LOS VISITANTES DE COMITAN

Los visitantes
Comitán esta situado en el camino real; que conectaba a Ciudad Real ( San Cristobal de las Casas), con la sede de la audiencia en la ciudad de Guatemala. Por lo tanto, viajeros y mercaderes pasaban por el pueblo y se hospedaban unos días en la «casa de la comunidad», para luego proseguir.
En el año de 1586 fray Alonso Ponce, un comisario franciscano, viajó de Guatemala a Ciudad Real. Su acompañante llevaba un diario en el que apuntó, puesto que se trataba de algo fuera de lo común, que «una legua antes de llegar a Comitan salieron los indios principales a recibir al padre comisario, todos a caballo» ya dentro del pueblo, hubo música de trompetas y campanas y recibiéronle al comisario en el convento con mucho contento y devoción y hiciéronle mucha caridad y regalo».

Los visitantes solían quedarse apenas unos pocos días; no así algunos habitantes de Ciudad Real que por razones económicas prefirieron, a partir de mediados del siglo XVII, cambiar su domicilio a Comitán. En efecto, Comitán fue un pueblo pacífico, ya se mencionó que en la magna operación de fines del siglo diesiocho contra Lacandonia los Comitecos tojolabales participaron sólo en calidad de músicos. Mientras tanto, el número de «españoles» que se trasladaba de Ciudad Real a Comitán aumentó constantemente. Fueron ellos los nuevos dueños de estancias de ganado mayor, propiedades que adquirían en terrenos al loriente de Comitán, gracias a las facilidades que les daban las leyes de «composición».

Asi llegaron los Gordillo Farfán, Alfaro, Gómez Coronado, Villatoro y Guillén, seguidos después de los Arguello, Solórzano y otros. Así empezó un proceso cuya continuación durante el siglo diesiocho provocó cambios profundos en las relaciones sociales entre los comitecos, cambios que finalmente tuvieron consecuencias políticas.

Comitán
La población de Comitán fue aumentando, en efecto, mientras las tierras comunales de Comitán se reducían cada día más por ser ocupadas por ladinos sin tierras propias y además las haciendas privadas y eclesiásticas iban en aumento, los comitecos tojolabales se endeudaban para poder pagar los tributos y se convertían en «sirvientes» en las casas y fincas, primero temporalmente y luego definitivamente.

Sin embargo, en el aspecto jurídico Comitán todavía era «pueblo de indios», con su gobernador tojolabal, Pascual Aguilar, y también los miembros del Cabildo comiteco seguían siendo tojolabales. Aún entablaban litigios ante la audiencia en Guatemala para frenar la ocupación ilegal de sus tierras comunales o para quejarse por los crecientes maltratos del que el sector indígena era víctima.

La Cortes de Cádiz elevaron, el 29 de octubre de 1813, al pueblo de Comitán al rango de Ciudad, la primera después de Ciudad Real, «en consideración a los buenos servicios y cuantiosos donativos» enviados. Además, la Carta Política de Cádiz, promulgada el 19 de marzo de 1812, logró superar las antiguas diferencias legales entre españoles, negros, mulatos, castas e indígenas; En su capitulo IV declaró a todos ciudadanos españoles y con derechos iguales, en particular, el derecho de votar o er votado en las elecciones municipales, aunque éstas en adelante se hicieron en forma indirecta.

Por lo tanto, cuando a fines de 1820 la audiencia de Guatemala exigió elegir los ayuntamientos conforme con la Constitución, los ladinos finalmente pudieron apropiarse la representación plítica de Comitán. Por un momento, los comitecos se vieron con dos cuerpos municipales, porque los tojolabales eligieron a sus alcaldes y regidores de la manera en que lo habían hecho anualmente a lo largo de un cuarto de milenio. Comitán estaba preparado para su ascenso decimonónico, y auqnue los nuevos tiempos trajeron reiteradas guerras entre diferentes facciones políticas, los comitecos hicieron suyas las nuevas ideas de progreso y liberalismo cuya historia es conocida. La ciudad crece y se embellece, abundan todos los oficios y ya se instalan los primero fotógragos.

Comitán sigue creciendo y no siempre sus raíces estan a la vista. Ciertamente, a través de los siglos muestran amplias ramificaciones. Tojolabales y españoles, sus progenitores, se transforman en el curso de la historia.

La simbiosis de ambos es herencia y reto. ¿Acaso hay caralampios, cositías o pumpos que no sean de la amable ciudad de Comitán, ciertamente sin igual en el mundo?.

La imagen de Comitán

Si hubiera de hacerse un inventario del patrimonio arquitectónico de Comitán, quienes no lo conocen seguramente considerarían que en un lugar prominente debe de figurar las edificaciones religiosas, como el templo de San Sebastián de 1525, el de Santo Domingo de Guzmán de 1628, y los de San Caralampio, San José y Guadalupe, del siglo XIX. Sin embargo Caminar las calles o sobrvolar la ciudad mostrará un aspecto distinto: las casas, principales o modestas, conforman un importante acervo de construcciones y una significativa homogeneidad en numerosos puntos. Al peatón se le revelarían las cornisas y los frisos de extracción neoclásica, las rejas y balcones de madera, con sus barrotes alterados, los portones con postigo entre las dos hojas grandes; ante los ojos de quien volara se extendería una pradera de tejas, que con sus infinitos matices de ocre nos dicen cuántos años llevan de haber salido del taller del alfarero, mientras más oscuras, más viejas.

Así es Comitán. Sus fachadas alternan las influencias neoclásica y popular. De verlas, imaginamos la vida de sus habitantes hace años, que paseaban por las banquetas de piedra laja en sus tardes tranquilas. Al caer la noche, el sereno tocaba su silbato y se prendían los mecheros alimentados por cebo que iluminaban tenuemente en cada esquina.

(para ver mejor la resolución de la imagen hacer click en ella y notar el cambio, abajo es el año de 1995 y arriba 1997)

Desafortunadamente, la imagen tradicional y propia de Comitán hoy se ve seríamente alterada. Expresar progreso mediante la imitación de las modas arquitectónicas modernas, abandonar el corazón de la ciudad casi exclusiccamente a los comercios y las oficinas, concebir la calle sólo como vía de paso para el automóvil, mientas más anchas mejor, destacar la indivualidad de lo recién construido mediante alturas, formas y alineamientos distintos de lo que lleva años de estar ahí, entender el desarrollo urbano solamente como hacer de las calles estacionamientos, truncando las banquetas y desprotegiendo al peatón, todo eso no hace más que crear desorden.

En una manza en la que todas las construcciones conservan su tradicional uniformidad, tanto se pierde al violar la armonía con una primera construcción diferente, como cuando esa violación se extiende al resto del conjunto.

El potencial que representa el patrimonio arquitectónico de Comitán y la necesidad de rescatarlo, conservar y restaurar de acuerdo con su importancia al patrimonio construido, el medio natural y las tradiciones, así como para fomentar la participación ciudadana promiviendo la reglamentación y la formación de una conciencia colectiva en torno a la imagen de la ciudad.

Santo Domingo de Comitán

La vida en todos los pueblos de indios de la provincia de Chiapa se transformó a causa de la llegada de los frailes dominicos junto con el obispo fray Bartolomé de las Casas. Por cierto, muchos indígenas ya estaan bautizados en aquel año de 1545, ya que sus encomenderos los habían citado en Ciudad Real donde los bautizó algún sacerdote o fraile mercedario, pues esta orden tenía varios años en la provincia. Sin embargo, la presencia permanente de la Orden de Predicadores iba a cambiar profundamente la vida diaria de los pueblos. Desde su convento en el pueblo tzeltal de Copanaguastla, los religiosos comenzaron a visitar Comitán, donde enseñaron a leer y escribir a algunos jóvenes, prepararon a «fiscales» y cantores para el servicio de la Iglesia, casaron de nuevo a las parejas y bautizaron a niños y adultos, dándoles entonces nombres «cristianos».

Del primer libro donde a partir de 1557 se apuntaron los bautizos y matrimonios se conocen, también, los sacerdotes cuyos nombres figuran en una placa a la entrada de la iglesia de Santo Domingo. Los comitecos, poco a poco, se volvieron cristianos, fundaron en 1561 su primera cofradía del Rosario y llamaron su pueblo San Pablo de Comitán, nombre que perduró solo quince años.

En 1576 a la muerte de fray sebastián, fray jerónimo de San Vicente, provincial de la orden, determinó elevar la visita de Comitán a vicaría: en adelante varios religiosos vivirían en el pueblo, desde donde se visitarían los pueblos de Zapaluta, Coapa, Coneta, Aquespala, Escuintenango, Comalapa, Chicomuelo, Hitatlan y Yayaguita. Desde entonces el poblado se llamo Santo Domingo de Comitán. Para el sostén de los comitecos les donaron un pedazo de sus tierras comunales y, además, la mitad de sus ganados.

El pueblo de «indios» Comitlan

«Segundo nombre de Comitán»

Vivir en «pueblo de indios» fue pro970395_305680319581487_4306840131649068201_nhibido a los españoles; por lo tanto, a lo largo de otro siglo, ninguno residió en Comitán, que caía en tal categoría y así siguió como lugar exclusivamente de tojolabales. No obstante, la situación ya no era la de antes. Trabajos excesivos, nuevas enfermedades y el desmesurado crecimiento del ganado que los europeos habían importado produjeron hambres y disminución de la población.

Cambiaba de la fisonomía Comitán (el sonido «TL» pronto se perdió, porque ni mayas ni españoles lo supieron pronunciar) . Alrededor de una plaza central hubo que construir los edificios públicos: una primera iglesia y una casa de comunidad para las reuniones de la «republica de indios», ya que a partir del siglo XVI, por desición de la Corona española, todos los pueblos de indios debían ser administrados por sus propios cabildos, con sus alcaldes y regidores elegidos anualmente, y un gobernador nombrado por las autoridades españolas.

El primer Gobernador conocido de Comitán fue don Luis de Velasco, un tojolabal que se llamaba igual que el segundo virrey de la Nueva España y que gobernó a lo largo de muchos años. El cabildo comiteco siguió en manos de tojolabales hasta los albores de la Independencia.

Comitán un pueblo de frontera

Además, Comitán se convirtió en un pueblo de frontera ya que el avance colonizador se estancó ante la selva lacandona, y junto con Ocosingo resultó de los últimos lugares bajo el dominio español, allende los cuales comenzaban las tierras de los insumisos. Esta situación tendría un doble efecto. Por un lado, Comitán creció al recibir un segundo barrio por la reubicación del pueblo de Pantla, situado más al oriente; pero tambíen hubo bastantes tojolabales que huyeron y se adentraron en la selva lacandona. Por esta circunstancia, Comitán se vio afectado tanto por incursiones perpretadas por los lacandones como por los ejércitos de los colonos que en sucesivos momentos prepararon en Comitán sus entradas a la selva, porque desde ahí partía un camino al oriente.

En efecto, en el año de 1559 los comitecos vieron en sus calles una gran concentración de soldados españoles con ayudantes chiapanecas vestidos de gala y al obispo Fray Tomás de Casillas, quien vino para bendecir las armas. Los Comitecos no participaron en la entrada; nunca destacaron como grandes guerreros, pero sí como buenos trabajadores, hábiles artesanos y, en particular, músicos. En la expedición siguiente, que se realizó en el año de 1586, 79 comitecos acompañaron a la hueste española sirviéndole de cargadores y guías, porque conocían muy bien la región.

Cien años más tarde, cuando de nueva cuenta se procedió contra los insumisos, los comitecos acompañaron la expedición militar sólo en calidad de músicos. Son acontecimientos que Jan De Vos analiza en su libro la paz de Dios y del rey. No conocemos el número de los habitantes de Balun Canan en vísperas de las invasiones de europeos.

Tradiciones Comitecas

COMITAN ES UNA CIUDAD CON UN PASADO histórico hermoso. Cada templo, cada casa y cada calle guardan un recuerdo imperecedero de sus grandes luchas por la soberanía, y atesora dentro de sus páginas los más nobles sentimientos hacia una organización libre y soberana, aunados en los principios de México y Chiapas.

Hasta el año de 1948 Comitán era una ciudad llena de tradiciones, con costumbres religiosas arraigadas, tranquila por las noches. Casi toda la gente se conocía y se visitaba; todos se ayudaban en sus mutuas penas y alegrías, y se puede decir que la población era como una gran familia que gozaba con sus fiestas de cumpleaños, bodas y bautizos; con sus ferias y paseos de campo los domingos; con las vacaciones en las fincas y ranchitos o las temporadas al llegar las cosechas, las tapiscas, las moliendas o las hierras, tiempo de marcar los animales, tan llenas de alegría.

Las calles estaban empedradas y los techos con teja de barro cubrían con sus soleras hasta media banqueta. Éstas se pavimentaban con lajas lustrosas o piedras de río, en forma de bolas. En cada orilla crecía el zacatito, formando bandas de verdor que se mandaban a quitar cada año. Otras calles eran de pura tierra, en las orillas de la ciudad, donde estaban las casas de la gente humilde, todas rodeadas por sus huertos frutales y con flores por doquier.

Por las calles transitaban mulas, caballos y burros cargando carbón, leña, cal, tablas, tejamanil, todo traído e las rancherías vecinas para su venta.

En ese año de 1948 llegaron las compañías constructoras de caminos El Águila, y La Azteca. Venían a construir la carretera, el extremo sur de un camino que debía atravesar México de una frontera a la otra; una carretera, la Panamericana, que algún día llegaría desde alaska hasta la Tierra del Fuego. El cambio fue notorio. Llegó el progreso y llegaron con él nuevas costumbres. Se hizo ya fácil el traslado de materiales y mercancías. En ese mismo año don Rubén Morales Trujillo puso la primera gasolinera, al borde de la carretera.

Los muebles de baño, como los escusados de tipo inglés y los lavabos, suplieron la letrina con hoyos y el aguamanil de fierro o madera, con su vasija y jarra de peltre o porcelana; después llegaron los refrigeradores y las estufas dejaron atrás los fogones de leña o de hornillas; materiales de construcción como la varilla, el cemento y los mosaicos y azulejos sustituyeron a los adobes, los ladrillos y las tejas por rejas de fierro. Poco a poco el tipo de construcción fue cambiando, las casas crecieron a dos, tres, cuatro pisos, con muebles modernos. Se cambiaron las camas de latón o de madera por un box spring, el confidente y las mecedoras de junco fueron desplazados por pullmans, los roperos de luna hicieron sitio a los clósets.

Para fines de 1950 ya estaba terminada la carretera hasta El Ocotal, hoy Ciudad Cuauhtémoc, en la frontera con Guatemala, aun que el tramo hasta San Cristóbal siguió siendo de terracería. El precio de las cosas fue subiendo con la llegada de los camineros, como se les decía. Ya se podía llevar a vender a San Cristóbal y a Tuxtla Gutiérrez, ya se podían traer detergentes, dibras, productos de belleza, telas de plástico.. hasta la forma de exhibir las mercancías cambió.
 


No hay barrio de Comitán que no tenga su propia tradición. El de Santo Domingo está en el centro mismo de la ciudad.

Durante la feria, era costumbre de los indígenas traer sus muletos a bendecir y era costumbre de la gente ir a verlos. Luego de rezar en la iglesia, cargados de velas, compraban un santito que amarraban a la cola de su bestia. la azuzaban para que saliera corriendo por la calle y cuando se quedaba ya quieta y mansa, era señal de que estaba bendita.

LA INDEPENDENCIA

CUNA DE LA INDEPENDENCIA
COMITAN
En 1813, como resolución a una de las peticiones llevadas ante las Cortes de Cádiz por el representante chiapaneco don Mariano Robles, Comitán tomó el título de ciudad, la segunda de la provincia. En consecuencia, en Santa María de Comitán se dio la convivencia del tradicional cabildo indio con autoridades ladinas, situación que persistió hasta febrero de 1821. Otra de las peticiones en Cádiz fue la autonomía provincial respecto de Guatemala, viejo anhelo de los chiapanecos que se agudizó con la llegada de los ecos de la guerra independentista mexicana. En el proceso de búsqueda de esa autonomía tuvo un importante papel la creación, en 1819, de la Sociedad Económica de Amigos del País de Chiapa, una agrupación de notables ciudadanos preocupados por el progreso material y moral de su terruño.

En agosto de 1821 ya habían llegado a Comitán las noticias de la inminente entrada del ejército trigarante a la Ciudad de México. El día 28 de ese mes, en la misa al alba en la iglesia de San Sebastián, el párroco Fray Matías de Córdova convocó a una misa solemne a las 8 de la mañana en Santo Domingo para tratar la cuestión de la independencia de Chiapas. En ella, Fray Matías arengó a los comitecos para que declararan libre de España a su ciudad.

En reunión posterior, llevada a cabo en la sala capitular del convento, los notables del poblado manifestaron su temor de adelantarse a las autoridades guatemaltecas pero, según la leyenda, fueron convencidos por la intervención de Josefina García, quien propuso que los hombres se quedaran a cuidar las casas, mientras las mujeres partían a la frontera. La memorable jornada concluyó en el cabildo con la firma del acta de independencia de Comitán, la primera de la América Central, que fue secundada el 3 de septiembre por Ciudad Real y el 15, por toda la capitanía de Guatemala.

Acta de la Independencia
La provincia de las Chiapas, unida como el resto de América Central al imperio de Iturbide en enero de 1822, quedó, ante la caída del efímero reinado, en una situación política ambigua, lo que condujo a la convocatoria, en abril de 1823, para crear una junta que nombrase delegados que decidieran su destino. En esa junta, el delegado del partido de Los Llanos.

fue Ignacio Ruiz. La junta se erigió como Provisional Gubernativa, pero fue desconocida y disuelta por Vicente Filisola, comandante de las fuerzas mexicanas, en septiembre de 1823, he-cho que produjo un profundo descontento en Comitán y Tuxtla. Los comitecos Ricardo Armendáriz, Francisco de Villatoro, Domingo Ruiz, José Álvarez, Matías Solís, Narciso Gordillo, Claudio León y Jacinto Arguello proclamaron entonces el Plan de Chiapa Libre el 24 de octubre de 1823 declarando que la provincia era libre e independiente de México y que tenía la facultad para decidir su propio destino.

 

Comitán y la Región de los LLanos
Guía para el Viajero, Roberto Ramos Maza

Historia de Comitán

Reseña Historica

Comitán de Domínguez, llamado originalmente “Balún Canán”- que significa “Lugar de las Nueve Estrellas”-, fue fundado por un grupo de indígenas tzeltales y sometido en 1486 por guerreros aztecas, quienes cambiaron el nombre del lugar por el de “Comitlán”, derivado del Náhuatl Komitl-tlan, que significa “Lugar alejado de fiebres” o “Lugar de alfareros”. En 1528, Pedro de Portocarrero conquistó estas tierras; y es hasta 1576 cuando el misionero Diego de Tinoco trasladó el poblado junto con un importante grupo de indígenas tojolabales, a donde actualmente se ubica Comitán. En 1625 se le cambio la denominación a “Santo Domingo de Comitán”, y en 1813 se le concedió el titulo de “Ciudad de Santa Maria de Comitán”. En 1821. Fray Matías de Córdova proclamó en esta ciudad, la Independencia de Chiapas; y después de cuatro años, Comitán se anexó a la Federación Mexicana por voluntad propia. Posteriormente, se le agregó la terminación “de Domínguez”, en honor del prócer de la libre expresión, Doctor Belisario Domínguez Palencia.

En la época moderna, a partir de la introducción de la Carretera Panamericana en los años ’50, Comitán inicia un proceso de crecimiento acelerado, convirtiéndose en la ciudad más importante de la Región Fronteriza de Chiapas y en la cuarta más importante del Estado. Su población, calculada en 25,000 habitantes a mediados de los años ’60, se duplico en los ’80, y vuelve a duplicarse a fines del siglo XX. Actualmente, se calcula en más de 125,000 habitantes. Por su parte, la cabecera municipal es centro de servicios de comercio, de salud, de educación, de finanzas y de muchas otras actividades profesionales de una región que se aproxima a los 400,000 habitantes.

Comitan foto antigua

Historia de Comitán

Balún Canán surgió como un pueblo maya-quiché probablemente en los albores del siglo VII, quizá allá por el año 600 a 650 de nuestra era. Tuvo por lugar de asentamiento, según se dice, una región baja que se halla al oriente de la actual población en el lugar denominado La Ciénega colindante con el Río Grande. Según se cree, primeramente la población se llamó Chonab que en chañabal significa «mercado» y Balún Canán, «población en alto lejos de las fiebres», nombre que ostentó después cuando cambio de lugar, ya que el primitivo seguramente no era sano. La mayoría de los autores traducen Balún Canán como nueve luceros o nueve guardianes, de ahí la expresión de Ciudad de las nueve estrellas.

Más o menos en 1116 o quizá más tarde, en 1482 a la llegada de los aztecas, Balún Canán no sólo perdió la libertad sino el nombre y pasó a llamarse Comitlán. La pérdida de la «l» se efectuó ya en época posterior. Es está la población que fue dada a enconmienda a Diego de Olguín. Don Marcos E. Becerra dice que Comitlán significa: donde abundan las fiebres del nahoa, komik, fiebre y tlán desinencia abundancial. La mayoría de los autores incluso Orozco y Berra, han traducido Comitlán como «lugar de ollas o lugar de alfareros» de komitl, olla.

En Chiapas y sus epopeyas libertarias, su autor nos dice que por deducciones más o menos aproximadas la fundación de Comitlán como poblado de estilo castellano, acaeció por los años de 1535-1536, y el agua que no pudo descubrirse sino al cabo de algún tiempo. Se ha formado una leyenda a este respecto y cuenta que el sitio apropiado para la nueva población lo descubrieron al encontrar un león (puma americano) que tomaba agua en una fuente. La tradición conservó este suceso y tiempo después se erigió sobre la fuente un monumento en cuyo centro, en lo alto, se erguía un león, lugar que llegó a ser el centro de la plazoleta del barrio de La Pila.

Después de la conquista española en 1528, Comitlán fue catalogado por la corona española como un pueblo de indios, por tal motivo los propios españoles no podían vivir en el, siendo la única población apropiada para ellos la fundada por Diego de Mazariégos, la actual San Cristóbal de las Casas. Es a partir del año de 1658, cuando los primeros españoles cambian su lugar de residencia por la ciudad de Comitán. Era tal la importancia y los beneficios que recibia España de la Villa de Santa María de Comitán, que las Cortes de Cádíz, el día 29 de octubre de 1813, le conceden el título de ciudad y con ello la categoría de pueblo de indios desaparece.

Cabe el honor a Chiapas y principalmente al pueblo de Comitán, donde se hace la mayor parte de la historia de nuestro estado, que encabezados por un fraile se inician los trámites y el movimiento independentista de Chiapas y Centroamérica, el 28 de agosto de 1821.

Ya en época colonial, por decreto de las Cortes de Cádiz, expedido con fecha 25 de octubre de 1813, Comitán, deja la categoría de pueblo y tomó el título de ciudad de Santa María de Comitán, y luego Comitán de las flores y desde 1934Comitán de Domínguez en memoria del ilustre mártir de la palabra libre, el máximo héroe civil de México, el doctor Belisario Domínguez Palencia hijo preclaro de esta hermosa ciudad que es un idílico rincón del maravilloso estado de Chiapas.

 

Bibliográfia:
ROMÁN DE BECERRIL, Leticia. ARTE Y ARTISTAS. Música, teatro y poesía. Historia de la marimba. México, D.F.: Ediciones Gérnika, 1996. ISBN: 970-637-036-6.
ZEA CHÁVEZ, Omar. La arquitectura tradicional de la ciudad de Comitán de Domínguez, Chiapas. Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, 2009.