estado.

A propuesta del General Bernardo A. Z. Palafox, Gobernador Interino Constitucional del Estado de Chiapas (1913 – 1914) y presidente de la Junta Organizadora de la Feria de Guadalupe del Municipio de Tuxtla Gutiérrez, en 1913 se incluyó dentro del programa de festejos de la Virgen de Guadalupe el “Día Unión de Chiapas”, mismo que contemplaba un programa especial cívico-literario para cada uno de los Departamentos en que se dividía políticamente el Estado, con el fin de unificarlos después de los aciagos acontecimientos que llenaron de luto a las ciudades de San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez por la disputa de la sede de los Poderes del Estado (1911). En este mismo programa se consideró la convocatoria de un concurso de composición del Himno a Chiapas, con la finalidad de hacer un llamado entre los chiapanecos de paz y unión.

A mediados de octubre de 1913, se publicó la convocatoria para el concurso de letra y música del Himno a Chiapas, el 20 de noviembre se terminaron de recibir los trabajos y el día 25 resultó triunfador, por unanimidad, el “Himno a Chiapas”, cuya letra había escrito el poeta José Emilio Grajales y la música el maestro Miguel L. Vasallo, director de la Banda de Música del Estado.

El Himno a Chiapas fue cantado, por primera vez, el día 08 de diciembre de 1913, por un grupo de alumnas de la Escuela Normal de Señoritas, mismas que fueron acompañadas por las bandas de música del Estado y del 30 Batallón de Infantería, que dirigían los músicos Miguel Lara Vasallo y José Santos Nava, respectivamente. El Himno a Chiapas se estrenó en la fecha de inauguración de los festejos cívicos denominados “Día Unión de Chiapas”, dedicado de 10 a 11 a.m. al departamento de Comitán. Evento que se llevó a cabo en el Salón Cívico, con la presencia del General Bernardo A. Z. Palafoz, Gobernador del Estado y funcionarios gubernamentales de los tres poderes, del Jefe Político del Departamento de Tuxtla y del Presidente Municipal, así como funcionarios federales y distinguida concurrencia de ciudad de Tuxtla y Comitán.

El Himno a Chiapas consta de un coro de 4 versos y 4 estrofas de 8 versos cada una, haciendo un total de 36 versos. Originalmente, el autor lo había escrito de un coro de 4 versos y de 5 estrofas de 8 versos que hacían un total de 44 versos; pero al enviarlo al concurso le suprimió la cuarta estrofa, por lo que la quinta ocupó su lugar.

Letra oficial del Himno a Chiapas

El 25 de noviembre, los jurados calificadores, integrado por los músicos David Gómez Solana, Teniente José Santos Nava (Director de la Banda de Música del Batallón de Infantería) y profesora y pianista Elvira Arenas de Burguete y por los doctores Bernardo Martínez Baca, J. Ponciano Burguete y Miguel Pavía Espinosa, mismos que por unanimidad otorgaron el primer lugar al Himno a Chiapas compuesto por José Emilio Grajales y Miguel Lara Vasallo.

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Coro

¡Compatriotas, que Chiapas levante
una oliva de paz inmortal,
y marchando con paso gigante
a la gloria camine triunfal!.

I
Cesen ya de la angustia y las penas
los momentos de triste sufrir;
que retornen las horas serenas
que prometen feliz porvenir.

Que se olvide la odiosa venganza;
que termine por siempre el rencor;
que una sea nuestra hermosa esperanza
y uno sólo también nuestro amor.

Coro  II

Contemplad esos campos desiertos
que antes fueron florido vergel.
Están tristes, y mudos, y yertos,
arrasados por la lucha cruel.

No la sangre fecunda la tierra,
ni al hermano es glorioso matar.
Si es horrible entre extraños la guerra,
a la patria es infame acabar.

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Coro III

Chiapanecos, la paz os reclama,
y el trabajo también y la unión.
Que el amor como fúlgida llama
os inflame el viril corazón.

Vuestro arrojo guardad, quizá un día
una hueste extranjera vendrá.
¿Quién entonces con gran bizarría
de la patria el honor salvará?

Coro  IV

Chiapanecos, unid vuestras manos
y un anhelo tened más:
de estimarnos cual nobles hermanos
sin pensar en los odios jamás.

No haya un pueblo que sea tenebroso
en la tierra que viónos nacer.
Que de Chiapas el nombre glorioso
con respeto se diga doquier.

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Partituras

La historia de Chiapa de Corzo

Historia sobre Chiapa de Corzo

La antigua ciudad de Chiapa de Corzo fue fundada en el año de 1400 a.C. por personas de origen zoque, siendo el centro rector de un amplio territorio de la depresión central de Chiapas en los fértiles márgenes del río Grijalva.

Funcionó como centro de comercio y contacto con los olmecas durante los años 850 al 450 a.C. y con grupos de origen maya a finales de los años 150 a.C. y 150 d.C. Hacia el año de 550 d.C. la ciudad fue abandonada para ser nuevamente poblada hacia el año 700 d.C. por los chiapanecas, hablantes de una lengua no relacionada con los mayas y mixe-zoqueanos.

Los Chiapanecas aprovecharon su estratégica ubicación y transformaron el antiguo poblado en la ciudad de Nandalumí, su capital política, que a la llegada de los españoles en el siglo XVI, era la más grande de toda la región. Hoy los restos de estas dos diferentes culturas se encuentra bajo las construcciones coloniales y modernas de la Heroica ciudad de Chiapa de Corzo.

Antecedentes Prehispánicos de la Fiesta Grande

149654_447657140915_3712_nAlgunas personas aseguran que la Danza de los Parachicos es un baile indígena prehispánico que fue adaptado para danzar y distraer al hijo de la benefactora haciendo una mezcla de música e instrumentos indígenas (chirimía y tamboril) y coreografía española (máscara, montera y chalina).

Además, la tradición de la «topada de la flor«, en donde los floreros salen a la montaña en busca de la flor roja del niluyarilo, data de épocas prehispánicas. («existe una leyenda acerca de esta flor roja dentro de la tradición de la etnia de los chiapa).

Leyendas de Chiapas: Origen de los «Parachicos»

Leyenda de doña María de Angulo

La leyenda cuenta que en la época colonial, doña María de Angulo, señora española bella ya adinerada, hermosa y muy católica que residía en la antigua ciudad de Guatemala, llegó al pueblo de Chiapa de la Real a mediados del siglo XVIII en busca de un afamado curandero indígena que aliviara a su pequeño hijo que era víctima de una extraña enfermedad. De la antigua Guatemala había pasado por Ciudad Real de Chiapa y por el camino real llegó doña María de Angulo con su pequeño hijo enfermo y sus sirvientes a Chiapas de la Real Corona

– ¡”Abrir paso, que v a pasar mi señora doña María de Angulo”!…

Refiere la tradición que el curandero llevó al niño a las curativas aguas del Cumbujuyú y después de haberse bañado durante nueve días el niño sanó de sus males.

Poco tiempo después, durante los 1767 Y 1768, azotó al pueblo de Chiapa una terrible plaga de langostas que entró por la cuenca del río Grande, la cual destruyó las siembras de maíz, fríjol, trigo y legumbres, misma que provocó al año siguientes una fuerte hambruna y en 1770 una epidemia que provocó la muerte de cientos de personas y la emigración a otros pueblos de otros tantos más.

De acuerdo con el censo de población de 1762 Chiapa tenía 7, 218 habitantes y en 1778 figuraba solo con mil 095 habitantes. Al tener conocimiento de esto doña María de Angulo regresó al pueblo, en agradecimiento por haber sanado a su hijo, con grandes despensas: maíz, fríjol, frutas, verduras y dinero, mismas que repartieron de casa en casa sus criados.

¡”Abran campo… Abran campo!, que mi ama doña María de Angulo va a pasar”.

Las mulas llegaban a Chiapas cargadas de animales domésticos y alimento. Por las tardes, las sirvientas y sirvientes bailaban y danzaban para la diversión de los niños, en recuerdo al hijo de doña María de Angulo, de allí el origen de la palabra “Parachico”: para diversión de los chicos.

¡Recordad, caballeros hijosdalgos, que los presentes son para los chicos”!.

Así, cada año se nombra a una joven a quien se le llama María de Angulo y en un carro alegórico recorre la ciudad, arrojando moneditas pintadas de color oro, dulces, confetis y golosinas.

Doña María de Angulo es uno de los motivos principales de la fiesta de Chiapa de Corzo, por ella desfilan carros alegóricos y parachicos y chuntaés donde recorren la ciudad.

http://www.zonainfantil.chiapas.gob.mx/leyendas/mariaangulo.php

Leyenda de dominio popular

Federacion de Chiapas a México 186 Aniversario

Historia de la Federación de Chiapas a México

Federación de Chiapas a México, para conmemorar el 186 Aniversario se ha preparado el siguiente programa que se realizara en la ciudad de Tuxtla Gutierrez el proximo 14 de Septiembre en las instalaciones del Teatro de la Ciudad Emilio Rabasa apartir de las 18:00 horas.

Para conmemorar esta significativa fecha para los chiapanecos, se ha preparado un programa artístico en el que participará el grupo Itza Kayum, que ofrece una propuesta que fusiona música y danza de las culturas zoque, azteca y maya.

Asimismo se espera la participación del Ballet Folklórico Nambá Yacaimé, de Villaflores, el Mariachi “Reyes del Valle”, el intérprete Eduardo Herrera y la cantante Alejandra Robles, acompañada por la Orquesta Primavera dirigida por Javier Hernández, quienes unirán sus talentos para festejar al pueblo de Chiapas en este 2010, año en que se celebra el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución de México.

Cabe recordar que la anexión definitiva de Chiapas a México se concretó tras un largo conflicto territorial con Guatemala que duró 59 años. Con el objetivo de contrarrestar el poder de la corona española, las Provincias Unidas de Centroamérica se anexaron al Imperio Mexicano el 5 de enero de 1822.

Durante un breve periodo, la antigua Audiencia de Guatemala estuvo incorporada a México, pero con la caída del Imperio de Iturbide, en 1823, Guatemala decretó su independencia de las Provincias y se desligó de México con excepción de la intendencia de Chiapas y el Soconusco, lo cual dio origen a una larga disputa por esos territorios y la definición de los límites de la frontera.

Entre 1823 y 1824 los dos gobiernos desarrollaron una notable actividad conspirativa en torno al caso chiapaneco hasta que el 14 de septiembre de 1824 la junta chiapaneca proclamó la agregación a México.

El Coneculta-Chiapas lo invita a participar en este evento que evoca un capítulo importante en la historia de nuestro estado.

La entrada es libre.

Historia de la Fuente “Diana la Cazadora” de Tuxtla Gtz., Chiapas

En la antigua Roma no existía diosa más pura, virginal y hermosa que Diana. Su similar en Grecia fue Artemisa, hija de Zeus y de Leto. Diana al considerar las penas y molestias que había pasado su madre al dar a luz, pidió a su padre le permitiese permanecer soltera, lo que le fue concedido haciéndola diosa de los bosques y de la cacería. Su padre le dio por séquito sesenta ninfa, llamadas Oceánicas u Oceánidas y otras veinte llamadas Ásias y en el cielo la constituyó en la Luna. La caza era su constante ocupación. Se le representa con una túnica corta, recogida por un lado, llevando arcos y flechas, con la media luna sobre su frente y perros de caza a su alrededor. El más célebre de los templos que se le erigieron fue el de Efeso, una de las siete maravillas del mundo antiguo.

La fuente de “Diana la Cazadora” en la ciudad de México tiene una interesante historia que comienza en 1942, cuando el presidente de México general Manuel Ávila Camacho, a través del Regente dio inicio a un programa de embellecimiento a la urbe, que incluía la construcción de varias fuentes en glorietas o esquinas representativas. Se comisionó a los arquitectos Vicente Mendiola y Juan F. Olaguibel (escultor) para que realizaran una de estas fuentes en una glorieta que se localiza sobre el Paseo de la Reforma, cerca de la entrada del Bosque de Chapultepec.

El tema que se eligió fue el de Diana, la diosa romana de la caza, pero en vez de cazar animales en los bosques, flecharía las estrellas, de ahí el nombre de la impresionante escultura “La flechadora de las Estrellas del Norte”. La atrevida modelo fue una joven de 16 años Helvia Martínez Verdayer, quien despojándose del pudor propio de su tiempo, se desvistió y posó su escultural cuerpo desnudo de abril a septiembre de aquel año, en que se fundió en bronce una de las obras escultóricas más representativas del arte mexicano y con ello inmortalizar su cuerpo y, por añadidura, el cuerpo de la mujer, la que se inauguró el 10 de octubre de 1942. Desde entonces se le ha conocido como Diana la Cazadora. La desnudez de la escultura levantó ámpula en la sociedad mexicana de la época y al poco tiempo se le puso ropa interior de tela, obligando a Olaguibel a colocarle un calzoncillo de bronce a su obra, el cual al paso del tiempo se le quitó, cuando la sociedad pudo apreciar con otros ojos la obra de arte, pero esta se daño y fue retirada. En su lugar se mandó construir otra que es la que actualmente se encuentra en la ciudad de México. La modelo aún vive y mantuvo en secreto su anonimato por más de medio siglo.

Para esas fechas en Tuxtla Gutiérrez se construía el monumento a la Bandera en “La Lomita” en la administración del doctor Rafael Pascasio Gamboa, cuyas estatuas eran confeccionadas en México precisamente por Juan F. Olaguíbel y donadas por el presidente de la República, por lo que el gobernador pensó, aprovechando que en aquella ciudad se esculpía la estatua de la “Flechadora” (Diana la Cazadora) por el mismo escultor, mandar a construir una fuente en Tuxtla donde en su terminación se colocara la escultura de “Diana la Cazadora”, pero por la experiencia habida en la Ciudad de México, donde la gente desde un principio no vio con agrado la estatua por su desnudez, lo obligó a desistir de la idea, ya que fuente y estatua se pensaban instalar frente a los anteriores Palacios de Gobierno y Federal, colindando por el Sur con el templo de San Marcos, lo que seguramente también no hubiera sido vista con buenos ojos por la sociedad tuxtleca en esos tiempos, menos, al ubicarlas a un costado de la iglesia principal, por lo que únicamente se construyó la fuente a la que se denominó “Luminosa”.

Esta fuente se inauguró el primero de noviembre de 1944, con una superficie de 153.86 metros cuadrados, una altura de 6 metros; el brocal de 75 centímetros de altura, de cantera “chiluca” y leva un zócalo recinto; consta de dos tazones con un diámetro de 4.50 y 3.00 metros, respectivamente. Todo el revestimiento es de cantera y estáticamente le sirve de apoyo una estructura de concreto armado. Se adosaron los bloques labrados en la ciudad de México, la cual siguió los lineamientos de las fuentes coloniales. En los tazones y en el brocal están colocados los reflectores eléctricos que hacen resaltar por las noches la plasticidad del monumento. Agua y luz se diluían en ella con los siete colores del arco iris. La obra tuvo un costo de $25,000.00. Estuvo originalmente frente a Palacio de Gobierno y Federal. Posteriormente fue cambiada al parque “Joaquín Miguel Gutiérrez” donde quedó por más de treinta y cinco años, hasta que fue retirada al remodelarse ese parque. En la administración del presidente municipal Héctor Yáñez (1960), el encargado de la iluminación era Guillermo Preciado, quien nos cuenta que debido al contacto con el agua se fundían seguidamente los focos luminosos.

A principios de 1980 el Parque “5 de Mayo” (hoy Jardín del Arte “5 de Mayo”) se encontraba en total abandono, no había luz, ni área verdes, las dos fuentes de piedra que existían estaban sin agua y con basura, por lo que para emperifollar el parque se montó la fuente y como novedad la escultura de “Diana la Cazadora”, hecha ex profeso para la fuente en el periodo de gobierno de don Juan Sabines Gutiérrez, colocándose en medio del parque. Para agosto de 1982 algo deseó cazar la “Diana” que tuvo que bajarse de su pedestal. En realidad remodelaron la base de la siempre bella estatua de “Diana la Cazadora”, por ello estuvo en el piso del parque por una horas. A mediados de 1983, algunos ciudadanos se quejaban que la fuente de Diana carecía de agua y el esplendor de la misma quedaba a medias. Al remodelarse el parque (que tardó varios años) la constructora o constructoras encerraron con láminas toda el áre y la fuente y estatua fueron removidas de su lugar original.

Actualmente, desde fines de la década de 1990, se encuentra la fuente y estatua en la entrada oriente de la ciudad flechando hacia el norte hacía el cañón del sumidero, iluminada y con juego de agua que la hacen resaltar aún más por las noches, misma que se encuentra en lugar de un conjunto de tres postes de fierro que hubo en ese lugar, donde se puede apreciar en toda su majestuosidad ya que es una de las fuentes más hermosas de la capital chiapaneca.

Serie: “Fortaleciendo las Raíces”, #35
por; Jorge Alejandro Sánchez.