Todos por San Cristobal de las Casas, Chiapas

Buen Día Cibernautas, este Día queremos informarles que estamos trabajando en un nuevo espacio, esta vez va dedicado a San Cristobal de las Casas, donde estaremos hablando de esta ciudad con una tematica parecida a la de http://comitandedomiguez.blogspot.com , al mismo tiempo queremos pedirles una disculpa, por no estar actualizando seguidamente este estapacio, el cual ustedes preferien.

De ahora en Adelante, estaremos ACTUALIZANDO ESTA PAGINA TODOS LOS FINES DE SEMANA, donde seguiras encontrando información importante sobre Comitan.

El hecho de no Estar actualizando constantemente la pagina no significa que no hallamos trabajado para ustedes.

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HISTORIA DE COMITAN, CONOCE COMITAN, TURISMO COMITAN, ALBUM MUSICAL

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Balun Canan

«Primer nombre de Comitán, Balun Canan (nombre calendárico maya).

En el periodo Posclásico de la cultura maya, el poblado se llamaba Balún Canan y sus habitantes llevaban como nombres los de días del calendario maya, compuestos por un número entre uno y trece, seguido por el de uno de los 20 meses. Vac-Votan, Xuluch-Canan, Chan-Aghoal y Lahun-Been son ejemplos de nombres calendáricos que los tojolabales utilizaron hasta mediados del siglo XVI. El más antiguo libro de bautizos y matrimonios de la región, cuyos asientos comienzan en 1556, da cuenta de los cambios de nombre practicados. Los nombres calendáricos se conservaron algun tiempo como apellidos de nombres de pila cristianos, como Domingo o Catalina, pero después todos fueron sustituidos por López, Hernández y otros.

Cabe mencionar que Chan-aghoal o Chan-Aval, uno de esos nombres, probablemente sea el origen de la palabra chañaval, con que se denominó a los habitantes autóctonos durante los siglos XVII al XIX, cuando ya se habían olvidado sus significados calendáricos. Sólo a fines del siglo XIX se comenzó a reconocer a los «chañavales» como tojolabales, palabra que sifnifica «la lengua verdadera», los «tojol winik» (hombres verdaderos), se refieren a sí mismo.

Durante los últimos siglos preshipánicos, en el Posclásico tardío, cuando se intensificó la influencia comercial y la cultural del centro de México y los poblados de importancia en Mesoamérica recibieron un sobrenombre Náhuatl, Balun-Canan también fue llamado Comitlan, «lugar de ollas o jarros». Por cierto, aquí los alfareros moldearon los utensilios que los habitantes necesitaban con el mismo barro empleado posteriormente para fabricar tejas, las que todavía dan a las casas comitecas su aspecto tan acogedor.

La gente de Comitlan se dedicaba también al comercio de trueque, pues gracias a la ubicación del poblado en el cruce de cuatro caminos, que concectaban tierras bajas y altas, se intercambiaban en su mercado algodón y otros productos de tierra caliente con los de climas templados y fríos.

La llegada de los españoles

Comitlan era uno de los poblados principales entre Chiapan – hoy Chiapa de Corzo – y Guatemala; por tanto, atrajo a los españoles que exploraran la región. En efecto, fue en el llano abajo del antiguo pueblo tojolabal que los conquistadores provenientes de Guatemala bajo el mando de don Pedro Portocarrero fundaron, a fines de 1527 o en los primeros días de 1528, la primera villa española en el territorio que hoy corresponde al estado de Chiapas y la llamaron «Villa de San Cristóbal de los Llanos», ahí se instalaron Andrés de la Tovilla, Francisco Domínguez, Pedro Moreno, Hernando Lozano, Alonso Gómez Hidalgo y los demás que habían llegado con Portocarrero desde Guatemala.

Aunque por mucho tiempo se había pensado que los españoles de Guatemala se entrometían en un territorio ya bajo control del capitán Diego de Mazariegos, ahora se conocen suficientes documentos que corroboran aquella fundación como anterior. Por ejemplo, el conquistador Pedro Moreno, quien estuvo en el valle de Chiapa en compañía de don Pedro Porto Carrero, atestiguó que en la villa de San Cristóbal, el dicho Diego Holguín se servía del pueblo de Comitlan.

No debió ser más que un campamento militar, aunque contaba con un gobierno civil con sus alcaldes y regidores castellanos. Además fue la base desde la cual se extendió el dominio español en las áreas tojolabal y tzeltal, cuyos pueblos fueron encomendados a conquistadores prominentes. Fue así que en adelante los comitecos tuvieron que trabajar para un extremeño ya de edad, Diego Holguín, primer encomendero, quien en mayo del mismo año de 1528 desbarató la villa de San Cristóbal, cuyos vecinos entonces pasaron a vivir en la Villa Real, posteriormente llamada Ciudad Real, la nueva capital de la provincia colonial de Chiapa.

No fue la presencia de gente biológicamente mestiza lo que cambió la vida del pueblo; los cambios drásticos llegaron como resultado de la imposición de instituciones ajenas que transformaron a los comitecos en «indios» sujetos a enconmenderos, a quienes tuvieron que tributar. No importaba a qué nación pertenecían, todos los tributarios contaban sólo como «indios».

Comitán Colonial

Comitán Colonial

A principios de 1528 un grupo de españoles, procedente de Guatemala y encabezado por Pedro Portocarrero, fundó en las cercanías del antiguo Balún Canán un poblado que recibió el nombre de San Cristóbal de los Llanos, como punta de lanza de Pedro de Alvarado sobre las tierras chiapanecas. El intento fue frustrado por la presencia de Diego de Mazariegos, llegado desde México por las mismas fechas, y quien estableció Ciudad Real, hoy San Cristóbal de las Casas, como la única población española y capital de la provincia. Como fruto de 01a concertación entre ambos grupos, San Cristóbal de los Llanos fue desmantelado y varios de los compañeros de Portocarrero se establecieron como encomenderos en Ciudad Real. Posiblemente la leyenda que habla de un puma que guió a los españoles para fundar su ciudad junto a un manantial, aluda la creación de ese efímero poblado.

Establecido el sistema colonial, Comitán, pueblo de hablantes de tzeltal, cavil, coxoh y tojolabal, pasó a ser encomienda de Diego Holguín, mientras que los asuntos de la República de Indios estaban a cargo de un cabildo, cuyo primer gobernador fue don Luis de Velasco. Fundamental fue la presencia de los dominicos, llegados a mediados del siglo xvi, que establecieron en el poblado uno de sus conventos principales del que dependían Zapaluta, Coapa, Coneta, Aquespala, Escuintenango, Comalapa, Chicomuselo y Yayagüita. Los frailes también establecieron las primeras haciendas en Los Llanos, que por eso se conoció como La Frailesca de Comitán.

(Tejas del Templo de Santo Domingo,
Comitan de Dominguez – Chiapas)

En el siglo XVII, el fraile Thomas Gage escribe que «El priorato de Comitán posee diez pueblos y muchas haciendas, donde pace una inmensidad de ganado vacuno, caballos y muías». En efecto, ya para entonces Comitán era muy importante por la producción de sus haciendas, que había significado el traslado de españoles dueños de las estancias a residir en el poblado que, sin embargo, siguió siendo considerado «pueblo de indios» hasta principios del siglo XIX.

Durante el siglo XVII, el proceso de ladinización, es decir de presencia no indígena, se incrementó, no solamente por las haciendas sino porque Comitán era un lugar de paso muy importante sobre el Camino Real, ya que para entonces el ramal de la tierras bajas que pasaba por Copanaguastla y Coapa había caído en ruina a causa de las epidemias y también funcionaba como una de las entradas de la Selva Lacandona, región casi incógnita durante todo el periodo de la colonia. Comitán poseía la ventaja sobre la capital provincial, Ciudad Real, de estar más cercana y accesible a Guatemala, de donde Chiapas dependía en aquella época.

Comitán y la Región de los Llanos,
Guía para el Viajero, Roberto Ramos Maza

LOS VISITANTES DE COMITAN

Los visitantes
Comitán esta situado en el camino real; que conectaba a Ciudad Real ( San Cristobal de las Casas), con la sede de la audiencia en la ciudad de Guatemala. Por lo tanto, viajeros y mercaderes pasaban por el pueblo y se hospedaban unos días en la «casa de la comunidad», para luego proseguir.
En el año de 1586 fray Alonso Ponce, un comisario franciscano, viajó de Guatemala a Ciudad Real. Su acompañante llevaba un diario en el que apuntó, puesto que se trataba de algo fuera de lo común, que «una legua antes de llegar a Comitan salieron los indios principales a recibir al padre comisario, todos a caballo» ya dentro del pueblo, hubo música de trompetas y campanas y recibiéronle al comisario en el convento con mucho contento y devoción y hiciéronle mucha caridad y regalo».

Los visitantes solían quedarse apenas unos pocos días; no así algunos habitantes de Ciudad Real que por razones económicas prefirieron, a partir de mediados del siglo XVII, cambiar su domicilio a Comitán. En efecto, Comitán fue un pueblo pacífico, ya se mencionó que en la magna operación de fines del siglo diesiocho contra Lacandonia los Comitecos tojolabales participaron sólo en calidad de músicos. Mientras tanto, el número de «españoles» que se trasladaba de Ciudad Real a Comitán aumentó constantemente. Fueron ellos los nuevos dueños de estancias de ganado mayor, propiedades que adquirían en terrenos al loriente de Comitán, gracias a las facilidades que les daban las leyes de «composición».

Asi llegaron los Gordillo Farfán, Alfaro, Gómez Coronado, Villatoro y Guillén, seguidos después de los Arguello, Solórzano y otros. Así empezó un proceso cuya continuación durante el siglo diesiocho provocó cambios profundos en las relaciones sociales entre los comitecos, cambios que finalmente tuvieron consecuencias políticas.

Comitán
La población de Comitán fue aumentando, en efecto, mientras las tierras comunales de Comitán se reducían cada día más por ser ocupadas por ladinos sin tierras propias y además las haciendas privadas y eclesiásticas iban en aumento, los comitecos tojolabales se endeudaban para poder pagar los tributos y se convertían en «sirvientes» en las casas y fincas, primero temporalmente y luego definitivamente.

Sin embargo, en el aspecto jurídico Comitán todavía era «pueblo de indios», con su gobernador tojolabal, Pascual Aguilar, y también los miembros del Cabildo comiteco seguían siendo tojolabales. Aún entablaban litigios ante la audiencia en Guatemala para frenar la ocupación ilegal de sus tierras comunales o para quejarse por los crecientes maltratos del que el sector indígena era víctima.

La Cortes de Cádiz elevaron, el 29 de octubre de 1813, al pueblo de Comitán al rango de Ciudad, la primera después de Ciudad Real, «en consideración a los buenos servicios y cuantiosos donativos» enviados. Además, la Carta Política de Cádiz, promulgada el 19 de marzo de 1812, logró superar las antiguas diferencias legales entre españoles, negros, mulatos, castas e indígenas; En su capitulo IV declaró a todos ciudadanos españoles y con derechos iguales, en particular, el derecho de votar o er votado en las elecciones municipales, aunque éstas en adelante se hicieron en forma indirecta.

Por lo tanto, cuando a fines de 1820 la audiencia de Guatemala exigió elegir los ayuntamientos conforme con la Constitución, los ladinos finalmente pudieron apropiarse la representación plítica de Comitán. Por un momento, los comitecos se vieron con dos cuerpos municipales, porque los tojolabales eligieron a sus alcaldes y regidores de la manera en que lo habían hecho anualmente a lo largo de un cuarto de milenio. Comitán estaba preparado para su ascenso decimonónico, y auqnue los nuevos tiempos trajeron reiteradas guerras entre diferentes facciones políticas, los comitecos hicieron suyas las nuevas ideas de progreso y liberalismo cuya historia es conocida. La ciudad crece y se embellece, abundan todos los oficios y ya se instalan los primero fotógragos.

Comitán sigue creciendo y no siempre sus raíces estan a la vista. Ciertamente, a través de los siglos muestran amplias ramificaciones. Tojolabales y españoles, sus progenitores, se transforman en el curso de la historia.

La simbiosis de ambos es herencia y reto. ¿Acaso hay caralampios, cositías o pumpos que no sean de la amable ciudad de Comitán, ciertamente sin igual en el mundo?.

La imagen de Comitán

Si hubiera de hacerse un inventario del patrimonio arquitectónico de Comitán, quienes no lo conocen seguramente considerarían que en un lugar prominente debe de figurar las edificaciones religiosas, como el templo de San Sebastián de 1525, el de Santo Domingo de Guzmán de 1628, y los de San Caralampio, San José y Guadalupe, del siglo XIX. Sin embargo Caminar las calles o sobrvolar la ciudad mostrará un aspecto distinto: las casas, principales o modestas, conforman un importante acervo de construcciones y una significativa homogeneidad en numerosos puntos. Al peatón se le revelarían las cornisas y los frisos de extracción neoclásica, las rejas y balcones de madera, con sus barrotes alterados, los portones con postigo entre las dos hojas grandes; ante los ojos de quien volara se extendería una pradera de tejas, que con sus infinitos matices de ocre nos dicen cuántos años llevan de haber salido del taller del alfarero, mientras más oscuras, más viejas.

Así es Comitán. Sus fachadas alternan las influencias neoclásica y popular. De verlas, imaginamos la vida de sus habitantes hace años, que paseaban por las banquetas de piedra laja en sus tardes tranquilas. Al caer la noche, el sereno tocaba su silbato y se prendían los mecheros alimentados por cebo que iluminaban tenuemente en cada esquina.

(para ver mejor la resolución de la imagen hacer click en ella y notar el cambio, abajo es el año de 1995 y arriba 1997)

Desafortunadamente, la imagen tradicional y propia de Comitán hoy se ve seríamente alterada. Expresar progreso mediante la imitación de las modas arquitectónicas modernas, abandonar el corazón de la ciudad casi exclusiccamente a los comercios y las oficinas, concebir la calle sólo como vía de paso para el automóvil, mientas más anchas mejor, destacar la indivualidad de lo recién construido mediante alturas, formas y alineamientos distintos de lo que lleva años de estar ahí, entender el desarrollo urbano solamente como hacer de las calles estacionamientos, truncando las banquetas y desprotegiendo al peatón, todo eso no hace más que crear desorden.

En una manza en la que todas las construcciones conservan su tradicional uniformidad, tanto se pierde al violar la armonía con una primera construcción diferente, como cuando esa violación se extiende al resto del conjunto.

El potencial que representa el patrimonio arquitectónico de Comitán y la necesidad de rescatarlo, conservar y restaurar de acuerdo con su importancia al patrimonio construido, el medio natural y las tradiciones, así como para fomentar la participación ciudadana promiviendo la reglamentación y la formación de una conciencia colectiva en torno a la imagen de la ciudad.

Santo Domingo de Comitán

La vida en todos los pueblos de indios de la provincia de Chiapa se transformó a causa de la llegada de los frailes dominicos junto con el obispo fray Bartolomé de las Casas. Por cierto, muchos indígenas ya estaan bautizados en aquel año de 1545, ya que sus encomenderos los habían citado en Ciudad Real donde los bautizó algún sacerdote o fraile mercedario, pues esta orden tenía varios años en la provincia. Sin embargo, la presencia permanente de la Orden de Predicadores iba a cambiar profundamente la vida diaria de los pueblos. Desde su convento en el pueblo tzeltal de Copanaguastla, los religiosos comenzaron a visitar Comitán, donde enseñaron a leer y escribir a algunos jóvenes, prepararon a «fiscales» y cantores para el servicio de la Iglesia, casaron de nuevo a las parejas y bautizaron a niños y adultos, dándoles entonces nombres «cristianos».

Del primer libro donde a partir de 1557 se apuntaron los bautizos y matrimonios se conocen, también, los sacerdotes cuyos nombres figuran en una placa a la entrada de la iglesia de Santo Domingo. Los comitecos, poco a poco, se volvieron cristianos, fundaron en 1561 su primera cofradía del Rosario y llamaron su pueblo San Pablo de Comitán, nombre que perduró solo quince años.

En 1576 a la muerte de fray sebastián, fray jerónimo de San Vicente, provincial de la orden, determinó elevar la visita de Comitán a vicaría: en adelante varios religiosos vivirían en el pueblo, desde donde se visitarían los pueblos de Zapaluta, Coapa, Coneta, Aquespala, Escuintenango, Comalapa, Chicomuelo, Hitatlan y Yayaguita. Desde entonces el poblado se llamo Santo Domingo de Comitán. Para el sostén de los comitecos les donaron un pedazo de sus tierras comunales y, además, la mitad de sus ganados.

El pueblo de «indios» Comitlan

«Segundo nombre de Comitán»

Vivir en «pueblo de indios» fue pro970395_305680319581487_4306840131649068201_nhibido a los españoles; por lo tanto, a lo largo de otro siglo, ninguno residió en Comitán, que caía en tal categoría y así siguió como lugar exclusivamente de tojolabales. No obstante, la situación ya no era la de antes. Trabajos excesivos, nuevas enfermedades y el desmesurado crecimiento del ganado que los europeos habían importado produjeron hambres y disminución de la población.

Cambiaba de la fisonomía Comitán (el sonido «TL» pronto se perdió, porque ni mayas ni españoles lo supieron pronunciar) . Alrededor de una plaza central hubo que construir los edificios públicos: una primera iglesia y una casa de comunidad para las reuniones de la «republica de indios», ya que a partir del siglo XVI, por desición de la Corona española, todos los pueblos de indios debían ser administrados por sus propios cabildos, con sus alcaldes y regidores elegidos anualmente, y un gobernador nombrado por las autoridades españolas.

El primer Gobernador conocido de Comitán fue don Luis de Velasco, un tojolabal que se llamaba igual que el segundo virrey de la Nueva España y que gobernó a lo largo de muchos años. El cabildo comiteco siguió en manos de tojolabales hasta los albores de la Independencia.

Comitán un pueblo de frontera

Además, Comitán se convirtió en un pueblo de frontera ya que el avance colonizador se estancó ante la selva lacandona, y junto con Ocosingo resultó de los últimos lugares bajo el dominio español, allende los cuales comenzaban las tierras de los insumisos. Esta situación tendría un doble efecto. Por un lado, Comitán creció al recibir un segundo barrio por la reubicación del pueblo de Pantla, situado más al oriente; pero tambíen hubo bastantes tojolabales que huyeron y se adentraron en la selva lacandona. Por esta circunstancia, Comitán se vio afectado tanto por incursiones perpretadas por los lacandones como por los ejércitos de los colonos que en sucesivos momentos prepararon en Comitán sus entradas a la selva, porque desde ahí partía un camino al oriente.

En efecto, en el año de 1559 los comitecos vieron en sus calles una gran concentración de soldados españoles con ayudantes chiapanecas vestidos de gala y al obispo Fray Tomás de Casillas, quien vino para bendecir las armas. Los Comitecos no participaron en la entrada; nunca destacaron como grandes guerreros, pero sí como buenos trabajadores, hábiles artesanos y, en particular, músicos. En la expedición siguiente, que se realizó en el año de 1586, 79 comitecos acompañaron a la hueste española sirviéndole de cargadores y guías, porque conocían muy bien la región.

Cien años más tarde, cuando de nueva cuenta se procedió contra los insumisos, los comitecos acompañaron la expedición militar sólo en calidad de músicos. Son acontecimientos que Jan De Vos analiza en su libro la paz de Dios y del rey. No conocemos el número de los habitantes de Balun Canan en vísperas de las invasiones de europeos.